Parte sin título 18

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Capitulo 17.-
- ________... no me hagas esto... yo no puedo contestarte...
-¿Volverías a pasar lo que hemos tenido en la sala de música?
- No compares… eso fue…
- ¿Qué, Abraham? ¿Solo fue un polvo para ti? – lo miró con desprecio – que sepas que yo nunca me he acostado con nadie por gusto. Cada hombre con el que he hecho el amor, ha sido especial para mí…
Abraham la miró sorprendido.
- ¿Qué? No me mires así. ¿Acaso te pensabas que era una niñata cualquiera? ¿De esas que se abren de piernas al primero que busca un calentón? – las lagrimas se asomaron por los grandes ojos de ______.
- No… _______... yo nunca pensé eso de ti…
- Mírame a la cara y repítelo.
Abraham la miró fijamente. Pero nada salió de su boca.
- Juzgas antes de saber. Y yo nunca lo hice contigo, siempre me pareciste especial. Que sepas que las apariencias engañan. – dijo ______ agachando la cabeza, triste.
Abraham la abrazó pero ella se zafó de su abrazo.
- _______ por dios…. Ahora sé que no eres así.
- Pero sigues teniendo miedo… y no sé de qué… - negó con la cabeza, mientras una lágrima resbalaba por su mejilla. – Cuando la que debería tener miedo soy yo. Y mírame. Estoy más segura que nunca de lo que quiero.
- ¿Quieres saber lo que me da miedo? – la miró, frustrado - ¿Eh? ¿eso es lo que quieres saber? Pues tengo miedo, porque me acabo de acostar con una niña de diecisiete años… mientras yo tengo ya veinticinco. Tengo miedo de que me encarcelen, _______, puede que a ti no te parezca nada, que te de lo mismo, pero a mí no. Tengo miedo, porque siempre he estado seguro de mis relaciones personales, pero esta es la primera vez, que una mujer me hace sentir inseguro.
Y no sé ni yo mismo lo que quiero. Lo que necesito, si. Una mujer madura, que esté a mi altura. Y no una de mis alumnas que está a punto de terminar el bachillerato.
Ella lo miraba sorprendida. Cada vez se acumulaban más lágrimas en sus ojos. Cada vez más nervios se acumulaban en su corazón, cada vez que procesaba cada frase que Abraham había dicho.
Al final reaccionó. Se sentía utilizada… su ego cayó hasta el suelo. La había llamado niña, le acababa de decir, en pocas palabras, que ella, no estaba a su altura. Empezó a sollozar.
- ¿Y por qué lloras, ahora? – le dijo Abraham, abriendo los brazos, arrepintiéndose de algunas cosas que había dicho.
- Vete a la mierda. Eres un puñetero superficial. – lo empujó, pero no sirvió de nada. Ella era débil al lado de Abraham. - ¿Quieres una mujer madura, que esté a tu altura? Pues ya te las veras, si yo soy tan poca cosa para ti.
Cogió su chaqueta, su maleta, y salió corriendo de esa casa.
- ¿Qué ha pasado? – se asomó Jakson por la puerta - ¿Por qué se ha ido? – pero mirando la cara de su hermano ya lo supo todo. Había metido la pata, una vez más. –Abraham…
- Jakson, ya estoy bastante jodido para que tú me sueltes una de tus broncas de hermano mayor.
- No te soltaré una de mis broncas de hermano mayor. – suspiró y tiró el delantal hacia una mesa – Solo te daré un consejo de hermano mayor. –Abraham alzó la vista, cruzándose con la de Jakson.
- ¿Quieres volver a pasar lo que pasaste con Sandra? –Abraham negó con la cabeza, llenando sus ojos de recuerdos. Y parece raro, pero una vez más, se le humedecieron. Acordándose de esa mujer. – Venga, ¿aun no la has olvidado?
- ¿Cómo quieres que la olvide? Después de lo que pasó… todo fue mi culpa.
- No, no fue tu culpa. Ahora será mejor que le pidas perdón a ______. Ella es una buena chica, y no se merece que la subestimes ni que la trates mal.
- Lo sé… pero yo no se si estoy preparado… - agachó la cabeza, una vez más.
- ¡Joder Jakson!
Solo tiene diecisiete años.
- ¿Y? ¿Sabes que te digo? Que a mí como si tuviera quince, o al revés, treinta. Si yo estuviera en tu lugar, no la dejaría escapar. – Y se fue, así sin más, dejando a Abraham pensativo, con la palabra en la boca

Soy Tu Profesor - Abraham Mateo Y  Tu TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora