— Estas... — tragó saliva y cerró por un momento los ojos, disfrutando de mi tacto y besando por último la palma de mi mano — Estas muy hermosa. Ojala pudiera ir contigo. Por favor, cuídate. No podría soportar perderte. Ya he perdido a muchos de mis seres queridos.

— No te preocupes por mí. Vengare a todo el mundo. Tu país no está a salvo con ese tirano en el trono. Y si tú vas, tendrás un destino terrible. Quiero que te quedes aquí, y cuides a los demás. Pero si llego a necesitarte, acudiré a tu llamado.

Nos abrazamos, con lágrimas en los ojos.  Dejó varios besos por mi nuca y por último en mi frente. Antes ese chico quería matarme, lo habían enviado a eliminarme y no dudo en hacerlo la primera vez que nos vimos, y ahora pedía por mi seguridad. Los dos nos habíamos salvado de caer en la oscuridad, nos supimos levantar con la ayuda de ambos. Lo quería demasiado, con toda mi alma.

Desde donde estaba, me despedí con la mano de todo el mundo, Sally me lanzó un beso y no pude evitar reír de lo tierna que era.

Zalgo, con un silbido, llamó a alguien, o a algo. En un pestañar de ojos, me sentí incomoda, el cielo empezó a nublarse y una neblina empezó a aparecer. Luego, en segundos, apareció a toda velocidad desde los árboles, una carroza negra, estilo victoriana. Muy hermosa. Su chófer era un hermoso chico, parecía adolescente. De hermosos cabellos rojos y largos. Tenía la belleza de cualquier demonio. Sus ojos del mismo color de su cabello, demostraban simpatía. Sonrió e inclino su cabeza al verme, en señal de saludo. Los cuatro caballos eran igual de negros, sus pelajes eran tan brillantes y parecían suaves.

El joven chico bajó y abrió me abrió la puerta, pero antes de meterme, sacó un hermoso vestido elegante de la época victoriana, listo para la ocasión. Dejaron que me vistiera en la carroza, para luego irnos. El vestido era de color morado oscuro, y dejaba al descubierto mis hombros. Lo complemente con unos guantos largos y blancos. Zalgo entró y se sentó al frente de mí. Me di cuenta que tenía un traje elegante también. En todo el rato que estuve con él, no me di el tiempo de admirar lo apuesto que era. Se puso un sombrero de copa.

— Te conseguí un carruaje y vestido gratis. Esto parece una versión oscura de la cenicienta — dijo, acomodándose el traje —. La única diferencia es que no iras a cortejar con el príncipe o a disfrutar de un baile, iras a matarlo. Y por último, es un rey tirano. Si fallas, todo tu sacrificio seria en vano, pero si ganas, te conocerán por el resto de tu vida como una héroe de una nación. Y tendrás a tu familia de vuelta.

— ¿Por qué no lo asesinas tú mismo? No niego que sería lo que más desearía en el mundo, pero... ¿Qué te detiene a ti?

Evitó mi mirada y su semblante se puso duro y serio.

— No quiero hablar de eso. Solo haz lo que te digo, y cállate. No más preguntas.

Odiaba que me mandaran a callar, pero si quería mantenerlo tranquilo, no le iba a contestar, por ahora. Tampoco sería una ovejita con él todo el tiempo.

El chófer cerró la puerta y mire por última vez a los demás. Rece porque todos estuvieran bien. Travis me guiño el ojo y se despidió con la mano.

— Un portal se abrirá delante del carruaje. Nos teletransportariamos, pero hay que mantener una imagen. Nobles llegaran en carruaje también, y seremos la vista del pueblo. Comportarte.

— Me hablas como si fuera una niña, se exactamente lo que haré. Relájate. Tengo mi enfoque claro.

El carruaje empezó a andar y por la ventana que daba la vista donde estaba el chico, vi cómo se abría un agujero, hasta hacerse más grande y vi una carretera, en un paisaje oscuro y lúgubre. Dios, cuídame.

Sangre asesina. ||3ra temporada||Where stories live. Discover now