Cortina dimensional-EDITADO

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Miku

Desde que el consejo de ancianos fue masacrado, y el Alado Gabriel tomó el control de ciudad blanca las cosas se veían inciertas.

La seguridad era prioridad y los ángeles eran cuestionados al azar.

La bella ciudad blanca pronto dejó de serlo, y eso preocupaba más a los ángeles guardianes de alto rango que a Al. Gabriel.

Los ángeles guardianes de alto rango solo tenían la misión de salvaguardar a la ciudad y rara vez visitaban la ciudad se concentraban en cuidar los alrededores a causa de amenazas a la ciudad.

El campo protector de la ciudad había sido hackeado y habitantes de otras dimensiones atacaban a la ciudad, queriendo quebrantar el balance de nuestra dimensión para atacar a la dimensión de los mortales.

A.Stan era mi superior inmediato, y en mi opinión fue un gran anciano. Su nombre estaba grabado en las columnas que yacían al lado del río Styx. Muchos de los ángeles ya no venían a meditar por el peligro a un ataque. El río se encontraba en las orillas de la ciudad.

No había habido bajas en las batallas pero si varios ángeles heridos y no había ángeles sanadores, solo arcángeles y estaban ocupados en hacer sus deberes, raramente nos visitaban... a ellos también los habían restringido.

Seguí de cerca a Silver todo este tiempo y no me parecía extraña bueno no al menos el tiempo en que A.Stan me mandaba a seguirla.

De regreso a Ciudad blanca

Vi a varios ángeles cargando una carroza como si llevaran a una personalidad importante de la dinastía Joseon, me intrigó que se escabulleran y no se dirigieran a ningún lugar conocido.

Me sorprendí al ver que desparecían en medio de la nada.

Pánico, era lo único que podía sentir. Me tomó unos instantes decidirme entre ignóralo o investigar. No sabía si me arrepentiría de mi decisión pero fui a dar un vistazo rápido a donde vi que desaparecieron.

No encontré nada hasta que vi una pequeña cuarteada en medio de la nada. Era una cortina dimensional, era el perfecto camuflaje que pocos seres alados tenían acceso.

A.Stan me había enseñado donde estaba su cortina dimensional, ahí nos reuníamos para darle los informes extraoficiales, A. Stan nunca confió en las intenciones de los demás ancianos, quería saber si se podía confiar en Silver puesto que su nacimiento como ángel no estaba bien esclarecido en el sistema.

Dejando mis pensamientos de lado, esperé unos instantes más y me adentré a esa cortina dimensional.

La arquitectura del lugar lucía como la sala del consejo de ancianos, algo clásica y resplandeciente. No había nada diferente a como era cuidad blanca antes de que el desbalance llegara. Como su la luz de la ciudad estuviera atrapada en está cortina de dimensión.

Seguí adentrándome y encontré la carroza vacía fuera de un gran portón dorado, se escuchaba el aleteo cerca de la puerta y me escondí arriba de las grandes paredes del lugar, esperando que no descubrieran que estaba aquí.

Salió Al. Gabriel, y varios ángeles de ahí corriendo por la carroza. Y acercándola a la entrada pude ver cómo alguien no alado salía de la habitación de antes. El parecido con Silver era inigualable pero sus ojos eran felinos color dorado y pupilas color sangre.

Era alguien de lo desconocido, que había usurpado el cuerpo de un alado. Ese alado debía ser Silver.

...El consejo de ancianos me había dado acceso a los archivos e historial de Silver y jamás vi nada raro. La insistencia de Stan por encontrar algo diferente en ella ahora cuadraba. Pero... ¿por qué Al. Gabriel estaba envuelto en todo esto?

Ya habían salido todos de la cortina dimensional entré a la habitación y todo estaba en completa obscuridad, al iluminar el lugar las paredes cubiertas con telas negras de extremo a extremo, y una camilla frente a algo cubierto con una tela similar a la de las paredes.

Al acercarme se escuchaban voces, miraba a mi alrededor pero la habitación estaba vacía. Al acercarme al objeto cubierto en medio de la habitación subía el tono de las voces y al descubrir el objeto, comprendí el por qué de las voces, había un espejo. Lo tapé de inmediato. Rápidamente chequé las paredes de la habitación y todas y cada una estaba cubiertos de espejos de diferentes reflexiones, cóncavos, convexos, planos, rotos... de todo tipo. Parecía la sala de espejos de algún parque de diversiones de los mortales.

Salí de la habitación, gente de lo desconocido ávida por penetrar a esta dimensión, intentaba irrumpir a la habitación a través de la escasa luz que generé. Cubrí todo y salí de la habitación. Recorrí el camino que me trajo pero la puerta estaba cerrada...

Lo único que mantenía en funcionamiento las cortinas dimensionales eran las obsidianas púrpuras colocadas estratégicamente para crear un campo magnético, funcionaban como los polos de este campo y si alguien lo movía esa cortina inmediatamente se cerraba. Estaba atrapada.

Hasta que ellos regresaran, yo podría salir... Solo faltaba esperar y tomar evidencia de este suceso.

Tendría que verme con el mensajero celestial, Erick el grande lo más pronto posible. A.Stan lo habría hecho...


Las Crónicas del Ángel de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora