Celebrando 1 año de publicación - Capítulo extra 2: Malditas pecas

4.6K 487 242
                                    

¡Hola a todos/as! :D

Hoy es un día muy especial. En este día hace un año publiqué el prólogo en Wattpad, AO3 y SlasHeaven. Unos meses después empecé a subir la historia a Amor-Yaoi :) Cuando me vino esta historia a la cabeza pensé que no me leería ni mi madre, de verdad, porque sabía que sería lenta y un poco extraña. ¿A quién le da por escribir una historia de amor homoerótica en la que uno de ellos apenas aparece y en la que no hay sexo? No pensaba que a nadie más pudiera interesarle la vida de Eric, los chicos y Álex. 

A día de hoy, ya son más de 25.000 lecturas en Wattpad, más de 7.000 en Amor-Yaoi, unas 3.000 y pico en SlasHeaven. Y esto sigue adelante, cada vez va a más. Sé que a mucha gente le parecerá poco, pero os juro que para mí son unas cifras increíbles :DDD 

Quiero tomarme un momento para daros las gracias, porque sin vosotros lo más probable es que la hubiera enviado a la mierda hace mucho tiempo. Pero tanto los que me seguís desde el principio como los que os unisteis más tarde, o los que estáis por venir, sois la razón de que siga cada semana al pie del cañón, preparada para entregaros un trocito de mi alma en forma de esta historia :) Me encanta leer vuestros comentarios, poder hablar un poco con vosotros, saber lo que pensáis sobre lo que escribo. A lo mejor no lo parece, pero cada vez que me votáis, me leéis o me decís algo se me escapa una sonrisita tonta que me dura hasta que publico el capítulo a la semana siguiente. Gracias por estar ahí y apoyarme, jamás os lo podré agradecer lo suficiente :) 

Esto en teoría tendrían que haber sido dos capítulos, pero he ido muy justa de tiempo y me ha sido imposible hacerlo. Igualmente espero que disfrutéis de la sorpresa, que he escrito con el mismo cariño y dedicación que pondría en un capítulo normal. De nuevo muchísimas gracias por estar al otro lado de la pantalla, y como siempre, nos leemos~ ;)

****************************************

Tiró las llaves encima de la mesita al entrar por la puerta, haciendo que estas rebotaran contra la madera y que un corto tintineo hiciera eco en la amplia y vacía estancia. Veía los sofás, la suave luz de la tarde que entraba por el ventanal que daba al extenso jardín, en el cual el agua de la piscina reflejaba el sol, emitiendo un leve brillo azulado con motas doradas.

- Ya estoy en casa – musitó, aunque no sabía por qué seguía haciendo aquello. Allí no había nadie para responderle, nunca había nadie.

Empezó a subir las escaleras, sintiéndose algo pesado. Quizás había comido demasiado, pero bueno, aquello no era algo que unas horas haciendo ejercicio no pudiera arreglar. De hecho, nada más entrar en su habitación, que estaba en el segundo piso, las pesas apiladas en un rincón de la estancia fue lo primero en lo que se fijó. Allí se sentía cómodo de verdad. A pesar de que había otra habitación en la casa dedicada exclusivamente a funcionar como gimnasio, le gustaba tener cuatro cosas para su propio uso.

Dejó la mochila en el suelo y se tiró en el sofá que tenía a los pies de la cama doble en la que siempre dormía solo. Jamás dejaba que sus invitadas pasaran allí más tiempo del estrictamente necesario. A veces se preguntaba si había algo mal en su cabeza que hiciera que sólo le importara el sexo, pues nunca había sentido nada más. Después recordaba que tenía dieciocho años y que quería disfrutar de la vida sin ataduras, y que aquello era lo más normal del mundo. Y a quien no le gustara que se aguantara.

Mientras iba pasando los canales hasta encontrar la comedia a la que se había enganchado durante el verano, pensó en el día que había tenido. No había estado nada mal. Había conducido nervioso desde su casa en Pedralbes hasta la Escuela de Doblaje, o al menos hasta el aparcamiento más cercano. No tenía miedo de nada, pues confiaba completamente en sus habilidades y sabía que poseía una voz profunda y sensual que gustaba a la gente. Pero empezar una nueva carrera, decidir su futuro por sí mismo era algo que le aterraba. Sus padres siempre le habían dejado hacer lo que quisiera por el simple hecho de que jamás habían estado allí para decirle lo que podía o no podía dejar de hacer. Así que se había dejado llevar por la vida, sin pensar en nada, hasta que había encontrado su camino.

Su Voz (Homoerótica) [En proceso + editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora