10.C

333 29 11
                                    

Damian y París lo miraban, curiosos y sorprendidos por sus palabras. Su hermano había hecho el silencio más largo e incómodo que ellos dos pudieron experimentar. Nadie hablaba.

Hasta que sonó la voz de su madre.

- ¿Quien te lo dijo? - se acercaba a Christopher

- ¿Interesa acaso? Tu y este hombre nos mintieron toda su vida ¿Acaso no les importó las luchas y debates mentales que nos crearon? -miró a sus hermanos- Somos tan estúpidos al no darnos cuenta que este hombre era nuestro padre -y luego a Slenderman- Simplemente... ¿Por qué?

— Hermano, creo que confundes las cosas... —Damian toco su hombro.

— No me toques. — se movió bruscamente, aun mirando a sus padres — ¿No van a responder? ¿Acaso todo esto es una broma de mal gusto?

— Hijo, nunca jugaría contigo de esa manera... — dijo Noa. Sus manos temblaban y su corazón retumbaba en su interior como un tambor — Te diré toda la verdad, si logras calmarte. Sabes que es malo para ti. 

Soltó una carcajada ante lo que dijo su madre, relamió sus labios y de nuevo, rió. 

— Ustedes dos nunca pensaron en nosotros, ya nos condenaron al traernos a este mundo — Christopher señalo a Slenderman — Si realmente eres nuestro padre, ¿por que nos dejaste? ¿cobardia? ¿miedo? 

— No especules cosas, Christopher. Yo jamas supe de la existencia de ninguno de ustedes, creí que su madre había muerto. No la culpen a ella, la culpa es mía, siempre fue mía. Ella si pensó en ustedes. Y si los hubiera conocido, jamas los hubiera abandonado, porque son mis hijos. Se lo que es el abandono, en el momento que supe de ustedes, los ame con mi vida, y los amo, jamas dejare de hacerlo. — Slenderman escucho a sus espaldas un sollozo. Volteo y Paris lo miraba con sus ojos irritados — Mi amor, nunca fue mi intención. Perdóname. — fue con ella y sujeto su rostro entre sus manos. Paris cerro los ojos al contacto por unos segundos. Con sus dedos, Slenderman retiraba las lagrimas. 

— No te culpo, siempre supe que estabas vivo. Si todo lo que dices es cierto, entonces te acepto en mi vida. Estoy confiando ciegamente en ti, por favor no me defraudes. 

Damian empezo a tambalear y se dejo caer en una de las sillas de la mesa, su cabeza le daba vueltas. Todo el asunto lo habia dejado en las nubes, pensando si realmente esto estaba sucediendo. Sintio una mano fina acariciar su espalda y unos labios en sus mejillas, era su madre. Al sentirla, lloro en silencio, en los brazos de su madre. 

Christopher miraba a sus hermanos, cada uno en los brazos de sus progenitores, consolándolos... ¿pero quien lo consolaba a el? Se había enterado de la peor manera sobre su padre, y aun se sentía igual que todos los días, solo. Se dio cuenta que Slenderman lo miraba, se quería acercar a su hijo pero el lo rechazo y subió a su cuarto, retumbando el fuerte golpe de su puerta al cerrarse en los oídos de los demás. 

— Iré con el.— dijo Slenderman. 

Toco la puerta dos veces pero nunca le abrieron, pero si sentía la presencia de Chris, escuchaba sus pasos, daba vueltas en su habitación, evaluando toda la situación. 

Intento abrir pero estaba cerrada.

— Hijo, abre, quiero hablar contigo — dijo suavemente

Dejo de escuchar sus pisadas y al cabo de unos segundos, Chris le dejo pasar. 

Veía los ojos ojos de su hijo por el llanto y no pudo sentirse mas miserable. Una parte de su alma se desgarraba al ver a su hijo con un aspecto tan deprimido, era como verse cuando solamente era un adolescente como el. Se odio en ese momento ser tan sensible, se creo un nudo en su garganta pero lo reprimió. Sentía que llorar aun mas, empeoraría la situación. 

Sangre asesina. ||3ra temporada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora