|Capítulo 19|

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Al finalizar el maratón de películas que hicimos,  mis cuatro compañeros de casa estaban dormidos. Era entendible ya eran pasada la media noche. Pero lo que me sorprendió fue que no había rastro de Harvey. 

«¿Cuándo se fue?»

Había tomado mucha soda, por ende me estaba orinando, asi que me levanté y me dirigí al baño.

Terminé de orinar y me vi en el espejo, me veía del asco, até mi cabello a medias debido a que estaba corto y algunos mechones rebeldes se soltaron del agarre.

Al salir, oí unos pasos en la terraza, no dude y me dirigí hacia allí. Me apoyé en el marco de la puerta y allí estaba él, apoyado al barandal mientras bebía una cerveza.

—Creí que estabas dormida —comentó Harvey sin mirarme.

—Creí que te habías ido —admití.

—¿Me estas echando? —preguntó volteandose, para luego mirarme a los ojos.

—Nah, ya me acostumbré —dije adentrandome a la terraza y sentarme sobre el sillón de madera y cojines.

Harvey sonrió mostrando sus dientes y le dió un sorbo a su cerveza.

—Sabes, creo que superas a alguien siguiendo adelante con tu vida y sin permitirle volver —dijo serio.

¿Por qué me está diciendo eso? Aunque, ya lo sabía de cierta forma.

¿Qué te asegura que no volverá a pasar? ¿Qué me asegura que solo fue un beso?

Nada, porque fue más que eso

—Además, eres guapa, conseguirás salir con cualquiera —agregó sentándose junto a mi.

Me dijo guapa.

¿Conseguir salir con cualquiera?

—No es tan fácil que alguien se fije en mi —dije seria.

Porque es cierto, estoy muy bien con mi cuerpo, pero que alguien me quiera para algo más que un par de horas, estaba difícil. Ya nadie quiere algo serio.

—Creeme, todo el equipo se acostaría contigo —dijo divertido—. De hecho, tu equipo y mi equipo.

—Es que, ese es el problema, me quieren para una noche —recalqué, mirándolo a los ojos.

El sonrió, mientras se acercaba demasiado a su rostro, tanto que nuestras narices estaban rozando.

—Yo por ti, centaria cabeza —susurró en mi oído.

Reí ante su comentario, no creía que lo decía enserio, hasta que vi su expresión seria.

—No me jodas, no digas eso —dije, broma o no, con eso no se bromeaba.

Su mano rozó mi mejilla y colocó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja, para luego pasar su pulgar por mi labio inferior, quería apartarme, pero no podía, algo en mi quería besar esos labios carnosos.

Carajo, mañana me arrepentiré por lo que haré, lo sé.

Me senté sobre su regazo en un rápido movimiento, él me miró confundido, como si me estuviera analizando, posó su mano en mi cuello y me atrajo hacia él.

Y sin más mis labios se unieron con los de él en un beso brusco y descontrolado, tan brusco que nuestros dientes chocaron. Sus labios húmedos y carnosos saboreaban los míos, bajó su agarre de mi cuello para luego depositar sus manos en mi cintura y acercarme más a él. 

Yo por otro lado, pase mis manos por su pecho, hasta llegar a su cuello, para luego posar mis brazos sobre sus hombros y jalar su cabello.

Para luego comenzar  a dejar pequeños besos húmedos por mi cuello, hasta llegar a mi clavícula, donde se detuvo con detenimiento, como si estuviera analizando las letras negras que se encontraban en mi piel.

Los chicos de Chloe | PRÓXIMAMENTE EN FÍSICOWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu