Capítulo 36✔️

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Narrador Drag Müller

Sabotaje.

Esa maldita palabra es lo que resume lo que hay ante mis ojos.

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Narrador omnisciente

Horas antes

En el puerto de la Bahía de Nakhodka, el barco que contenía la droga que debía ser procesada en Italia, fue abruptamente incautado por la DEA y los equipos de seguridad competentes en Rusia. Pese a que se interrogaron a todos los trabajadores que se hallaban allí, ninguno dijo a quién le pertenecía dicha embarcación.

Si algo caracterizaba a los hombres del Diablo, era que preferirían cortarse un brazo antes que delatarle, pues sabían que al hacerlo tanto ellos como los suyos estarían muertos. El Diablo del Narcotráfico conseguía a éstas personas con una facilidad envidiable, él sabía qué las personas más leales son aquellas que nunca han tenido nada más que miseria.

El ideal de Drag, es mantener económicamente a los familiares de sus trabajadores, para qué así ellos se sientan en deuda con él. Así que, para cuando ocurrieran problemas como éste, los trabajadores preferían mantenerse callados y no delatar a nadie, ya que, mientras ellos callados estaban, sus familias estarían sin ningún tipo de problema económico.

Sin embargo, si alguno de ellos hablaba de más, tanto el soplón como su familia serían exterminados de la manera más espantosa posible, dejando un precedente a cualquiera que quisiera traicionarle.

El Diablo, estaba consciente de que éste problema tenía un sólo causante, El Fantasma. Drag estaba seguro de que él, arremetería con su mercancía, por eso colocó en el buque la menor cantidad y de la peor calidad de coca que tenía en su poder. Para que cuando las autoridades registrarán y dañarán todo, las consecuencias fueran las más mínimas posibles.

Sin embargo, eso no quería decir que el líder de la Mafia Alemana no estuviera molesto. Él previa un ataque pronto, pero no esperaba que fuera tan rápido. Cuando llega al lugar de los hechos se encuentra que las autoridades están sacando su mercancía y la llevan de un lado a otro sin ningún inconveniente.

Por tener el rango que poseía no había ningún tipo de sospecha de que él y su equipo de seguridad estuvieran allí.

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Narrador Drag Müller

Actualidad


— Perro, quiero que vigiles a todos los hombres que se llevaron, no quiero cabos sueltos— El Perro asiente.

El carro marchaba de regreso a mi hogar. Necesitaba descargar mi furia y mi impotencia. Aún siguen en mí las palabras de mi Roja dichas esta mañana "Soy la única qué se te ha resistido". Y maldita sea que sí.

Ésa mujer es realmente exasperante, pero de que la tendré la tendré.

Toda espera valdrá la pena, en el momento en que la haga mía y pida sin piedad que no la deje ir.

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Narrador omnisciente

En San Petersburgo, específicamente en una fábrica aparentemente abandonada; se encontraba una de las procesadoras pertenecientes al Rey de la Mafia.

Todo indicaba que ésa mañana sería como cualquier otra: ingresar la droga en su estado original, procesarla, empaquetarla y distribuirla. Sin embargo, eso no ocurrió.

A eso de las seis y media de la mañana, cuando ya los trabajadores iban a iniciar su jornada laboral; explota de manera sincronizada toda la fábrica, sin dejar rastro de que existió una construcción allí antes. Debido al suceso se notificó al Rey, el cual acudió de inmediato con su segundo al mando, Lincoln.

— ¿Qué fue lo qué ocurrió?— preguntó Dimitri a uno de los trabajadores, al parecer el encargado.

— Mi señor, todos nosotros nos disponíamos a empezar a trabajar, pero un sonido extraño nos alertó de que algo estaba ocurriendo. Unos de los jóvenes de mantenimiento, fue a revisar y regresó corriendo diciendo que habían rodeado el cuarto de controles con puros explosivos. Sin más di la orden de evacuar a todo el personal. Segundos después de la evacuación, la explosión dio lugar.

— ¿Algún muerto?— el encargado niega— ¿Heridos?— ahora el encargado afirma— ¿Cuántos?

— Aproximadamente cuarenta y ocho personas.

— ¿Alguno de gravedad?

— Sólo doce personas. Las cuales fueron enviadas al centro médico más cercano.

— Bien. Quiero que les envíen un bono a las familias de cada herido, en especial a los más graves. A los de gravedad, informales que obtendrán el mejor tratamiento médico posible, y que su sueldo seguirá intacto.

— Como ordene señor. ¿Algo más?

— ¿Los policías han aparecido?— niega nuevamente el hombre.

— Yo hablé con el encargado de la comandancia, ya está todo arreglado— dice Lincoln, su Alfa.

— ¿Qué dijeron los bomberos?

— Diagnosticaron que fue una falla en una de las máquinas principales.

— Perfecto. Puedes retirarte.

— Señor, ¿quién creé qué fue?— dice Lincoln.

— Obviamente fue El Fantasma, apoyado por la Junta. Jamás ése bastardo se atrevería a atacar sólo. Y apuesto lo que sea, que también le sabotearon al Diablo.

— Entonces, eso significa un ataque de frente.

— Exacto. Y como en toda guerra, vamos a pelear... Te necesito para que organices con un grupo de confianza elegido por mí, el contraataque. Ya hemos esperado mucho. Es hora de que recuerden quién es su Rey.

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Narrador El Fantasma

Reviso cada documento que me ayude a consumar mi venganza, cuando tocan la puerta.

— Adelante.

Entran mis tres fieles lacayos Luca, Steve y Fabriccio.

— Díganme qué me tienen buenas noticias.

— El cargamento que el Diablo enviaría al Demonio Italiano, ha sido completamente incautado— dice complacido, Steve.

— El lugar de procesamiento del Rey, ha sido destruido ocasionando muchas pérdidas— dice contento, Fabriccio.

— Nuestro informante, nos asegura que ambos sujetos están planeando un ataque, que en cuanto sepa algo más nos lo informará— dice Luca, con un tono lúgubre.

— Perfecto. Todo va saliendo de acuerdo al plan. ¿Y la Junta?— pregunto curioso, aunque ya sé la respuesta.

— A ellos sólo les interesa acabar con esas dos sabandijas. No les importa que seas precisamente tú el verdugo de ambos— dice sonriendo Luca.

— Plagas, escorias del mundo... Y así planean obtener el respeto de los demás. Esperando que otro haga su trabajo sucio. Cuando destroce a esos dos, y obtenga mi premio, acabaré con cada uno de ellos, antes de que la Junta, intente hacer algo más en mi contra.

— ¿Por qué? No lo entiendo señor— dice Steve.

— Eliminar a la competencia, a eso se llama estrategia. Así cómo planearon acabar con el Rey y con el Diablo, fácilmente lo harán conmigo cuando se den cuenta de mis intenciones.

— Atacar antes de que te ataquen— dice Fabriccio.

— Correcto. Ahora, largo. Tengo muchas cosas que planear.

Después de tantos años, ahora sólo faltan días.

Tic toc

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Falta poco mi amor

Ángel De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora