CINCO

122 11 1
                                    




Mi alarma inundó el cuarto con aquel sonido irritante, por lo tanto me obligó a despertar, pues como siempre era hora de iniciar mi día. Me levante, tome algún conjunto de ropa deportiva que tenía por ahí, baje a mi sótano donde estaban todas mis máquinas para ejercitar.

Después de una hora subí para encontrar a Sara sirviendo el desayuno.

- ¿Cómo has dormido?-

Pude dormir que es lo importante - Me dedicó una bonita sonrisa, la cual dejaba ver notoriamente sus arrugas, ella era como mi madre, pues está falleció cuando yo tenía diez.

- ¿Aceptarás mi trato?-

- No - Se sentó en una silla frente a mi. -

- ¿Por que? Te ofrezco una vida de ensueño y descanso, haz hecho mucho por mi y ahora lo quiero hacer yo por ti. -

- Oh mi niño, eres muy dulce y considerado pero - acarició mi mejilla - Mi vida te volviste tu, yo cuidé de ti desde que naciste, eres como mi hijo, no puedo abandonarte. -

- Solo te quito un peso de encima. -

- No eres una carga Kookie, eres un ángel que vino a alegrar mi vida y aunque no soy tu madre de sangre te quiero como tal. -

- Sabes que el cariño es mutuo Sara - Ella sonrío tan bonito que me llenaba el corazón porque algo era cierto su madre jamás dejaría de serlo pero Sara ya tenía un hueco en su corazón.

Después de tal vez unos diez minutos desayunar llegó Jimin, pues no era una sorpresa, desde que tengo uso de razón Jimin ha estado aquí, aún cuando éramos niños él estaba ahí, presente, aprendiendo lo que algún día nos convertiremos. Lo vi caminar con una carpeta en la mano

- Tenemos un problema -

- ¿Cuál? - tome la carpeta, y esta me mostró a un hombre de tal vez cuarenta años.

- El es Zed, y ha empezado a meterse a nuestros territorios, está vendiendo drogas las cuales dice que son nuestras. - Lo interrumpí

- ¿Eso no es bueno acaso? Es promoción sin paga -

- Ahora verás por qué no - Tomó unas fotografías de la misma carpeta, en estas se veían nuestras drogas y las suyas de lado - Mandaron a analizarlas y la cosa es que las que el vende son de tan mala calidad y tienen veneno, así que en las zonas en las que las está vendiendo se han ido en picada pues a nuestros hombres no les quieren comprar porque ya no son "buenas". -

- Hijo de perra. -

- Ahora este imbécil está limpiando el área para poder meter las suyas. -

- ¿Tiene poder? ¿Es peligroso? ¿Ya lo mandaste matar? - Dije pasando mi lengua por la mejilla.

- No lo encuentran... Se ha escondido muy bien. -

- ¿Qué se supone que hagamos? Síguelo buscando Jimin, no puede meterse a nuestro territorio. - Me levante enojado de la mesa.

- Deberías ir a ver a los Kim -

- ¿Qué tienen que ver ellos con esto? -

- No es por menospreciar a nuestra gente pero los Kim tienen ojos en todos lados, no por nada los que tienen poder lo visitan para encontrar a alguien. - Suspiro - Eres básicamente su socio, puedes pedirle el favor y que él haga el trabajo.

- Lo iré a ver hoy en la tarde, llamale a su perra y dile que quiero una cita para hablar con él - Dije directo

- ¡Uy! Una cita - Dijo Jimin emocionado, así que lo mire serio y él entendió - De trabajo, nada personal, si... Lo siento. - Comenzó a llamar - Bo-Gum hermoso ¿Como estas?.

LITTLE PROBLEMS - VKOOKWhere stories live. Discover now