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Lia se encontraba parada fuera de su casa, no sabía si llevaba media hora o apenas dos minutos plantada en ese lugar ¿por qué me cuesta tanto? se preguntó, estaba totalmente frustrada por sus niveles de cobardía cuando se trataba de hablar con su madre.

Luego de darse el ánimo suficiente entró a la enorme casa, había decidido usar sus llaves para que así ninguna empleada anunciara su arribo, sentía que era innecesario el exceso de atención sobre todo porque una parte de ella deseaba no encontrarse con nadie y poder pasar desapercibida.

—Pensé que ya no te vería. —Lia cerró los ojos, quizá aquello le permitiría irse a un mundo en el que su madre no estuviera ahí parada frente a ella. Decidió abrir sus ojos, pensando que quizá Minah podría estar ocupada leyendo alguna revista de modas o firmando papeles que le harían no prestar toda su atención a su hija. Al abrirlos se encontró con la mirada fija y penetradora de su madre quien prestaba toda su atención a su hija.

—Estaba donde Chaeryeong—.

—Lo supuse. —La verdad no lo suponía, estaba más que enterada de los andares de su hija. Había pedido a Jinah que investigara sobre el paradero de su hija y su ayudante simplemente necesitó revisar sus redes sociales para enterarse de todo.

—Vine a buscar ropa, no te preocupes. —Lia estaba tres escalones lejos de su madre cuando la voz de la mayor la detuvo.

—¿Se puede saber qué estás haciendo? —Minah claramente no se refería a su actuar en el momento, sino a sus planes a largo plazo. Ya habían pasado muchos días sin hablarse y Minah creía que mientras su hija viviera bajo su techo y pague por su comida entonces lo mínimo que le debían era enterarse de los haceres de su hija.

—Mira mamá, creo que lo mejor es que tenga espacio para mí. —El rostro de Minah insinuaba que no le gustaban las palabras de su hija. —Me iré a vivir con Chaeryeong.

Lia decidió no esperar por la réplica de su madre, simplemente le dio la espalda y siguió subiendo las escaleras hasta llegar a su habitación; por fin segura de todo. Descansó unos segundos apoyada contra la puerta cerrada de su pieza y luego de calmarse fue a por una maleta y comenzó a guardar ropa rápidamente, casi como si en vez de irse a vivir con su amiga se estuviera fugando de casa en medio de la noche. Sabía que seguramente se iba a arrepentir de la mitad de sus elecciones a llevar, pero no tenía tiempo ni ganas de elegir prenda por prenda lo que se iba a llevar a su nueva aventura.

Se paró frente a su madre, con dos maletas y el rostro lleno de seguridad. Creía que nada la iba a detener, incluso las palabras de Minah.

—¿Necesitas espacio para ti? ¿Todo este tiempo en Europa no tuviste tiempo para ti? —Empezamos pensó Lia. Su madre siempre fue el tipo de persona que te regalaba algo o te decía palabras alentadoras para luego sacarlas en cara cuando fuera de beneficencia propia.

—Mamá, no me fui a Europa de vacaciones. Estuve estudiando y aprendiendo.

—Y yo pagué por todo eso. —Lia le devolvió una mirada de decepción. Estaba acostumbrada a tener encuentros con su madre, en la mayoría de ellos era la mayor quien hacía todos los reproches mientras que la menor asentía con la mirada en el suelo. Jisu llevaba tanto tiempo reprimiendo sus palabras que sentía que ese día no sería uno de ellos.

—Bueno, discúlpame por ser una hija que necesite cosas. Si hubiera sabido que luego vendrías a ponerlo todo en mi cara entonces mejor no ofrecías nada—.

Ambas se quedaron mirando un buen tiempo, Minah creía que nunca había visto a su única hija con ese tipo de expresión ni mucho menos dirigiéndose de esa forma a ella. Su dura expresión se relajó, creía que quizá sus palabras habían sido demasiado duras sobre todo considerando que no eran el típico discurso que una buena madre usaría para referirse a su hija.

Amor entre telas.  / YEJISUWhere stories live. Discover now