|Capítulo 47|

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Gracias a las compras que hice junto a Eros el día anterior, teníamos variedad de comida para el desayuno.

Me había levantado temprano para tomar una ducha, antes de que alguien ocupara el baño por horas. Pero, al estar lista para bajar a la cocina me encontré con: Eros y mi madre hablando, mientras desayunaban.

La verdad es que me quedé un poco atónita, mi madre no solía interactuar con mis novios.

Espera, Eros no es mi novio.

—Buen día, hija —saludó mi madre bebiendo de su café—. Eros me ayudó con el desayuno.

Sonreí, sin saber que decir. Me senté junto a Eros y me serví leche junto cereales de chocolate.

—¿Dormiste bien? —indagó Eros con una sonrisa.

«Dile la verdad, te costó volver a dormir después de aquella sesión de besos»

—Si, muy bien de hecho —respondí devorando el cereal.

—Debo ir a la empresa, tengo una conferencia. Volveré tarde —comentó mi madre.

—¿Te esperamos para cenar? —pregunté.

Era raro que mi madre llegase a horario para cenar.

—No, quizá cene con alguien —respondió segura, para luego tomar su chaqueta y cartera e irse de casa.

—Bueno...¿qué haremos nosotros? —inquirió Eros.

—Desayunar —respondí tomando una tostada, para luego darle un mordisco.

Terminamos de desayunar en completo silencio y aunque al principio creí que sería incómoda no lo fue.

Al juntar la mesa recibí su ayuda, al igual que cuando iba a lavar las tazas y platos sucios.

Al terminar, ayudé a Eros a llevar su ropa al dormitorio de huéspedes. Con mi madre presente, no era bueno que compartieramos habitación.

—¿Debo avisarte cada vez que quiera besarte? —preguntó de golpe.

—Eh... —balbuceé.

—Al diablo —dijo tomándome del rostro y guiándome para juntar nuestros labios.

Bueno, ese beso no me lo esperaba. Fue más corto de lo que quise, pero no insistí. Al separarnos Eros sonrió satisfecho y se sentó en la cama.

—Podría acostumbrarme a besarte seguido —confesó.

—¿Qué te hace creer que yo te dejaría besarme seguido?

—Si me dejas puedo mostrarte varias razones —replicó sonriendo.

«Uff, comienza a hacer calor»

Me hice la desentendida y volví a mi dormitorio. Tenía mucho que pensar, debía hablar con mi madre, pero debía saber si Steve estaba de acuerdo.

Así que, antes de chantajear un poco a mi madre. Llamé a Steve.

—¿Qué pasa bebé? —dijo Steve ni bien atendió.

—Te tengo una propuesta —comenté antes de contarle todo el plan que había estado planeado.

Luego de estar conversando media hora, Steve aceptó. Sinceramente él no sabía qué estudiar, así que solo esperaba que funcionara para ambos.

Estudiaríamos la misma carrera, así que con suerte también trabajaríamos juntos. Sinceramente quería ayudarlo, así que solo esperaba estar haciendo lo correcto.

Ante de colgar, lo invité a la cena de noche buena junto a sus abuelos. Hace tiempo no veía a la pareja Smith. Y no vendría mal buena compañía, recordar que los Harrison también vendrían no era para nada bueno.

—¿Puedo pasar? —preguntó Eros tras dar unos golpecitos en la puerta de mi dormitorio.

Me levanté de la silla donde me encontraba sentada y fui a abrirle.

Para mi sorpresa, me lo encontré sin camiseta.

—¿Camisa blanca o azul? —indagó mostrándomelas.

«Mejor ninguna»

—¿A dónde irás? —inquirí curiosa.

—Iremos —dijo colocándose la camisa azul—. Iremos al cine.

¿Al cine? Fruncí el ceño.

—Te dejaré elegir la película —propuso y sonreí.

Me coloqué unas botas negras, tomé la primer chaqueta que ví y un pequeño bolso.

¿Qué tan mal puede salir una salida al cine junto a Eros?

Los chicos de Chloe | PRÓXIMAMENTE EN FÍSICOWhere stories live. Discover now