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1 de Agosto

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1 de Agosto

Hana tomó asiento en el sofá fe su hogar. Acababa de levantarse y eran las nueve de la mañana, no había podido dormir más por la emoción de cumplir ya los dieciocho, y la idea de tener ya la edad suficiente para estudiar una carrera, sacarse el carné de conducir y otras muchas cosas como aquellas le entusiasmaba mucho.

A pesar de que los ojos le pesaban y no podía ni siquiera moverse sin tener que parar para recuperar la energía, la emoción guió su cuerpo hasta la cocina de su vacía casa; su madre, como de costumbre, no estaba, pero si de algo le servía a Hana, le había dejado una nota felicitándole.

Imaginó durante un momento las posibilidades si las cosas hubieran sido de otra manera; en otras circunstancias, probablemente ella en ese instante estaría pasando una mañana de cumpleaños con una familia hipotéticamente feliz —aunque genérica— antes de ver a sus amigos, pero no era para nada así, y por extraño que le resultara, no le molestaba.
Se había acostumbrado a aquella situación y había hecho de algo considerado triste algo bastante beneficioso. La mujer que le dio a luz tenía con ella una relación tan simple que casi nunca estaba en casa, era su madre y no la controlaba; Hana podía hacer siempre lo que quisiese, salirse con la suya.

Y para salirse con la suya había decidido organizar algo mucho más grande de lo que pensó originalmente. Alcohol (brindado por Jake, quien iría a comprarlo), las chicas también asistirían y la música estaría alta durante toda la fiesta.

Justo a la hora acordada se repitió una escena como la de la última vez: sonó el timbre a la hora exacta que acordaron y allí estaba Sunghoon, con su padre, imponente, al volante de su lujoso coche. Ella le hizo una reverencia al hombre desde dentro, pese a sentirse intimidada, y dejó a Sunghoon pasar, la puerta se cerró y no vieron cómo el hombre se iba.

Hana pudo observar que Sunghoon llevaba una caja mediana en sus manos. Lo que parecía un regalo iba envuelto en papel plateado. Después de dejar sus cosas dentro, el pelinegro le extendió las manos a Hana y le dio la caja.

—Ay... ¡no tenías que haberte molestado! —ella esbozó una amplia sonrisa, enternecida—. ¿A tu padre no le ha enfadado?
—No, porque lo he comprado con mis ahorros —respondió.

Su corazón se ablandó cálidamente. Fue entonces cuando, tras dedicarle una sonrisa cómplice, deshizo el lazo pálido que había, y luego quitó el papel, para así pasar a abrir la caja.

Ahí se encontraban unos patines muy bonitos, algunas veces le había visto algunos así a las competidoras internacionales, le gustaban mucho pero nunca tuvo la ocasión de ver unos en tiendas cercanas. Tenían un leve tono morado oscuro, las cordoneras y el resto del zapato eran color blanco, un blanco pulcro y perfecto. El logo que tenían en la parte trasera era de una tienda bastante cara y lujosa, ella podía reconocerla porque había estado husmeando, pero jamás había visto unos ejemplares tan elegantes como aauellos.

—Sunghoon, son... Son muy bonitos, pero en serio, no tenías que molestarte, ya tenía unos, pero gracias, de verdad.
—En realidad... —comenzó a decir—. Te los he regalado porque quiero que le des una oportunidad a la competición internacional. ¿Te acuerdas de la coreografía que me enseñaste de aquella canción... ¿Cómo se llamaba?
Fake Love.
—Sí, esa, la coreografía era realmente bonita y este color le queda genial, porfavor, dale una oportunidad. Tengo en la mente mil arreglos que podríamos hacerle para que sea incluso mejor... —rogó, juntando sus manos en señal de súplica y formando un pequeño puchero.
—Pero... —hizo una pausa para sonreír ante la ternura del pelinegro;. ¿No crees que las voces son demasiado fuertes para una actuación de patinaje? Y la coreografía era simple, y...
—Te ayudaré a mejorar los pasos y saltos, sobre lo otro, los chicos y yo hemos pensado algo, pero te lo diré cuando lleguen ellos.

Hana quedó intrigada. Poco a poco, los chicos fueron llegando y llevando regalos, los cuales ella guardaba en su cuarto continuamente mientras sus amigos elogiaban la enormidad de su hogar.

Situados en el exterior, en el patio principal y frente a la piscina —en algunas butacas alrededor de una mesa redonda y sofisticada—, Hana llevó con ayuda de Sunoo algunos refrescos y los sirvió mientras conversaban.

—Bien, podemos decirlo ya... —llamó la atención de todos, Sunghoon.
—¿Lo de la canción para los internacionales? —preguntó Ni-ki, curioso.
—Sí. —él la miró, algo nervioso—. Los chicos y yo hemos pensado en grabar la canción, pero con nuestras voces, las tenemos más suaves que los cantantes originales y queda mejor para la presentación, yo mismo lo comprobé porque ya hicimos una grabación.

Ella se quedó perpleja, tratando de entender lo que decía mientras quitaba el tapón de una cerveza que estaba a punto de beberse entera a pesar de que nunca había probado una.

—¿Sabéis cantar? ¿Habéis hecho todo eso por mí? ¿Es en serio? ¿Puedo escuchar la grabación?

Mientras que sus amigas se reían por su reacción y por la sonrisa tonta de sus labios, Sunghoon trataba de relajarla mientras respondía riendo.

—Sí, algunos podemos cantar; sí, lo hemos hecho Heeseung, Sunoo, un amigo externo y yo; sí, puedes escucharla.

Sunoo buscó algo en su teléfono y empezó a reproducir un audio que tenía, se escuchaba bastante bien para ser una grabación hecha con el móvil. Se pudo escuchar a los cuatro chicos cantar la canción y Hana comprobó que su amigo tenía razón: sus voces sonaban como las de los mismísimos ángeles y quedaban muy bien para la presentación. Mientras que la escuchaba, Sunghoon se señalaba a sí mismo, orgulloso pero tímido al mismo tiempo, cuando se escuchaba en la grabación, para indicarle a Hana que era él. Ella se llenaba de ternura por la emoción de Sunghoon, y le gustaba, así que decidió acceder a hacerlo.

—Oye, Sunghoon, tú participarás, ¿verdad? —preguntó de nuevo, ella.
—No... Sería un poco incómodo, participará mi ex. —musitó como si nada, sorbiendo de su bebida.
—¿Disculpa? Si tú no vas yo no pienso ir. —se cruzó de brazos—. Tú me has metido en esto, ahora vienes conmigo.
—Pero...
—¡Nada de excusas! Irás —le ordenó, causando risa entre sus amigos.
—Está bien... —accedió mientras suspiraba, sonriente por lo terca que podía llegar a ser su amiga. Sus ojos fueron lentamente hasta ella, mirándola de reojo con algo de satisfacción en aquella expresión por su insistencia.

Charlaron un poco, y bebieron. Quienes eran menores observaron al principio, y conforme avanzaba el día su ocupación se volvía la de cuidar de sus mayores que habían abusado del alcohol. Hana apenas podía caminar mientras que iba divertida hacia su habitación y la seguía Sunghoon para intentar calmarla, aunque él también hubiera bebido algo.

Él tenía los ojos aguados porque había estado hablando de aquella chica por la cual no quería ir a la presentación de patinaje; Hana no lo escuchó, había omitido todo detalle acerca de ella, porque se le oprimía el pecho al escuchar cómo alguien le había hecho daño al pelinegro.

Entonces, cuando se hizo el silencio y ambos se sentaron en su cama, apareció otro tema de conversación, uno que la dejó a ella pensando hasta hacer algo.

...

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⏰ Last updated: Dec 06, 2022 ⏰

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𝐇𝐎𝐖 𝐓𝐎 𝐁𝐄 𝐌𝐘 𝐁𝐎𝐘𝐅𝐑𝐈𝐄𝐍𝐃 | Park Sunghoon | RESUBIENDOWhere stories live. Discover now