El corazón de Sherlock Holmes

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Tu brillo es como un espejo y no puedo evitar que te reflejes en mi corazón

-Se ve que es un caso prometedor- mencionó Clara al entrar a la sala

-Lo es- respondió Sherlock mientras seguía midiendo las distancias entre un cadáver y otro

La sala se había convertido en una escena del crimen.
Hace un par de días habían sido asesinadas dos mujeres. La primera, Nora, había sido estrangulada utilizando ambas manos y metida a la chimenea con la cabeza hacia abajo. En el suelo había grandes cantidades de cabellos que habían sido arrancados de raíz del cuerpo de la segunda víctima, Victoria, que había sido encontrado casi con la cabeza separada del cuerpo. Toda esa combinación de horror y brutalidad hicieron que Lestrade acudiera a Baker Street por consejo y que Sherlock quedará fascinado en segundos.

-Dime que lo notas, verdad- preguntó Sherlock

-Te refieres a que deberán arrestar al doctor Fischer- respondió Clara

-Exacto- mencionó él feliz

-Por querer convertirse en un mono- completó ella

Sherlock volvió a sonreír y la miró esperando una explicación.

-El detalle esta en el cadáver de Nora, nadie que sea humano podría meter un cadáver en aquella posición y mucho menos en un lugar como es el tubo de una chimenea, es demasiado estrecho. Además, los cortes infligidos a la madre, asumen un estado de frenesí que tampoco es humano, bueno, al menos no del todo. Por lo que, los fatídicos experimentos del doctor Fischer con monos, van a acabarse- dijo Clara tranquila

Sherlock asintió emocionado, muchas veces sentía que hablar con Clara era como hablar consigo mismo, aunque mucho más gratificante.

Si alguna vez te sientes sola, sabes que estoy siempre paralelo al otro lado

-Sherlock, dónde estás- repetía Clara, mientras estaba encerrada en aquel desván, ya que el doctor Fischer había vuelto a inyectarse esa sustancia. De inmediato comenzó su transformación, sus extremidades se volvieron más fuertes y su cuerpo se llenó de un pelaje marrón oscuro, luego sus facciones se deformaron un poco, volviéndose una criatura horrenda.

Unos gruñidos hicieron que Clara se abrazará más a sí misma, después el doctor Fischer olisqueo el ambiente, percibiendo una suave fragancia que lo llevó a seguir el rastro en el suelo, por lo que desesperado golpeó aquel piso de madera antigua y que podía desprenderse muy fácil. Clara dejo que las lágrimas desesperación salieran libres por sus ojos y se mordió los labios hasta hacerlos sangrar.

Los golpes se oían mucho más cerca, Clara sabía que iba a morir. Pero de momento se escuchó el ruido de una lucha frenética. Era Sherlock que con toda la valentía del mundo se lanzó sobre esa criatura y ambos comenzaron a forcejear.

Clara por su parte quitó algunas maderas del suelo y al ver lo que sucedía, buscó como ayudar a Sherlock. Pero no había nada que la ayudará, así que opto por una idea temeraria. Salió por completo de su escondite y corrió como si la vida se le fuera en ello. Aquel monstruo no dudó en seguirla.

-No vuelvas a hacer ideas estúpidas- regaño Sherlock, una vez que él neutralizo a aquel monstruo con las cortinas de la casa.

-Aprendo del mejor- espetó Clara, luego le dedico una mirada y mencionó más tranquila, -sabía que llegarías, porque siempre estás ahí, junto a mí

Porque tu mano con la mía hace que no haya ningún lugar al que no podamos ir, estás aquí para guiarme

-Quisiera ver la parte frontal de los dormitorios- pidió Sherlock mientras admiraba toda la casa, Clara también iba observando cada rincón.

Los Holmes, un Watson y una HudsonWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu