XVI

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Mansión Hargrevees
1963

Llegamos a la mansión, unas horas más tarde en la madrugada.

Uno a uno fuimos bajando del auto sin dirigirnos la palabra o siquiera la mirada.

Me teletransporté llegando a la entrada de la academia, directo a mi habitación y me senté en mi cama.

Aún asimilando lo que había sucedido hace apenas un momento.

Estuvo frente a mi, el estaba frente a mi y me miró...

Mi hermano también estaba allí y estaba bien, entonces los demás también deberían de estar aquí.

— ¿Cero? — Máxime abrió la puerta al momento en el que me llamó.

Yo apagué la luz con un chasquido y me metí a las cobijas de mi cama, simulando estar dormida.

Escuche cómo Maxime entro a gatas, intentando no hacer ruido para no despertarme.

Se fue a su cama y tras unos instantes escuché como su respiración iba siendo más y mas lenta hasta que estaba dormida.

Me levanté y le di un vistazo para ver si de verdad dormía.

Entonces tomé mi abrigo del armario y me teletransporté a unas calles de la academia.

— ¿Dónde están? — mis manos empezaban a brillar de un color púrpura, cerré los ojos y me concentré en la energía de Cinco y Diego.

Empecé a buscar su rastro mientras avanzaba por las mojadas calles, gracias a la lluvia que había caído en la tarde.  Buscando por toda la ciudad sorprendentemente no solo encontré los ellos, si no a Klaus,Vanya,Luther y Allison.

— No puedo creerlo — hablé para mí misma.

Empecé a sentir mas fuerte el rastro de Diego y Cinco, decidí acortar el camino así que empecé a volar entre los edificios.

No me preocupaba mucho usar mis poderes pues era muy tarde y nadie me vería a estás horas.

Paré frente a un edificio o una tienda, no podía decir con seguridad que era por a la oscuridad.

Solo sabía que ellos estaban adentro.

Me teletransporté y me volví invisible en caso de que hubiera alguien despierto o algún peligro.

Había lo que parecían, varias cajas apiladas en el edificio, junto otros artefactos que no lograba identificar, pues la oscuridad y la poca luz que entraba hacia que las siluetas jugaran con mi mente.

Me teletransporté a la planta alta al escuchar unos ronquidos, levanté un dedo y una pequeña flama cubrió todo mi dedo, dándome una mejor visión del panorama, pero no lo suficientemente brillante para que notaran mi presencia.

Una sonrisa se dibujo en mis labios al ver a Cinco, dormido en un sillón, tenia las manos cruzadas y estaba sentado recargando su cabeza en su hombro se veía incomodo pero seguro estaba exhausto después del día de hoy y lo que fuera que hizo durante su estadía aquí.

Me acerqué un poco, una distancia considerable entre el y yo.

 Apagué la flama que tenía en mi dedo, moví las manos lentamente haciendo que Cinco se moviera, lo recosté en el sillón y luego acerqué una manta que estaba cerca para arroparlo.

El diario de Cero.H Vol. 2Where stories live. Discover now