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Todos estaban reunidos fuera de la cabaña para la despedida. Como era de esperarse, sentían preocupación y no dudaron al principio en decirme que querían ir conmigo, pero los detuve con la petición de Zalgo. Solo seriamos él y yo. Y sinceramente, no quería cambiar sus planes, por el bien de todos. Zalgo también estaba con nosotros, a una distancia favorable. No quería estar tan cerca de los creepypastas.

Me despedí de cada uno, hasta que llegue a Sally y me puse a su altura. Tenía su oso favorito.

— Te lo doy, hasta que vuelvas con mi padre y hermanos. Él te cuidara — acaricio la cabeza del peluche, y mostró una sonrisa débil —. Es un gran protector en las noches.

A pesar de ser un fantasma, aún era una niña, y sentía miedo. Tenía todas las emociones que un ser vivo pudiera tener. Antes de agarrar el osito, la abrace profundamente. Su pequeño cuerpito temblaba por los sollozos. Deje un beso en su frente y limpie sus lagrimas. Le había hecho una promesa, y no pensaba romperla.

— Antes de que te des cuenta, toda tu familia estará reunida de nuevo. Se fuerte, como siempre lo has sido.

Asintió con la cabeza y tomo la mano de Jane, que se encontraba a su derecha. También le sonreí, deseando que con mis ojos, pudiera leer el favor que le pedía, que cuidara a la pobre niña. Splendorman, Offenderman y Travis me acompañaron a ponerme al lado de Zalgo, partir de una vez a buscar a mis hijos.

— ¿Tienes la daga? — le pregunte. Asintió y la saco de su chaleco. Dejo que la viera unos segundos y volvió a guardarla

— Recuerda, una cosa a la vez. Concéntrate en tus hijos.

— ¿Y Slenderman no es tan importante? — dijo Offenderman con voz dura

Zalgo soltó un resoplido, por un momento sude frío. No quería una discusión a último momento, o peor aún, una pelea. No conocía bien a Zalgo, pero algo me decía que era fácil de molestar.

— No digo que no lo sea, pero son tres adolescentes inmortales e inestables, sueltos en ese mundo. No sabemos hasta donde llegaran su paciencia. Es como si Neizan tuviera armas de guerra con él. Recuerden que hasta pueden superarlos a ustedes — contesto Zalgo, dirigiéndole una mirada asesina, para luego volver a mirarme. Offenderman se había quedado callado y chasqueo su lengua, mientras la mano de Splendorman sobaba su hombro, tratando de calmarlo — . Tu nueva apariencia debe ser totalmente segura, sin rastros de que eres Noa. Si sospechan, serás mujer muerta. ¿Entiendes?

— Sí. Ya sé que apariencia tomar.

Le di la espalda y recogí mi cabello. Al sentir el frío del diamante, me dio escalofríos. Ya no había vuelta atrás, estaba pegado a mí. Zalgo me había dicho que una vez que te lo pones, no se puede quitar así nada más, como si fuera un collar común. Debías pensar en tu original apariencia para luego quitártelo, y la concentración también era muy importante. Este collar era casi como una maldición; recuerda exactamente como eras antes, o vivieras el resto de tu vida fingiendo ser alguien que no eres.

Los tres se apartaron de mí y cerré mis ojos, imaginando todo. Tomaría la apariencia de mi abuela cuando era joven. Mi cabello ahora sería largo hasta mi cintura, del mismo color que el mío; marrón pero con algunos reflejos negros. Rostro y nariz más perfilada y ojos un poco más grandes y color gris. Mi cuerpo sería más voluptuoso y mis pechos un poco más grandes, la piel se me pondría más blanca de lo normal, casi como fuera translucida. Mis labios serian pequeños y delicados, con un original tono suave de rojo.

Cuando sentí que todo estaba en su orden, abrí los ojos, y todos me miraron sorprendidos. Más que todo Zalgo, que parecía que no tenía palabras para decir. Localice a Travis, y estaba igual de impactado que Zalgo. Quería acercarme para despedirme, y en el momento en que puse mi mano en su mejilla, empezó a llorar.

Sangre asesina. ||3ra temporada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora