XXXI. Ixpuxtequi: el enemigo de los viajeros

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Lugar: México


Origen: Era prehispánica


Introducción

Seguramente más de uno ha tenido la oportunidad, o quizás sea mejor decir la osadía, de viajar de noche. Y es que el estar en un camino a altas horas de la madrugada, ya sea en un coche o a pie, deja esa sensación como de libertad, de omnipotencia y, por supuesto, de aventura. Pero es sabio decir que aquellos que se atrevan a dejar que el espíritu libre se imponga sobre la razón para internarse en un viaje nocturno deben tener cuidado. Nadie sabe qué clase de peligros, ya sea de índole real o paranormal, puedan verse enfrentando bajo el cielo nocturno y la tenue luz de la luna.


La leyenda

Según se cree, Ixpuxtequi es una de las cuatro deidades de la muerte que habitan en el inframundo. El nombre de Ixpuxtequi es un vocablo náhuatl que significa "cara rota"; la forma física de esta deidad es representada en diferentes versiones, pero todas coinciden en una criatura antropomorfa cuya característica más significativa son sus pies en forma de patas de águila.

Otra de las descripciones típicas menciona que tiene una altura monumental y es extremadamente delgado, al grado de que sus huesos pueden notarse. El nombre de "cara rota" se debe a que no posee la mandíbula inferior, pero sí unos enormes colmillos de obsidiana en su mandíbula superior. Por su aspecto endeble, se le ve acompañado de un bastón que usa para apoyarse (aunque otros dicen que se trata de una lanza con afilada punta de obsidiana que usa como arma para sus ataques). También viste una larga túnica.

Según la mitología nahua, Ixpuxtequi, junto a su esposa, rige el Teyollocualóyan, lugar en donde se come el corazón de la gente (uno de los nueve niveles del inframundo mexica). Esta zona también es habitada por feroces y salvajes bestias que desgarran el pecho de sus víctimas para arrancarles el corazón.


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Las antiguas civilizaciones creían que Ixpuxtequi abandonaba su trono en el inframundo para vagar por las noches entre calles y caminos y así sorprender a viajeros solitarios. Cuando alguno se encontraba con esta horrible criatura no tenía tiempo de escapar, Ixpuxtequi le arrancaba el corazón y lo devoraba ahí mismo. Y, como si esa terrible muerte no fuese suficiente maleficio, el alma del malaventurado era condenada al séptimo círculo del infierno, en donde las bestias torturaban las almas de aquellos a los que "cara rota" asesinó. Por tal motivo, la presencia o mención del nombre de esta terrible deidad era vista como infortunio y mala suerte.


¿Realidad o mito?

Investigando sobre esta criatura recordé una historia que me relató mi abuelo hace ya tiempo, por aquel entonces yo creía que las anécdotas que me contaba eran solo para asustarnos y mantenernos al filo de nuestros asientos, las noches que mi familia y yo nos acomodábamos alrededor de la fogata, entre charlas de todo tipo, y terminábamos contando relatos tenebrosos. Pero más que historias, eran anécdotas que le habían sucedido realmente; en donde vivía, este tipo de leyendas y creencias sobrenaturales eran muy comunes, por lo que, en verdad, nunca podía saberse si lo que decía lo había inventado o no.

Mis abuelos viven en un pueblo pequeño que poca gente conoce y casi nadie visita, por lo que, como en todo pueblo chico, todos conocen a todos. Cuando sales a la calle siempre esperas el saludo de alguien, y los habitantes se reconocen incluso entre las pocas claridades de la noche. Nos contó que cierta madrugada, llegando del trabajo que cumplía en un pueblo cercano, tuvo que caminar desde la carretera hasta el pueblo en el que vivía. El trayecto que debía realizar era de aproximadamente un kilómetro y medio, acompañado por los altos pastizales a los costados del camino. Luego de despedirse del compañero que lo dejó en la carretera, emprendió su andar, no tenía miedo de transitar por esos lados ya que conocía el recorrido de memoria, incluso con un poco de suerte alguien llegaría y le daría un aventón hasta su casa; pero nadie llegó. La noche era fría y silenciosa y, a pesar del cielo despejado, no se veía la luna, motivo por el cual el sendero estaba demasiado oscuro. Encendió un cigarrillo para mitigar el frío, y entonces algo interrumpió su andar, era una figura alta, mucho más que un humano promedio, y muy delgada. Caminaba algo encorvado y se apoyaba en un bastón largo. Debido a la distancia y la oscuridad no pudo distinguir de quién se trataba, pero conforme avanzaba hacia aquel extraño ser, un escalofrío le recorría la espalda. El miedo ya estaba instalado en su ser. Desvió la mirada apenas un segundo para apagar la colilla del cigarro y cuando regresó la vista hacia el frente ya no había nada, la figura se había ido. Miró en todas las direcciones, mas no hubo rastro alguno del ser extraño. Sin embargo, el miedo no hizo más que incrementarse y echó a correr tan rápido como sus piernas le permitieron. Desde esa noche evitó caminar solo a altas horas de la madrugada por aquel lugar.

Ahora caigo en la cuenta, tras investigar para ustedes a este ser mitológico, de que quizás mi abuelo estuvo cara a cara con Ixpuxtequi...o quizá solo se trató de un alma errante de esas que muchas veces son vistas por las carreteras o en algún camino desolado o, simplemente, haya sido una historia oscura cuyo propósito era provocar que se nos erizara la piel y que, desde entonces, cada vez que pasamos de noche por aquel camino deba tener los ojos cerrados hasta que llegamos a la entrada del pueblo. Pero lo cierto es que las coincidencias son demasiado específicas como para ser simplemente una historia más inventada por él.


¿Ustedes qué saben de este curioso y terrible personaje? ¿Conocen historias reales que lo involucren?

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