Capítulo III

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12 DE LA TARDE

Nueva York, Holger Cheff.

  —¿Sobre qué querías hablarme Chris? Y no te vayas con rodeos, soy una mujer muy ocupada—Christina la miró y negó.

Valentina Bradley era una mujer con mucho ego.

—Valentina, esto es un tema importante, así que tómalo con calma y no te emociones mucho—suspiró Christina y habló nuevamente—Julianno Villyn murió...—

Los ojos de Valentina se abrieron de sorpresa y negó repetidas veces,  su mayor enemigo en los negocios había muerto, pero no era pena lo que sentía Valentina, sentía enojo por no haberle restregado que su empresa llegó a la cima en su cara, ahora no podía.

—¿Cómo carajos voy a decirle que yo gané? Esto es una locura, hace cuanto fue?—preguntó Bradley, mientras se llevaba a los labios su té y bebía.

—¿Es lo único que te importa? Te digo que un hombre murió y tú solo te interesas en ganar?—Christina la miró un tanto dolida, su amiga ya no era la misma chica inocente de hace 3 años.

—¿Quién se va encargar de los negocios? Esto es perfecto...el hombre que tome el mando seguramente va ser un estúpido y me dará la oportunidad de crecer...es la mejor noticia que me has dado desde hace mucho tiempo, al final tener una mejor amiga si sirve de algo—

La mujer de ojos claros la miró y rió irónicamente, ya las palabras de Valentina no le afectaba, sabía que Bradley era solo una mujer que reprimía sus sentimientos.

—Dicen que Lauren Lanwer va heredar todo, ella era la más cercana a Julianno, pero para mi que su...abogado Howe va a quedarse con todo, al final él no tenía familia—dijo muy segura Christina y Valentina asintió.

—¡Mierda!—se escuchó a lo lejos, justo en donde se cancelaba la cuenta.

Valentina trató de buscar la persona dueña de la voz.

—¡Máquina del demonio!—dijo la voz a lo lejos.

Christina y Valentina fijaron su mirada en una joven de aproximadamente 21 años que trataba de poner  una tarjeta de crédito en la caja registradora. Esto hizo que Bradley riera.

—Seguramente viene del campo, patético—dijo Valentina demostrando su egocentrismo al máximo.

Christina dudó unos momentos hasta que decidió ayudar a la chica de piel morena, Valentina suspiró y rodó los ojos.

Al llegar, la morena seguía intentando poner la tarjeta en el lado equivocado.

—Espera, creo que es así, déjame ayudarte—ofreció Christina y la joven asintió avergonzada—Debería de funcionar...que extraño, no encaja—dijo Christina después de intentar, la joven sintió que no solo a ella le pasaban esos errores—Espera, mi amiga maneja muchas tarjetas de crédito, estoy segura que te podrá ayudar—dicho esto corrió hasta Valentina que seguía con su mirada fija en la morena que ahora miraba a Christina.

"Patético" pensó Valentina "Ahora mi socia hace obras de caridad a los pobres" miró a su amiga "grandioso"

—Valentina, podrías ayudarme con eso, realmente las dos estamos perdidas, sé que tú sabes, por favor—La ojiazul negó, y Christina insistió hasta que Valentina cedió.

Caminó con pasos lentos pero firmes en donde se encontraba la morena avergonzada y un tanto molesta por no saber manejar esas cosas, iba a aprender.

—Dame la tarjeta niña—dijo fríamente Valentina, la joven no demoró en dársela—¿Cómo decías que te llamabas?—cambió de tema Valentina mientras veía la tarjeta.

A Step Forward (Juliantina)Where stories live. Discover now