25. Artículos en la prensa de corazón

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Rayan mantuvo su mirada sobre ella unos segundos más. Le dió la vuelta a la mesa y de su maletín sacó un paquete de folios con algo escrito en ellos.

—Es usted lo suficientemente inteligente, como para saber de qué en caso de que me ausentara, no se debería a esa desfachatez —empezó a entregar folios a los de delante, y estos a pasarlos hacia atrás—. Por lo que su comentario, no era más que con la intención de molestar a su compañera. Algo realmente penoso, déjame decirte.

Yeleen se sentó y no dijo nada más en la próxima media hora, en la que Rayan se limitó a hablarnos sobre Dante y alguna de sus obras. Pero algo lo distraía.

Su mirada se mantenía fija en alguien de la fila de delante, y trazando una línea recta desde su mirada hasta dónde está se posaba, parece que se trata de Melody.

¿Qué mierda está mal con la gente hoy?

Me gustaría negarlo, pero siento esa opresión en el pecho y esa rabia aparentemente innecesaria. Pero como todo el mundo, me sentí celosa otras veces, y esta es la misma sensación.

¿Qué tiene hoy ella que hace que Rayan no aparte su mirada de ella?

¡Fue conmigo con quien fuiate al cine! ¡Mírame a mí!

Transcurrieron otros cinco minutos, y cuando se encaminó a pasas rápidos hacia la mesa de delante mi corazón parecía estar a punto de explicar.

Apoyó ambos brazos sobre la mesa, justo en frente de dos chicas que no habían parado de hablar desde que comenzó la clase. Rayan se inclinó, y ellas se sonrojaron ante su cercanía.

—Me gustaría saber, que es eso que acapara la atención de mis alumnas, más que mi maravillosa clase sobre Dante —alza sus cejas, y en un movimiento rápido le arrebata lo que parece ser una revista de prensa rosa.

Ellas intercambian un par de miradas y posan su mirada sobre mi.

—Oh no...

Yo miro a Chani confundida. Al parecer ella ya leyó esa revista, algo que me sorprende. No pega nada con su estilo.

Se agacha, y de su bolso negro con tachuelas saca la misma revista, y con toda rapidez busca una página. Desliza la revista sobre la mesa hasta situarla frente mis ojos.

¿Qué mierda es esto? He pegado un pequeño salto en la silla.

Oh no, oh no, oh no...

Casi al final de la revista, había una noticia que abarcaba toda una página con dos imágenes, con el título de “Presse People”. En la primera imagen, se puede apreciar a Castiel y a mí a las puertas de su edificio. Él me miraba mientras parecía estar atento a lo que decía con una sonrisa en la cara. En la segunda, el sujetaba la puerta para que pasara primero, sujetándome por la zona baja de la espalda para que entrara.

Eso fue a noche, cuando fui a por el bolso de Amber. ¿Es que no tienen otra cosa mejor que hacer?

No me da tiempo a leer el artículo, cuando la voz de Rayan suenan por todo el auditorio, quien sin detenerse a mirar las fotografías, empezó a leer.

—¡Alerta! ¡El cantante de Crowstorm parece haber encontrado el amor! —lee, como si estuviera en la televisión dando las noticias de última hora—. El famoso grupo de rock que debutó en nuestra ciudad, y que comienza a experimentar fama mundial, protagoniza de nuevo un artículo que no deja indiferente a nadie. Ayer, se organizó una reunión de trabajo para celebrar que su nuevo videoclip llegó a las seis millones de reproducciones en un tiempo récord.

¿Realmente es tan famoso? Bueno, teniendo en cuenta el sitio donde vive, no me debería sorprender. ¡Si hasta me dejó escoger entre tres motos para llevarme a la universidad!

—Sin embargo, el líder del grupo se ha retirado antes que el resto de miembros... ¡Y no estaba solo! —humedece sus labios. Rayan parece realmente entretenido con la noticia—. Una joven desconocida, con la que no ha parado de reír le ha acompañado hasta su piso en el centro de la ciudad, para acabar la velada... ¡En pareja! ¡Este artículo decepcionará a muchas chicas! Queda por saber si se trató de una mera aventura... O si nos prometen una gran historia de amor. El tiempo nos lo dirá.

Finalmente, sus ojos se posaron sobre las imágenes. Sus ojos se abrieron, y apesar del moreno de su piel pareció palidecer. Su mirada y la mía se encontraron y en sus solo vi dolor y confusión.

Dichosos periodistas. Lo transgiversaron todo. Apenas y estuvimos diez minutos arriba, y enseguida salimos. Ese artículo da a entender que pasamos allí toda la noche...

Me gustaría hablar con él, explicarle lo que realmente sucedió, porque a pesar de que no somos nada, tengo esa necesidad.

—Bueno, podía estar mejor, aunque sin duda no es ni la mitad de interesante que mi clase —y sin más preámbulos, tiró la revista a la papelera, sin apartar su mirada de la mía.

Se sintió, como si hubiera tirado ese algo que hay entre nosotros, a la papelera.

Rayan [en pausa] Where stories live. Discover now