Capítulo 12 ✔️

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Narrador Drag Müller

Después de dejar a mi Roja en el dichoso instituto, nos dirigimos al Comando en donde planifico y ejecuto operaciones para liberar a Alemania y Rusia del narcotráfico, obviamente ésto es sólo un camuflaje.

¿Quién se imaginaria qué el respetado Drag Müller, aquel que desempeña semejante cargo, es el mismísimo Diablo?

Pese a mi corta edad de veintitrés años, me he hecho un nombre y una reputación en la cual las personas de los mundos en el que me manejo me saben respetar y temer. Desde niño he estado internado en institutos militares, por lo que me desenvuelvo en éste mundo como pez en el agua. Sin embargo, hay una que otra alimaña que se esmera en amargarme la existencia, como:

El Fantasma, un bastardo que se sabe cómo esconderse sin dejar huellas. Los hermanos Corvinus, unos maníacos irlandeses, que saben cómo dañar mis entregas. Y el Árabe, un mocoso con aires de adulto en un mundo de muerte.

El día de hoy no marcha como lo he planeado. Primero Samantha, me deja con un enorme dolor de huevos, debido a su acercamiento tan sensual que tuvimos al despedirnos. Segundo por culpa de los idiotas que no saben manejar, se produjo un accidente de tránsito y por ende llegue tarde a una reunión, y no es que me interesara mucho, sólo eran formalismos. Pero tengo una reputación que cuidar. Y tercero, la señorita Romanoff, no aparece, nadie sabe de ella, incluso le pregunté a sus compañeros y sus profesores.

Cansado, obstinado y excitado por esa niñita malcriada, decido llamarla. Tarda en contestar y cuando por fin se digna a hacerlo tiene las bolas de molestarse conmigo. Eso me molesto y excitó por parte iguales. Nunca una mujer se había comportado así conmigo. He tenido la dicha de escoger que mujer calienta mi cama, pero siento que con ella va a ser completamente distinto.

Ella no necesita de dinero, porque ella lo posee. No necesita de joyas, porque si quiere se las compra. No necesita de viajes, porque si lo desea puede viajar por el mundo. Conquistar a esta niña, va a ser muy difícil. Pero como me considero un hombre obstinado y terco, la voy a obtener cueste lo que cueste. Dejo de pensar en el futuro, cuando veo que aparece acompañada de un muchacho, otro niño mimado.

Pero lo que causa mi enojo no es verla acompañarla, no. Lo que me molesta es como ella le habla, le sonríe y se despide. Al verlos me entra unas ganas de sacar mi arma y meterle un tiro en la cabeza para que le quite las manos a mi mujer.

— Drag— me advierte Damián— Hay mucha gente viéndote. No hagas nada estúpido.

—¿Estúpido? ¿Por qué no me agrada que ese idiota la toque?— gruño furioso.

— Calma. Si quieres investigo sobre ese niñato.

— Ok.

Más le vale a ese imbécil que no quiera nada con mi Roja. Porque a mí no me tiembla el pulso a la hora de apretar el gatillo.

Ángel De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora