Capítulo 26✔️

66 13 1
                                    

Narrador Samantha Romanoff

Recuerdos, miles de emociones surcaban mi mente mientras me encontraba en la inconsciencia.

Dos años y nueve meses atrás

Busco mis libros en mi casillero, mientras que fastidio a Ángel con preguntas incómodas.

— A ver Ángel— digo mirándole a los ojos— Dime honestamente, ¿qué onda con Saimon?

— ¿Saimon?— pregunta haciéndose el pendejo— ¿Qué tiene que ver Saimon en mi vida?

— ¿Cómo que qué? Pues él no es el chamo que te gus...

— ¡Cállate!— dice poniéndome su mano en mi boca para evitar que diga algo.

Sin embargo, lamo completamente su mano, cosa que le asqueo y enseguida me suelta.

— Ni falta hace que me respondas, ya lo vi en tus ojos, ese brillito que tienes en tus ojos cuando lo ves es muy cursi.

Sé que me iba a responder, y ni idea si lo hizo, pues dejé de prestarle atención cuando de repente aparece en cámara lenta caminando el chico más deseado en el Instituto Gray Falls, Edward Langell.

Es el ser más perfecto que puede existir, alto, ojos grises mezclados con un azul tan hipnóticos, cabello castaño con mechones negros, cuerpo bien definido, porte y elegancia, en resumen el candidato perfecto para ser el padre de tus hijos.

Okey, creo que estoy exagerando

Mentira, él es simplemente perfecto

Nunca te ha mirado

Iba a seguir discutiendo mentalmente con mi conciencia, pero una mirada bastó para callarme. Edward pasó lentamente a mi lado, su olor era afrodisíaco, me miró, me sonrió y al mismo tiempo me guiño el ojo. Juro por todos los dioses del Olimpo que casi me desmayo. Segundos después volví mi vista y ahí estaba Ángel mirándome, como diciéndome "ya te caché".

Dos años y ocho meses atrás

Un simple mes ha pasado desde que Edward me miró por primera vez, después de eso nuestros encuentros eran cada vez más seguidos. Y todo gracias a mis constantes acosos, puesto que al saber cuál era su horario podría conseguirlo "casualmente".

Ángel siempre me decía que en vez de un enamoramiento infantil más bien tenía una loca y enfermiza obsesión, y no lo niego.

Mientras espero que llegue el profesor de Artes Escénicas, una materia optativa. Un chico que sabrá Dios de donde salió, me entrega un sobre rosa diciéndome únicamente que alguien me lo envía. Dudando abro el sobre y me encuentro con una caligrafía impecable y hermosa:

Ve a tu casillero.

La petición era completamente ilógica. Sabía que la nota no fue enviada por Ángel, así que la pregunta era ¿quién coño me enviaría algo así?

Por tanto como niña curiosa me dirijo a mi casillero. El pasillo estaba completa y absolutamente vacío, por un instante pensé que sería la tan esperada venganza de Natasha, mi adorada némesis, la cual aún no me perdonaba por pintarle el cabello de verde chillón.

Tenía que tener cuidado, si venía de su parte cualquier cosa podría suceder, sin embargo, al abrir mi casillero me encuentro con una caja algo grande. Veo a todos lados asegurándome de que no exista ningún espectador de algún posible momento vergonzoso.

Ángel De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora