El costo del tiempo perdido

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Adrien.

Aún no podía creer que Marinette estuviese frente a mi, viva e ilesa después del terrible ataque que había sufrido.
Por mas que trataba de encontrarle lógica a esto, seguía sin hallarle la explicación pero, decidí creer que ella en verdad tenía un don especial.

La abracé con fuerza aunque con cierto cuidado de no romperla y al oler su aroma comprobé que era ella en verdad.

- Tengo mucha hambre necesito comer.

Dijo susurrando y yo asentí poniendome de  pie frente a ella

- ¡Claro inmediatamente te preparé algo!

- ¿Disculpa?

- Prepararé algo... para que comas...
Porque... tienes hambre.

Ella me miró perpleja y después esquivó mi mirada.

- ¿me escuchaste decir que tengo hambre?

- Si... pero no entiendo porque siempre que susurras actuas así como... sorprendida.

- Es porque yo no susurro, yo... solo lo pienso y de alguna manera tú lo escuchas.

-...
...
¿Cómo es eso posible?

- Quiza porque yo bebí de tu sangre y tú de la mia y ahora tenemos un vinculo especial que te permite entrar en mis pensamientos y memorias al igual que yo puedo entrar a las tuyas.

-...
...
Ooooook.
Me apresurare con la comida entonces.
Tú recuestate y... duerme un poco.

Lo que Marinette acababa de decir era completamente absurdo así que pensé que quiza deliraba por la terrible experiencia vivida..., todas ellas, por lo que me concentré en hacer algo digno con mis limitados recursos.

Saqué del refrigerador un pollo, verduras y especias y me propuse hacer la receta especial de mi madre.
Su sopa de pollo especial para alimentar y curar.

" si alguien la merece es Marinette "

Cerré la puerta de la nevera y Marinette estaba detrás de mi mirando alrededor desconcertada o, quiza estaba incomoda y contenía a ratos la respiración mientras tocaba el respaldo de una silla con sus dedos.

"Es de esperarse, mi precario apartamento no sé compara en absoluto con su preciosa casa y ... seguro ya lo  notó"

- ¿Que pasa Marinette?

- Me acabó de dar cuenta que estoy en tú departamento.

- Am... si, disculpa el desorden,  no esperaba a nadie y está algo sucio después de lo de hoy.

- lo raro es que no estoy retorciendome en agonía por tocar tus muebles.

"Bueno, tampoco es para tanto"

- oh..., ¿eres alergica al polvo o la madera de pino?

- No, mas bien no puedo estar en un espacio privado  si el dieño no me permite entrar.

-ah,
Pero si te di permiso  de entrar.
Recordé esa creencia tuya  y antes de cruzar la puerta coontigo te invité a entrar.

- ¿En verdad?

- Si.

Ella sonrió y tomó algunos de los ingredientes que tenía entré mis brazos y los llevó a lavar mientras yo ponía a calentar el agua.

- ¿Que haras de comer?

Preguntó sin quitar la vista de los vegetales

- Solo te diré que es una receta especial que me hacía mi madre, ella la llama...

BLOODY MARINETTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora