❀ cinco ❀

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— No sé ir allá – afirmé con la voz dura, para que no volviera a cabrearse.
— No importa, yo debo ir a uno de los edificios de mi empresa, y queda al lado. Vendrás conmigo y luego ya regresarás sola, así que fíjate bien en el camino – vi a Niall ensanchar mucho los ojos. Apostaba a que tampoco había hecho eso nunca con ninguna esclava – Tengo que ir a por unos documentos. En diez minutos en la entrada principal, y como no te vea ahí, te llevarás una buena, que con lo cara que me has salido, estás siendo muy rebelde.
— Está bien, señor – dije, asintiendo con la cabeza.

Zayn salió rápidamente de la sala y la gente a mi alrededor me miró aun más sorprendida. Yo miré a Niall nerviosamente, mordiéndome el labio, sin entender qué pasaba.

— ¿Qué ha dicho ahora?
— Por dios, Em, ¡te va a llevar! ¡Está clarísimo que nunca ha hecho eso con nadie! – exclamó, mientras los demás empezaban a murmurar.
— Niall, por dios, me odia. Seguro que lo hace para poder torturarme, gritarme o pegarme durante el camino.
— Bueno, tu solo procura que no te viole.
— Eso es lo último que querría... – dije, haciendo una mueca de asco – Voy a ir ya para allá, no quiero llegar tarde y que me monte otra bronca – bufé, levantándome.
— Voy contigo, tendré que llevaos yo, soy su chófer.
— Está bien, vamos – sonreí ligeramente, me tranquilizaba que Niall estuviera cerca.

Enganché mi brazo en el suyo y empezamos a caminar, dirigiéndonos a la gran escalinata de la entrada principal. Llegamos a la vez que lo hacía Malik, quién nos miró con el ceño muy fruncido.

— Tú – masculló, mirando a Niall – largo.
— Creí que yo os llevar...
— No nos llevarás tú, y no te he dado permiso para hablar, así que cierra la jodida boca – interrumpió.
— Perdón, señor.
— Bien, y tú – bufó, esa vez mirándome a mí – suéltale y ve ya al coche – dijo señalando un coche negro que había unos metros más allá.

Yo asentí con la cabeza y empecé a caminar hacia el coche. Abrí la puerta para entrar en el asiento del copiloto, oyendo gritos de Malik. Seguramente estaba riñendo a Niall. Me volteé a ellos un momento y vi que le estaba golpeando, di un grito y quise empezar a correr hacia él para ayudarle, pero el rubio que conducía, agarró mi muñeca sin permitírmelo.

— Ya estás metiéndote y metiéndonos en muchos problemas, así que estate quieta de una jodida vez – me dijo, metiéndome dentro del coche.

Intenté salir, pero él había puesto un seguro a la puerta para que no pudiera hacerlo. Por fin, Malik dejó de golpear a Niall y se acercó hacia el vehículo, poniéndose bien las mangas de la chaqueta de su traje, que pese al infernal calor siempre llevaba. Entró en el asiento trasero y, antes de dejar arrancar al chico que estaba sentado a mi lado, habló con su voz firme.

— No puedes sentarte ahí, ven aquí atrás.

Obedecí al instante, saliendo del coche para entrar por la puerta trasera y sentarme junto a él. El coche arrancó y yo miré nerviosa hacia fuera, intentando recordar cada uno de los cruces y giros que éste hacía. 

Estaba concentrada mirando por la ventanilla cuando solté un inesperado jadeo al sentir los labios de Malik en mi cuello. Lo besaba pausadamente. Eran besos húmedos y suaves. No parecía el tipo de chico que daría esos besos. Yo seguí mirando por la ventanilla, sin saber cómo reaccionar ante aquello. Porque, siendo sincera conmigo misma: me gustaba. Pero también me daba asco. Tenía una mezcla de sentimientos muy rara y confusa. Pero sabía que hacerle parar o apartarle no era para nada una buena idea. Su mano se colocó sobre mi pierna y empezó a acariciarla, haciendo que diera un respingo, asustada. Sentí un escalofrío de arriba a abajo cuando su lengua rozó mi piel, antes de que sus dientes la capturaran y succionaran, haciéndome dar un gemido algo fuerte que camuflé con miedo. 

— Basta, por favor – rogué, lloriqueando. 
— Me cago en mi vida, Emilie. ¿Me vas a hacer violarte? – di un grito ahogado ante sus palabras, ¿estaba dispuesto a hacerlo? – Eres una zorra estúpida – bufó al notar mi miedo.

El coche se detuvo y, sin decirme nada más, me señaló la puerta para que saliera. Así que alargué la mano para abrir la puerta. Salí al ardiente exterior, haciendo que empezara a sudar casi de inmediato. Un sudor diferente al sudor frío y nervioso que había tenido en el coche. 

Empecé a caminar, viendo el letrero que decía “Market”, en una amplia calle llena de gente. La mayoría eran dominantes, pero también pude ver algunos esclavos. El coche de Malik se alejaba, dejándome allí sola. 

Empecé a caminar, con el pequeño saquito con monedas en la mano. Miré a mi alrededor, sin saber por dónde empezar. El mercado consistía en varias paradas muy rudimentarias, hechas de maderas viejas y carcomidas. Me sorprendía ver el contraste entre el avance tecnológico de las cosas de Malik y el retraso en la sociedad, remontándose a referencias de libros fechados en 1900 como muy tarde. 

Me fijé en los dominantes. Sus cabellos oscuros, sus ojos profundos, aquellos rostros con facciones tan marcadas, no tan suaves como las mías. Me daban miedo. Me miraban con repulsión y asco. Mi melena rubia seguía suelta y hondeando en el viento como una vieja bandera que anunciaba libertad, pero ya no había libertad para mí. 

Me acerqué a los diferentes puestos en los que debía comprar cosas que me habían pedido en la cocina de Malik. Al final del mercado, vi un pequeño puesto con un cartel manuscrito que ponía "flowers". Curiosa, me acerqué al lugar. Estaba presidido por una niña de unos 10 años como mucho. Al verme, sonrió ampliamente, mostrando unos pequeños dientes de leche, por lo que imaginé que tendría unos 7 u 8 años. Era la primera en todo el mercado que me sonrió. 

— Hola, ¿puedo ayudarte?
— Sí. ¿Vendes flores aquí, cielo?
— Vendo semillas para plantarlas. 
— Eso suena genial, ¿me venderías unas pocas?
— ¡Claro! ¿Cuáles quieres? – preguntó animada, mostrándome los tipos que tenía, que tampoco eran muchos. 

Cogí unas pocas semillas de margaritas, rosas, lirios, claveles y azucenas. Debería ir con cuidado de plantarlas lejos del alcance visual de Malik para no llevarme otra bronca por ello. Escondí las semillas de las flores y empecé a caminar, con una pesada cesta llena de comida y varias cosas más. Fui en dirección a la casa de Malik, donde creía que estaba, esforzándome por recordar por dónde era el camino. 

Freedom « z.m »Where stories live. Discover now