Capítulo 6

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Paris

Paris tomó asiento en el alféizar de una de las ventanas del palacio de Buckingham, precisamente en la habitación de su amiga Helena, esa gran habitación llena de cosas rosadas y enmarcadas en oro, tiene la barbilla recargada en su mano y cada vez que suelta la respiración uno de sus mechones de cabello se mueve, pero sus ojos verdes están furiosos, ella está enojada y desilusionada, quizá hasta con el corazón roto, más porque él príncipe al que le ha dejado la ventana abierta todas estas semanas ya ni siquiera le habla, mucho menos la visita, ya no se sienta en la ventana para verla, nada, pero ese hombre que ahorita puede ver a través de la ventana esta ahí en los jardines del palacio, sonriente en la fiesta con su nueva novia, la ridícula Rose.

— Creó que a tú hermano no le gustó ni un poquito — Dijo Paris en voz baja — Ya debería de darme por vencida, él es un caso perdido —

Helena soltó una suave carcajada que se escuchó por toda la habitación, ella tiene ese tipo de risa contagiosa que hasta hizo reír a los sirvientes que la están ayudando a ponerse un vestido.

— ¿Estás loca Paris? — Le dijo su amiga con una amplia sonrisa llena de brillo — Estoy segura de que Christian siente algo muy fuerte por ti —

Pero Paris es tan temperamental qué llena de molestia le arrojó un cojín a su amiga.

— ¡¿Entonces porque no me dice nada?! — Gritó furiosa.

Helena mandó fuera a los sirvientes, soltó un suspiró y caminó descalza hasta ella para tomar asiento a su lado. 

— Mis hermanos son unos tontos, pero yo aún los veo como niños, sin embargo, mamá dice que son hombres que están ciegos a las indirectas y a veces es necesario ayudarles a abrir los ojos —

Paris se cruzo de brazos molesta con su amiga.

— ¿Como se supone que haga eso? — Pregunto rechinando los ojos — ¡¿Qué venir a los jardines de su casa no es suficiente prueba para que entienda que me gusta?!

— ¡Dale celos! — Dijo Helena  moviendo sus brazos con energía, idéntica a su mamá — Ya se que es un consejo horrible, pero dale tantos celos está noche, qué estoy segura que a medianoche lo tendré tocando mi puerta para que le ayude a conquistarte —

Paris entrecerro los ojos y negó rápidamente con la cabeza.

— Implosible, los chicos que conozco hasta le tiene miedo a tú hermano —

La puerta de la habitación se vio interrumpida por un sirviente, así que Helena digna de su posición de próxima reina, atendió el llamado, se agarró el vestido y casi salió corriendo de la habitación porqué ese muere de ganas de descubrir el regalo que su madre le dará, sin embargo, la miro antes de salir.

— Ven a la fiesta Paris, aquí hay miles de hombres que querrían bailar contigo, puedo prestarte un vestido y hacer que el chófer te lleve a tu casa — Le dijo guñandole uno de sus bonitos ojos — Ven, y sigue mi consejo, quítale la mierda del cerebro a mi hermano —

Paris soltó una suave carcajada pero por supuesto que no se negó, en cambio se puso en pie y entró al vestidor de su amiga. Se puso ese vestido verde que la hace ver tan preciosa porqué combina con el color de sus ojos y salió hecha una preciosidad a la   fiesta.

Por su puesto que su vista felina y los consejos de su tía la ayudaron a encontrar acompañante lo antes posible, un guapo chico de piel morena y de ojos color miel, quizá tiene ciertos rasgos arabes, pero es un encanto y si la viera su tía, estaría orgullosa de su mayor alumna.

Porque su tía crió mujer fuertes y valientes.

Se aferró a esos fuertes hombros y bailó con él al son de la música, está tan encantada por su acento, por su color de piel del desierto y por sus bellos ojos, qué perdió la atención de todo lo demás, no fue hasta que se dio cuenta de una pareja que baila muy cerca de ellos, qué se dio cuenta de lo mucho que esta afectando al hijo de la reina.

Pobre Inglés

Pero ese desgraciado príncipe baila con mayor agilidad con su novia, él sin duda heredó toda la gracia de su padre, hasta la sonrisa encantadora que oculta lo furiosa que está, porque Christian intentó meterle el pie a su caballero del desierto para tumbarlo al suelo y dejarlo en ridículo, de seguro ese príncipe encantador esta acostumbrado a hacer lo que quiera, pero Paris  como una experta en el baile y recordando las clases de su tía,  se movió al son de la música esquivando las provocaciones de ese rubio.

Sin embargo, aun a pesar de todo y cuando la fiesta llegó a su fin, Paris aún tenía la esperanza de que ese príncipe saliera y por lo menos luchará por ella, pero al verlo a través de los ventanales dándose un gran beso de película con su nueva novia, salió de ahí acompañada de ese apuesto árabe que la llevó hasta el auto que la llevaría hasta su casa.

— ¿Estás bien Paris? — Le preguntó su mamá al llegar, la tomó de la barbilla y la inspeccionó con la mirada, de todos modos su mamá la conoce tan bien que jamás podría mentirle — ¿Algo te pasa, verdad? De seguro es otra vez por ese chico —

Paris se alejó de su mamá, dejó sus zapatillas a un lado y antes de echarse a llorar fallando a las enseñanzas de su tía, fingió una sonrisa y subió por las escaleras.

— Estoy bien...solo estoy cansada, he tenido mucho trabajo últimamente —

— Bueno, supongo que ya mañana me contarás que pasa, — Su mamá por supuesto que no le creyó, pero le dio el espacio que tanto necesitaba — Por cierto, cerré la ventana de tu habitación, podrías resfriarte —

Paris bajo los hombros con desinterés.

— Esta bien, de todos modos ya nadie entrará por ella —

Tarde se le hizo llegar a su habitación, pero en cuanto lo hizo cerró la puerta y rápidamente se quitó el cosroso vestido que le prestó su amiga, lo dejó sobre la cama y su ridícula pijama de ositos que siempre se pone cuando está depresiva, se soltó el rojizo cabello y se quitó el maquillaje, dispiesta a tener una ridícula noche de llanto y película de drama, pero la puerta de la habitación se abrió y su hermana Mila la miró con el ceño fruncido.

— Paris alguien viene a verte —

— Si es un cliente correlo — Dijo tapándose la cara con las sábanas de su cama — No me interesa saber del trabajo en esté momento —

Pero su hermana se mordió el labio asustada y negó con la cabeza.

— No es un cliente — Le dijo con miedo — Es el príncipe y baja antes de que papá lo maté —

Paris arrojó las sábanas al momento y salió corriendo sin acordarse de su ridícula pijama, en menos de unos segundos ya estaba en la puerta de la entrada mirando todo el drama y sobretodo posando sus ojos verdes sobre ese príncipe encantador que está rojo de la cara, nervioso por hacer eso, pero así cómo Christian se lo había prometido, ya no entraría por la ventana, sino tocaría la puerta cómo un caballero.

Paris sonrió ampliamente cuando escuchó las palabras del hijo de la reina.

— ¿William puedo salir con su hija? —

Nota de la autora

Ahhhhhh ¿Crees que William deje salir a Paris?

Jajajaja Bueno, nuestro William debe de aceptar que el pobre de Christian esta vez llegó decentemente, aún así, creo que nuestro guapo papá se va que enojar muchísimo

Y a Paris, bueno, a ellas se le derritió el corazón y ya se le bajaron los calzones.

JAJAJAJA

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Una Rosa De París (Saga Las Perfumistas Parte 3)Where stories live. Discover now