Capítulo 13: El día del milagro

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Buenas~ 

Sé que os he hecho esperar bastante por esto, pero he tenido unos días un poco complicados para la escritura por culpa de un bloqueo. Así que ruego que me perdonéis, soy consciente de las ganas que teníais de leer esto, y de lo importante que puede llegar a ser el capítulo. Soy demasiado consciente de ello, por eso he tenido el bloqueo xDDDDDDDDDDU

En fin, espero que os guste~ A pesar de todo, estoy muy feliz, por haber superado las 5.500 lecturas, mil gracias ^____^ Estaré esperando vuestras reacciones :3 Y se me olvidaba, el seiyuu de Álex es el monoso, sexy y genial de Tetsuya Kakihara :D

Nos leemos ;)

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 Su corazón, el que se había detenido al sentir la suave ondulación de su voz recorriendo sus oídos en directo, empezó a latir de nuevo, apresuradamente, como si quisiera recuperar el tiempo perdido.

Aquello no podía estar pasando. No se creía que el hombre con el que había estado obsesionado durante tres años, el que le había hecho descubrir su orientación sexual y se había convertido en el centro de su mundo simplemente hablando entrara en su vida de esa forma tan abrupta. Pero estaba ahí, delante de él. No era una fantasía, ni un sueño, su mente no le estaba engañando. Era real, era tangible, le tenía delante de sus ojos, por mucho que él se negara a creer que no era así.

Pero es que era increíble. Había sido demasiado fácil. Eric se había preparado mentalmente para años de búsqueda, para aguantar el tipo hasta que pudiera encontrarle. Se esperaba cualquier cosa, todo tipo de desilusiones y sueños sin salida, menos aquello. Su universo se había puesto bocabajo, y no sabía cómo reaccionar a parte de sonrojándose hasta la coronilla y poniéndose a sudar como si estuviera corriendo en una maratón. Estaba hecho un manojo de nervios.

- Tío, creo que Eric ha entrado en combustión espontánea. ¿Estás bien, pringado?

Escuchaba la voz de Carles de forma clara, sabía que se dirigía a él. También notó su mano en el hombro, que mostraba la misma preocupación que dejaba entrever el tono que había usado para hablarle. Oía cómo la conversación continuaba entre sus dos amigos, que intentaban llamar su atención, conseguir que les contestara. Pero le daba igual, todo le daba igual. Sus esquemas, sus expectativas, se habían roto, el mundo que había ideado en su mente ya no existía. Fue en ese momento en el que se dio cuenta de la distancia prácticamente insalvable que le había separado hasta entonces de Álex, y que la actual, formada por unos metros y unas cuantas sillas mal colocadas, le dolía hasta en el alma. Necesitaba estar más cerca de su sueño hecho realidad.

Le veía ahí, riendo mientras hablaba con las dos mujeres con una naturalidad que le resultaba encantadora, mientras él estaba sentado al borde de la silla, deseando echarse a correr hacia él. Pero el sentido común y la vergüenza, que le atenazaban incluso en los momentos más importantes de su vida, le mantenían en su sitio, mientras el deseo de su cercanía le consumía por dentro. Claro que oía su risa, resonaba por todas partes a pesar del jaleo ocasionado por su súbita aparición, pero no podía evitar pensar en lo que debía ser escucharla a solas, en un susurro contra su oído. Ante ese pensamiento, su piel se erizó suavemente, llenándole de un anhelo que nunca antes había conocido. El estado de shock estaba pasando a impaciencia, y apenas le quedaba ya autocontrol.

No era lo que había esperado, y aun así, era perfecto. Recordaba la tarde en la que se había enamorado de un imposible con claridad meridiana. Después de escucharle en la televisión, había corrido como alma que lleva al diablo hacia el ordenador. Se había cagado en él varias veces por su lentitud al abrirse, y después había pasado un buen rato en la página web sobre dobladores, tratando de encontrar su personaje, y, cuando lo hubo logrado, embebiéndose de toda la información que pudo guardar su acelerado cerebro. Aprendió su nombre y apellidos, su edad, y se alegró al saber que, al menos, vivían en la misma ciudad. También se apuntó todos y cada uno de los programas, series y películas en los que había participado, aunque fuera sólo durante unos segundos. Y se frustró al ver que una de las cosas fundamentales, la fotografía, no estaba disponible. Ni lo estuvo nunca, Álex parecía ser un poco celoso con su intimidad.

Su Voz (Homoerótica) [En proceso + editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora