Abril 15, 2042

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Muchas cosas cambiaron a partir de esa relación, ¿sabes? Es una de las cosas que más lamento en mi vida.

Había escuchado acerca de este tipo de personas en innumerables ocasiones, incluso de cercanos. Entonces, te podrás preguntar por qué caí en esa trampa o por qué no escapé, pero es fácil reflexionar de esa manera cuando no eres el que lo está viviendo.

Él solía enviar mensajes cada mañana, sin embargo, dejé de responder y hasta de abrirlos.

Persona absorbía cada fragmento de mi tiempo, limitándonos a permanecer recostados en la cama todo el día, simplemente porque eso le gustaba.

Al principio, sentía que recibía mucho cariño de su parte, y de verdad estaba contento por eso. Decía que me amaba a pesar de las pocas semanas que llevábamos juntos, y siempre se encargaba de estar pegado a mí.

En algún punto, sugirió que sería mejor trabajar desde casa, y acepté, aunque eso implicara dejar de lado mi pasión. Siendo esta mi primera experiencia, creí que era normal, ya que eso era lo mínimo que podía hacer en comparación con el inmenso amor que recibía.

En cierta ocasión, nos presentó a sus amigos en algún bar.

Al principio, no me percaté de cómo me miraban, pero fue solo cuestión de tiempo. No lo entendía, y aun así, no me importaba. Soportaba esa incomodidad porque persona era feliz.

¿Realmente importaba si susurraban como si yo no estuviera presente? Pensé que era lo suficientemente fuerte. Sin embargo, resultó que importaba más de lo que creía cuando finalmente supe qué era lo que decían.

Una noche, en la madrugada, observaba la calle a través de la ventana; quizás lloraba o simplemente retenía las lágrimas. Ignorar es lo más fácil, ¿no? Podía aguantar, de verdad podía.

Pero no funcionó.

Persona dormía plácidamente en la cama.

Quizás, mientras sollozaba abrazado a mis rodillas, deseé que se levantara y me abrazara. Que me dijera que todo estaba bien y que me amaba por lo que era. Sinceramente, lo deseaba más que cualquier otra cosa.

No obstante, cuando se removió entre las sábanas y notó que no estaba allí, solo se quejó del ruido.

Me vio, llorando con los labios apretados y los ojos hinchados, pero se dio la vuelta y cerró los ojos.

Rompió mi corazón.

Sentí que no valía nada, que estaba llorando por tonterías sin sentido.

Me culpé mucho a mí mismo, diciendo que esperaba que hiciera las cosas que él solía hacer conmigo. Y eran completamente diferentes. No debería, me dije, aunque ahora entiendo que mis pensamientos eran erróneos, porque solo estaba pidiendo lo mínimo que alguien podía entregarme.

Cerca de la madrugada, salí de la habitación.

Ni siquiera me vestí apropiadamente cuando ya estaba tocando su puerta.

Él abrió, adormilado.

Le lloré mucho, y no entendió nada de lo que le conté, pero aún así, me consoló como pudo. No le importó que no le hubiera hablado en toda la semana; me abrazó en la puerta, y me aferré a su cuerpo.

Esa vez, sentí que era demasiado pequeño en sus brazos, lo fui siempre en comparación con su enorme corazón.

Nos recostamos en el sillón, y por primera vez, fui yo quien se aferró a su pecho toda la noche. Sopló en mi oído, despacio, siendo su método de consuelo ante nuestros cuerpos enredados, que no nos permitían comunicarnos.

Dormí en paz a pesar de lo pesado que me sentía.

Por la mañana, volví al departamento, y persona seguía durmiendo. Estuve aliviado.

Me recosté a su lado y apoyé mi frente en su espalda desnuda, dispuesto a fingir que nada había pasado.

Ni siquiera volví a conciliar el sueño, porque en mi cabeza solo se repetía lo que persona había soltado la mañana del día anterior.

'Mis amigos dicen que estás un poco gordo. A mí no me gustan los gordos',

Bromeó, sin saber lo que me hizo sentir.

Fue entonces cuando comencé a fijarme más en mí mismo y pensé que tenían razón.

Él, tal vez aún él, tenía la sonrisa más bonita.



él  jujae.Where stories live. Discover now