4 de Diciembre 791 12:50pm

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- Cuando vean a los Saibai Man les darán muchas ganas de hablarnos sobre las esferas del dragón.

Napa sembró las semillas y vertió el líquido fertilizante que venía incluido con ellas; en pocos segundos los Saibai Man brotaron de la tierra asomando sus hinchadas cabezas plagadas de grotescas venas. Fue muy gracioso ver como el niño y el enano calvo se acobardaron con solo verlos emerger del suelo. De inmediato los monstruosos seres verdes saltaron y corrieron alrededor de ellos destruyendo todo a su paso con el único propósito de demostrar su naturaleza predadora. Los Saibai Man eran formas de vida de origen vegetal producto de la ingeniería genética; no eran muy poderosos, pero en grupo podían llegar a ser muy peligrosos. Los utilizábamos principalmente como apoyo a la hora de conquistar algún planeta cuya población fuese muy grande o simplemente como carne de cañón. De los tres oponentes, el niño es el que más temor demostraba, por su complexión deduje que no tendría más de seis años terrícolas, el otro enano calvo era algo extraño, tenía algo en la cara, como si algo le faltase, pero no podía definir del todo que era, y luego estaba el namekuseijin, quien se alzaba por encima de ellos con su gran estatura y destacaba además con su piel verde y sus orejas puntiagudas.

- ¡Saibai Man! – llame para dar mi orden – esos tres de ahí serán sus oponentes... háganlos sufrir al máximo.

- ¡Krillin! – interrumpió una voz Aguda desde las alturas.

Con sus facciones ocultas por las sombras proyectadas luz del sol a sus espaldas, descendieron dos individuos tanto o más peculiares que aquel grandulón verde. Uno era un hombre calvo que tenía tres ojos y una enorme cicatriz en el pecho, el otro era un enano casi del mismo tamaño que el niño, su piel era muy blanca y sus ojos eran tan oscuros que parecían dos agujeros que te miraban fijamente. Los recién llegados intercambiaron algunas palabras con los otros tres antes de voltear a vernos.

- No son más que unos microbios – declaro Nappa - ¡Saibai Man, acaben con ellos!

- ¡Deténganse! – nuevamente una voz incorpórea interrumpió, y su dueño descendió del cielo, esta vez se trataba de un tipo con el mismo atuendo que el enano calvo, pero tenía el cabello largo y enmarañado, y su cara tenia cicatrices superficiales en el rostro – Perdón por llegar tarde Krillin.

Ahora había seis individuos, inesperadamente las cucarachas se habían multiplicado.

- ¿Qué les parece esto? – le pregunte – ya que ustedes son seis, veamos si pueden derrotar a mis hombres peleando uno contra uno.

- ¡Déjate de juegos y terminemos con esta pelea! – exclamo el namekuseijin con rabia, sin embargo el enano calvo lo calmo.

- Yo seré el primero en pelear – anuncio el triclope dando un paso al frente.

- ¡Anda y pelea! – le ordene al Saibai Man que tenía frente a mí – pelea con todas tus fuerzas y gana.

De inmediato mi lacayo se lanzó al ataque tirando un zarpazo a la cara de aquel extraño hombre, pero este lo detuvo sin problemas y contra ataco con una patada barriendo sus piernas. El Saibai Man recupero el equilibrio dando una voltereta e intercambio golpes y patadas con su oponente sin poder asestar un ataque efectivo, por lo que salto hacia atrás tomando distancia con su contrincante y de repente su cabeza se abrió por la mitad, expulsando un viscoso liquido blanco. Los Saibai Man tenían muchas habilidades peculiares, el chorro acido era casi tan efectivo como grotesco; pero en este caso, el calvo de tres ojos fue más rápido que el proyectil corrosivo, esquivándolo mientras este derretía todo a al contacto, los otros sujetos tuvieron que moverse de donde estaban, ya que el chorro salió salpicando en su dirección, de no haber sido porque el namekuseijin lo saco del camino, el mocoso habría terminado como una pila de carne licuada en la misma zanja que el ácido creo. Rápidamente el Saibai Man salto hacia arriba tratando de obtener superioridad desde una posición más alta, pero su oponente le intercepto dándole un codazo en el pecho y mandándolo al suelo de una patada. En medio de los vitoreos de sus compañeros, el calvo de tres ojos había dejado boquiabiertos a Nappa y a los demás Saibai Man, y debo admitir que a mí también me sorprendió un poco.

Las Memorias de VegetaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ