❀ treinta y nueve ❀

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Llevaba como... horas caminando de un lado a otro en la sala en la que me encontraba. Tenía el corazón en un puño. No sabía exactamente cuánto rato llevaba ahí, pero el sol ya estaba empezando a descender por detrás de las montañas que se veían a través de las ventanas del cuarto donde estaba.

Bufé, sentándome sobre el sillón que había en la esquina de la sala y me quedé mirando por la ventana, viendo como el cielo empezaba a teñirse de naranja. Adoraba cuando aquello pasaba. Era hermoso, y me hacía sentir tremendamente pequeña, ya que la belleza de la Tierra era tan grande, que no podía más que sentirme diminuta.

Pero no observé la belleza del cielo por más de cinco minutos, ya que mi corazón estaba latiendo con mucha fuerza por los nervios. No había sabido absolutamente nada de Zayn desde que me habían dejado ahí. Simplemente el chico que me llevó en el coche, me acompañó hasta la sala y ya.

Estaba desesperada por saber, al menos, si Zayn estaba bien. Pero nadie me decía nada, ni siquiera podía salir de ahí, ya que la puerta estaba bloqueada. Me levanté, y fui hacia la ventana, apoyándome en ella. Por más que mirara por ella, solo veía lo mismo: desierto, desierto, desierto y... ¡oh! Más desierto. Y eso me desesperaba. Me habían llevado tan lejos que no había absolutamente nada cerca. ¿Por qué se empeñaban tanto en protegerme? Si no protegían a Zayn mejor que a mí, yo no iba a sobrevivir. Si acababan con Zayn, era obvio que lo harían conmigo. Tarde o temprano. Pero lo harían.

Escuché como el bloqueo de la puerta se quitaba desde fuera y el pomo se bajaba. Corrí hacia ahí, eseprando encontrarme a alguien que me diera información. Ahí apareció un chico alto y robusto, uniformado, con semblante serio, que traía a Safaa de la mano.

- ¡Emmie! - chilló la pequeña, abalanzándose a mis brazos.

- Hola, Saf - sonreí, abrazándola de vuelta. Para cuando quise darme cuenta, el chico quería irse, pero le detuve, agarrando su muñeca -. ¡Hey, espera! ¿Qué pasa con Zayn? ¿Está bien? ¿Dónde está?

- No estoy autorizado para hablar sobre el señor Malik.

- ¡Necesito saber si está bien, por favor! - dije, a punto de llorar. Él me miró, en silencio, por un momento.

- Aún no hemos sabido nada de él y del presidente Payne - murmuró, con miedo de que nos oyera alguien -, los rebeldes se han hecho con el control de las torres de comunicación.

- ¿No sabéis, siquiera, si está vivo?

- Lo siento pero... - negó con la cabeza - no sabemos nada de ellos.

- ¿¡Cómo pueden no saberlo y estar tan tranquilos!?

- Algunos de nuestros hombres ya están de camino a todas las bases de seguridad que tenemos, para localizarles.

- ¿Si saben algo, me avisarán?

- Por supuesto.

- Gracias - asentí, realmente agradecida, dejando que él cerrara la puerta con seguro de nuevo -. Hey Saf... - dije, agarrando la mano de la pequeña, ya que me sentía demasiado débil como para cargarla en brazos - ¿Cómo estás?

- He estado con unos chicos muy raros y muy serios - hizo una mueca, sentándose en un diván que había en la sala -. ¡Pero ahora ya estoy contigo!

- Sí, ahora ya estás conmigo - sonreí, sentándome a su lado y acariciando su cabello.

- ¡Solo falta Zayn! - dijo contenta.

- Sí... solo falta Zayn... - murmuré nerviosamente.

- ¡Vamos a jugar mientras le esperamos!

Freedom « z.m »Where stories live. Discover now