❀ treinta y tres ❀

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Miré hacia Zayn, sujetando su mano con mucha fuerza. Estábamos dentro de un vehículo, conducido por él mismo, moviéndonos a gran velocidad. Safaa iba sentada en la parte trasera de éste, canturreando una canción infantil felizmente. Yo simplemente miraba hacia Zayn. Miraba lo perfecto que era. Lo bien que le quedaba el cabello, que llevaba más largo que la última vez que nos habíamos visto. Era tan perfecto. Y por fin, estaba de vuelta con él. Sabía que lo conseguiría. Sabía que no iba a tener que vivir sin él, te todas formas, dudaba poder hacerlo.

Zayn detuvo el vehículo frente a su casa y murmuró que bajáramos. Tuve que soltar su mano por un segundo mientras ambos bajábamos, pero tanto él como yo fuimos rápidamente hacia el otro y volvimos a enlazar nuestras manos con fuerza, con miedo de que si nos soltábamos, nos separaran de nuevo.

— Vamos para dentro, preciosa – susurró.
— Vale – acepté, con una sonrisa.

Había extrañado tanto su sonrisa, su voz, sus labios, sus ojos... A todo él. Safaa correteó para agarrar mi otra mano y, los tres juntos, caminamos hacia el interior de la mansión de Zayn. Ésta, extrañamente, se encontraba total y completamente vacía. Todos los esclavos debían estar “disfrutando” de su “día libre” en la pensión, mientras que el resto de dominantes que solían rondar por el lugar estarían aún en el palacio, o donde fuera que estuvieran.

— Quédate con Safaa un momento, Em. Tengo que asegurar algo.

Asentí levemente, dejándome caer sobre un enorme sofá y dando un gemido de alivio. Estaba tan cansada y mis fuerzas eran tan mínimas que ni siquiera sabría cómo describirlo con palabras. Simplemente sentía como si pudiera morir en cualquier momento. Safaa saltó hacia el sofá y se sentó a mi lado, abrazándome.

— Te he echado de menos, Emilie.
— Yo a ti también, Saf.
— Zayn ha estado muy triste.
— Yo también lo he estado sin vosotros.
— Zayn dice que has estado con mamá, ¿es eso cierto?
— ¿Qué? – pregunté algo confusa.
— Sí, Zayn me dijo que estabas con mamá, por eso no venías a vernos. ¿Sigue siendo hermosa? La echo de menos. Me gustaría también poder verla.
— No estuve con tu madre, Saf – susurré, abrazándola más fuerte.
— Que pena... – murmuró ella, haciendo un pequeño puchero – Le dije a Zayn que vosotras sois las dos mujeres más guapas del mundo.
— Gracias, Safaa – contesté débilmente.
— Safaa, ve a tu cuarto, ¿quieres? – interrumpió Zayn, entrando en la sala.
— Vale – respondió la niña, frunciendo el ceño – Pero me quedo la corona.
— Toda tuya.

Safaa salió de la sala, dejándonos a Zayn y a mí solos. Él, de inmediato, se sentó a mi lado y agarró mis mejillas con fuerza para llevarme hacia sus labios. Empezó un beso acelerado, loco y necesitado. Pero, realmente, no tenía fuerzas para besarle de esa forma, así que solo me hice algo hacia atrás, haciendo que él se adelantara, buscando no romper el beso.

— Zayn... – murmuré.
— Te necesito, Em.
— Zayn no... – susurré, cuando él intentó moverme y sentarme sobre sus piernas – No puedo ahora... – repetí en un susurro, cada vez sintiéndome más agotada.
— ¿Estás bien, mi amor?
— No, Zayn... – negué, abrazándole.
— ¿Qué pasa, cariño? Ya estás bien. Ya estás a salvo. No pienso dejar que te vuelvan a hacer nada.
— Lo malo ya está hecho, Zaynie...
— ¿Qué? ¿Qué te han hecho? – tragué fuertemente, hora de sacar el tema.
— Zayn... – bajé la mirada, avergonzada de mí misma – He estado más de tres meses ahí fuera... viviendo en una cueva. Comiendo lo que Niall podía robar en la ciudad...
— Sí, y lo siento por eso. Si pudiera haberlo evitado, lo habría hecho, Em.
— Lo sé pero... – suspiré, cuanto antes lo dijera, antes acabaría eso – Estaba embarazada, Zayn.
— ¿Q-qué?
— Estaba embarazada... de ti. Lo supe cuando estaba en casa de Middet... – susurré, sin atreverme a mirarle – Todo fue bien los tres primeros meses, pero nos descubrieron a Niall y a mí y tuvimos que escapar corriendo y cuando estaba bajando por una pendiente, me tropecé y empecé a rodar por el suelo y cuando paré vi que estaba sangrando y... perdí al bebé.
— ¿Estabas embarazada de mí?
— Sí...
— Emilie... – susurró, abrazándome con fuerza – Lo siento. Lo siento mucho. Debería haber ido por ti. Haber recorrido personalmente cada centímetro de tierra hasta encontrarte...
— No es culpa tuya, Zayn. Está todo bien ahora, ¿sí? Ya tendremos ocasión para tener hijos, amor... – dije, abrazándole de vuelta – Ahora, necesito dormir, por favor...  – rogué – llevo unos dos días  despierta, no puedo más.
— ¿En serio? – exclamó, poniéndose de pie – Ven, te llevaré a la cama... – susurró, cargándome en brazos – Tienes que descansar, luego llamaré a un médico para que te chequee, debes estar enferma – dijo, besando mi frente antes de echar a caminar hacia su habitación.
— Te amo mucho, Zayn.
— Te amo más, Em.
— Vivir ahí fuera sin ti ha sido un infierno.
— Vivir sin ti también lo ha sido.
— Te amo... – susurré nuevamente, sintiendo como mis ojos se cerraban por su propio peso.

Freedom « z.m »Where stories live. Discover now