09

288 51 22
                                    


Joohyun estaba estupefacta. Se había quedado sin habla, mirando fijamente a las únicas dos personas en su campo de visión. Su mente fue a parar a otro punto, un lugar donde ella desconocía, no encontraba familiaridad pero estaba quemando con insistencia sobre su estómago mientras pequeñas punzadas en su pecho le recordaban el malestar.

Estaba molesta.

Era una sensación poco conocida, siempre se caracterizó por ser una mujer paciente, muy paciente. Ahora sentía que esa paciencia que tanto la sostenía se había esfumado como humo saliendo de su boca en una noche helada.

Se sentía fatal, era una mezcla extraña que le costaba describir pero en un abrir y cerrar de ojos escuchó la voz de la persona que, tal vez, no habría sido bueno que saliera del restaurante.

La pelinegra se levantó con rapidez, precisión en su caminar y en cuestión de segundos se encontraba frente al hombre mayor.

—Joohyun —volvía a repetir el padre de Joy, como si no estuviera seguro de que Irene lo hubiera escuchado.

El hombre no se atrevió a hablar de nuevo, notando la mirada de odio hacia él, extrañado e intimidado por la inesperada acción dio un paso hacia atrás.

—Joo-

—Discúlpame Sooyoung —dijo, mirando una última vez a su amiga, la cual la había escuchado perfectamente—. Usted... —se refirió esta vez al padre de ésta—... ¡Usted es una basura! Un jodido hombre que me ha obligado a tratar mal a una persona, ¡a una chica con discapacidad! —exclamaba exasperada, elevando su voz ante lo que mencionaba con anterioridad— ¡¿Cree que es justo?! Aún cuando esa chica no puede escucharte hablar puede leer tu lenguaje corporal, sabe que a ti no te agrada y, ¿qué haces tú? obligas a tus empleados a tratarla como tú lo haces, con tu asquerosa indiferencia y falta de empatía. ¡Comprende, ella es humana como nosotros! —se quejaba, estaba demasiado metida en su malestar que no sabía diferenciar si la bronca que sentía se debía a lo que pasó con Junmyeon o si realmente era porque estaba ofendida y cansada por la injusticia con la que eran tratados los discapacitados.

Sentía que era por ambas razones.

—Bae Joohyun, no voy a permitir que me hables de esa manera —contraatacó el hombre indignado ante la ignorancia de la chica—. Ni siquiera sabes por qué lo he hecho, hablas con total ignorancia así que solo te diré las verdaderas razones —comentó, ofendido y molesto también, apuntando con su dedo índice hacia Seungwan que ya se encontraba de pie, todavía siendo sostenida por los hombros gracias a Joy—. Esa chica que ves allí solo quiso corromper a mi pequeña Sooyoung. Ella hizo que mi hija estuviera confundida... que creyera, ciegamente, que podía sentir amor por otra chica... ¡Pero son solo morbosidades, Joohyun! ¡El amor entre chicas no existe! ¡Es una abominación, está en contra de nuestra naturaleza! Nunca permitiría que mi hija se juntara con alguien como ella, su discapacidad debió ser solo un castigo por elegir el mal camino —el hombre no pudo soltar más información. Prendas de ropa habían caído sobre su rostro con una fuerza casi agresiva.

El padre de Joy parpadeó, un poco perplejo e ido. Cuando las prendas cayeron de su rostro e impactaron en el suelo pudo reconocer qué era.

El uniforme de mesera de Joohyun, la miró atónito, esperando alguna respuesta de la amiga de su hija.

—La única abominación y castigo es su mente retrógrada y juzgadora, no voy a perder mi tiempo en explicar lo muy en desacuerdo que estoy con usted. Solo déjeme decirle algo... —dijo la pelinegra, su mirada firme que pinchaba sobre los ojos del hombre lo mantuvieron sumiso— Todo lo que ha dicho no justifica su actitud ni su apatía. Renuncio —le mostró una sonrisa cínica solo para molestarlo y le dio la espalda, se detuvo de repente, recordando que casi olvidaba algo importante. Se giró lo suficiente para soltar lo último con un aire desafiante—. Y para su información, todo este tiempo tuvo una mesera a la que también le gustan las chicas.

I can't hear u ; WenreneWhere stories live. Discover now