7

1K 63 14
                                    

Mackenzie.

Observé como Ed bajaba del pequeño e improvisado escenario, con su guitarra colgada sobre el hombro izquierdo y se dirigía hacia mi con una sonrisa.

-Mackenzie.-Dijo tímidamente.-¿Te ha gustado?

-Sí, claro.-Aseguré.-Pero me ha sorprendido que fueses, ya sabes, un cantante famoso.

Me miró perplejo, sin entender mi respuesta.

-¿Tú no sabías?.-Negué en silencio antes de que terminase su frase.-Oh, no tenía ni idea, Samuel no me dijo nada.

Su rostro mostraba algo de decepción, así que intenté arreglarlo antes de quedar peor ya lo que ya estaba quedando.

-No te extrañes Ed, no es algo raro.-Solté una pequeña carcajada.-No suelo escuchar mucho el género pop, menos conocer cantantes.

-Tranquila Mackenzie, no tienes que darme explicaciones.

"Oh , enhorabuena Mackenzie, la has cagado"

Aunque él sonreía, sabía que en realidad no estaba feliz con mi respuesta.

Coloqué mis manos sobre sus hombros en el momento que bajó la mirada.

-Ed.-Subió la cabeza, quedando a escasos centímetros de mi cara.

Por un momento me perdí en esos ojos azules, los cuales me obserbaban fijamente.

¿Aire? ¿Qué era eso?

Bajé la mirada hasta sus labios, que estaban en ese momento entreabiertos, incitándome a presionarlos contra los míos.

-No te ilusiones, él tiene novia.-Me recordó mi maldita consciencia.

Desperté de mis pensamientos; ¿Cómo podía hacer pensado algo así? Nunca podría conseguir a un chico como él, ni siquiera tendría que tenerlo en mi mente; Él es perfecto, pero también es alguien prohibido.

Me alejé un poco de su rostro mientras esbozaba una media sonrisa.

-Eres increíble, tu voz es preciosa y a mí me has alegrado la noche, tanto como músico, como persona.

En ese momento sus brazos envolvieron mi cintura y su rostro se escondió en mi cuello.

Mierda, su respiración me estaba volviendo loca.

-Gracias.-Susurró en mi oído.-Tú también has hecho mi noche especial, hacía mucho que no me divertía.

Mis piernas flaqueaban en cada palabra, en cada sentimiento sincero que salía de los labios de Ed.

-Y todo ha sido gracias a ti.-Finalizó.

Eso fue la gota que colmó el vaso.

Inconscientemente rodeé su cuello con mis brazos, y aproveché para enredar mis dedos en su cabello.

"La carne es débil."

-De nada, supongo.-Susurré un tanto nerviosa.

Noté cómo reía despreocupadamente.

¿Se estaba riendo de mi? Oh no, ¿Le habría molestado algo?

-Claro que se está riendo de ti estúpida, ya te dije que no te ilusionaras.-Gritaba mi consciencia, reprimiéndome por mi error.              

-Perdona mi sentimentalidad, parezco una mujer en sus días.-Soltó mi cintura con delicadeza.-¿Quieres otro trago?

Maldita consciencia.

-Algo sin alcohol por favor, ya he tenido suficiente por hoy.-Respondí suspirando.

Ed me observó con confusión.

Cold Coffee. |Ed Sheeran|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora