❀ cuatro ❀

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No había dormido mucho durante la noche. De tanto en tanto mis párpados caían y dormía por unos minutos, pero volvía a despertarme sobresaltada. Cuando el sol empezó a salir, empezó a haber movimiento por toda la pensión. Me incorporé en la cama, haciendo que algunas miradas se centraran en mí. Les caía mal, ya, sin conocerme. No les culpaba. No llevaba ni un día entero allí que ya había metido a uno de ellos en líos y había hecho que, en vez de venir un guardia cualquiera, apareciera Malik a intimidarles y no dejarles ni un momento de paz. Bajé la mirada, arrepentida, hasta que sentí el brazo de alguien ponerse sobre mis hombros. Era Niall. Le miré y me sonrió afablemente.

— ¿Cómo has dormido...?
— No he dormido mucho... – me encogí de hombros.
— Suele pasar las primeras semanas... luego te acostumbrarás y dormirás un poco más... – afirmó.
— Sí, supongo que sí...

La conversación se vio interrumpida por un fuerte estruendo en la puerta, que se abrió de repente, golpeando la pared. Contuve la respiración al ver a Malik ahí. Todos le miraban extrañados, por lo que supuse que no solía aparecer por la pensión. Seguro que era para joderme. No me equivocaba.

— Tú – bufó, mirándome – la nueva. Ven para aquí.
— Me llamo Emilie – dije enfadada, tratando de contener mi impulsividad. Vi como su ceño se endurecía.
— ¿Te crees que me importa? Solo he dicho que vengas. Ahora.

Sentí un ligero empujón de Niall para que me pusiera de pie y fuera hacia Malik. Fruncí el ceño y caminé segura hacia él, quedando de pie frente a su atenta mirada. Luego, simplemente, se giró y empezó a caminar. Supuse que quería que le siguiera, así que eso hice. Caminé detrás de él, quemándome en los pies con la ardiente arena, haciéndome daño en las heridas del día anterior. Mordí mi labio para no soltar ningún gemido de dolor. No quería mostrarme débil ante él.

Malik entró en la gran casa principal, y yo detrás de él. Caminó a través de los pasillos que seguramente ya conocía de memoria. Atravesamos toda la planta inferior, llegando hasta una puerta que conducía nuevamente al exterior. Me hizo salir y abrí mucho los ojos al ver un enorme jardín. Tenía cultivado todo tipo de árboles y arbustos frutales y vegetales. El lugar estaba cubierto con una especie de lona enorme, transparente, que dejaba pasar el sol, pero no el calor, para que las plantas estuvieran a una temperatura adecuada.

— Allí, en el cobertizo – señaló dicho lugar – tienes todo lo que necesitas. Estarás tú sola.
— ¿Qué? No puedo cuidar de todo esto yo sola – le interrumpí. Noté su mandíbula tensarse.
— Ni se te ocurra volver a interrumpirme cuando estoy hablando, ¿entendido? – gruñó, apretando en mi muñeca, acercándome a él.
— Sí, perdón, señor... – murmuré, queriendo que me soltara.
— Bien – mi muñeca quedó libre de su agarre – Tienes que cuidar de las plantas y esas mierdas... – se encogió de hombros – Después de la hora de la comida deberás ir al mercado y comprar lo que haga falta, los que trabajan en la cocina te darán la lista.
— Está bien, señor.

Malik no dijo nada más. No tenía más indicaciones para darme. Sin embargo no se fue de ahí. Me mordí el labio interiormente, sosteniendo su mirada, recordando lo que me dijo Niall. Malik odiaba que bajaran la mirada, lo consideraba de débiles. Podía oír su respiración, profunda e intranquila. Dio un paso hacia delante, haciendo que quedáramos tan cerca que mi mano se rozara con la suya. Solté un leve jadeo al sentir una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo desde esa mano hasta el último centímetro de mí. Malik, al oírme, cerró los ojos, apretando la mandíbula. Parecía estar conteniéndose, supongo que quería golpearme por haber hecho eso. Su mano subió hasta mi mejilla y yo me hice ligeramente hacia atrás, pensando que iba a golpearme, pero no, solo la ahuecó sobre mi piel y me acercó a él, quedando cerca, pero aun dejándome algo de espacio.

Freedom « z.m »Where stories live. Discover now