❀ veintiuno ❀

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— ¿Dónde vamos? – pregunté con curiosidad, mientras Zayn bajaba por las escaleras con un par de maletas en las manos.
— Ya lo verás, preciosa. Es una sorpresa.
— Dímelo... – pedí, haciendo un puchero y abrazándole desde atrás, ya que le seguía con un escalón de diferencia.
— Ni hablar. Que se arruina la sorpresa.
— ¡Zayn! – pedí nuevamente. Él rió y negó con la cabeza.
— No hay nada que puedas hacer para convencerme de que te lo diga.
— ¿Ah no? – susurré a su oído, sonriendo – ¿Nada...?
— No, ni siquiera el sexo funcionará ahora – rió, deteniéndose – Venga, pasa tú delante que estás muy pesada hoy – bromeó, dejándome pasar.
— Jo, es que tengo mucha curiosidad de saber a dónde vamos a ir... – me quejé, caminando delante suyo.
— Pues aún te queda un buen rato para saberlo – se burló.

Di un gemido de queja a la vez que llegábamos al salón. Zayn dejó las maletas en la puerta y luego fue hacia la cocina, pidiéndome que le esperara en el salón. Me senté sobre una gran butaca, esperándole con una enorme sonrisa en la cara. No sabía a dónde íbamos. Lo que si sabía es que no íbamos a estar con ninguno de sus "amigos" o con ningún dominante. Lo que hacía que me relajara. Salir de viaje solo con Zayn sonaba como un sueño. Un rato después, Zayn llegó con una bolsa, en la que supuse que habría algo de comida. Me indicó con la cabeza que fuera hacia él y, cuando le alcancé, enlazó sus dedos con los míos. Sonreí ante su gesto y besé su mejilla. 

Zayn caminó hacia la salida, y fuimos a su garaje. En uno de los coches, guardó las maletas y la cesta con comida, para luego subirse en el asiento del piloto. Yo entré en el asiento del copiloto y enlacé su mano de nuevo con la mía, ya que la había puesto sobre mi pierna. Sonreí, sintiéndome en una nube. Zayn era todo lo que podría haber imaginado en referencia al amor. No podía pedir más. Era imposible tener más.

Zayn estuvo manejando un buen rato, hasta que se detuvo en un edificio enorme, en medio de la nada. Le miré extrañada, sin entender dónde estábamos. Él sonrió con complicidad y cargó de nuevo las maletas, dirigiéndose al interior. Le seguí, emocionada por ver a dónde estábamos entrando. Zayn abrió una gran puerta metálica y dejó a nuestra vista un aparato bastante grande, de hecho, muy grande.

— ¿Y esto? – pregunté sin entender qué era. 
— Un helicóptero. 
— ¿Vamos a volar? – pregunté sorprendida – ¿Es en serio?
— Sí, tengo una casa cerca de la costa. Iremos ahí. 
— ¿¡Vamos a ver el mar!? – exclamé nuevamente. 
— ¿No lo has visto nunca? – preguntó, subiendo las maletas al helicóptero.
— No.
— Wow... Te gustará, ya lo verás. 
— Seguro que sí, y más si estoy contigo...
— Ven, sube por aquí... – dijo, ayudándome a subir al vehículo.

Zayn subió después de mí, sentándose frente a un volante algo extraño. Arregló varias cosas antes de dar a un botón, haciendo que el techo se abriera. Zayn empezó a manejar el helicóptero, haciendo que éste se alzara en el aire. Di un gritito, algo asustada de que tal aparato no se mantuviera en el aire y cayera en picado hacia el suelo, que era lo que parecía más probable.

— ¿Seguro que no se caerá? – pregunté nerviosa. 
— Claro que no se caerá – rió Zayn – Estos helicópteros son muy buenos, preciosa. Hace años los helicópteros eran horribles. Mucho ruido, muchas posibilidades de fallo... pero eso ha quedado atrás – sonrió, manejando el vehículo grácilmente. 
— ¿Sabes hacia dónde vamos?
— Claro. 
— ¿Cómo puedes saberlo? Si estamos en medio de la nada. 
— Lo veo aquí – dijo, señalando un aparato que reproducía lo que parecía un mapa.

Asentí levemente con la cabeza, asomándome por la ventana para ver el árido paisaje desértico, preguntándome si la zona junto al mar sería igual. O habría plantas. No lo había visto nunca, y estaba ansiosa por verlo.

Freedom « z.m »Where stories live. Discover now