Sonrío cuando cierra la puerta, termino de guardar la última foto de la carrera de ayer y cumplo mi palabra: voy a la cocina y le preparo un bol de cereales (echando siempre los cereales primero) como el que me estaba comiendo yo. Bueno, un poco más lleno, porque el kamikaze come muchísimo. Y no miente, porque aunque tardo muy poco en volver a su habitación (sin encontrarme a nadie por el camino, afortunadamente), él tarda solo unos minutos más en salir de la ducha. Lo hace con la toalla enrollada en la cintura y el pelo empapado, pero parece darle igual estar chorreando, porque coge el bol de cereales y se pone a zampar como si no hubiese un mañana.

—Kamikaze, ¿te has duchado o te has echado agua por encima?

Duga fomfleta —masculla con la boca llena hasta los topes de cereales.

—No te ha dado tiempo a enjabonarte.

—Vaya si me ha dado tiempo —responde con una sonrisa (la de chulo, sí), antes de llevarse otra cucharada a la boca.

—Otras veces has tardado más. Mucho más.

—Porque tenía un problemita que solucionar —dice alzando las cejas, y yo me río.

—¿Hoy no?

—Hoy no he tenido a un rinoceronte con ganas de guerra pegado a mi pene.

—Vaya.

—Sí, vaya... ¿Vas a solucionarlo? —Deja el bol en la mesa justo a mi lado y, cuando lo miro de reojo, compruebo que ya se lo ha zampado casi entero. Tampoco puedo observarlo mucho, porque gira mi silla y apoya sus manos en los reposabrazos para acercarse a mí. Las gotas de su pelo caen sobre mis piernas, pero me afecta más su mirada de deseo, que se clava en mis ojos con insistencia.

—¿No decías que hoy no tenías el problema? No tengo que solucionar nada.

—En realidad sí, porque... me gusta meterme en líos, ¿sabes? Sobre todo contigo.

—¿Sobre todo conmigo?

—Ajá... —Sonríe y, cuando veo que se acerca más, ni siquiera me lo pienso a la hora de cerrar los ojos para darle vía libre y que me bese. No tardo en sentir sus labios sobre los míos, suaves, calientes y... breves. Supongo que también me he acostumbrado a que simplemente quiera unir nuestros labios en vez de comerme la boca cada vez que se acerca—. ¿Nos liamos un rato? Si no, no van a ser buenos días.

—Te dejo elegir: ¿desfile con la ropa que me compré ayer o liarnos? Escoge bien, kamikaze, no como anoche.

—¿Entonces debería decir liarnos? —pregunta, alejándose un poco de mi cara para observarme mejor.

—Lo que más te apetezca.

—Pues a ver... Si digo liarnos no fallo, pero... quiero verte haciendo de modelo.

—Eliges fatal, ¿lo sabes?

—A ti te elegí estupendamente —responde, y me da otro pico antes de separarse del todo—. Así que me la juego: desfile de mi modelo favorita.

—Luego no te piques si no consigues lo que quieres, eh.

—Lo voy a conseguir, estoy segurísimo.

—¿Por qué? —pregunto, y me levanto de la silla para coger las bolsas e ir hasta el baño. Aunque me quedo mirándole un rato antes de hacer eso.

—Porque tienes que ser sincera conmigo y ayer me confesaste que querías.

—Follar, que no liarnos.

—¿Acaso es diferente en nuestro caso?

—No mucho —respondo con una sonrisa—. Voy a cambiarme. ¿Seguro de tu decisión?

Outlawed - jjk, knjWhere stories live. Discover now