Capítulo 18. ~ Nathan.

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Mientras las horas pasaban, Roxanne y yo encontrábamos maneras para mantenernos calmados y optimistas con respecto a todo. Roxanne tomaba cantidades inimaginables de agua y comía cualquier cosa que pudiera sacar de la máquina expendedora, mientras yo mordisqueaba el dorso de mi pulgar.

La estación de policías en donde nos encontrábamos cada vez parecía más un lugar sombrío y tétrico: las paredes grices no era para nada felices, las caras serias que lucían los oficiales siempre no brindaban mucha hospitalidad y el olor a café penetraba en el aire, volviéndo la atmósfera mucho más nostálgica y triste.

Habían pasado al menos 5 horas y aún no teníamos más noticias. El sheriff no nos había dicho más nada, y eso parecía enfurecer a Josh, quién moría por venir con nosotros, a lo que Roxanne y yo le decíamos que no.

De repente, justo cuando pensaba que la espera no se podía prolongar más, el sheriff se acercó a nosotros y aclaró su garganta. Roxanne y yo ambos subimos la cabeza y lo miramos.

—Muy bien, ¿qué pasó? —preguntó Roxanne mientras frotaba sus manos.

El sheriff nos miró de nuevo con sus ojos azules que no leían nada antes de responder. —No es fácil decirlo, pero, encontraron el lugar donde ella estaba en llamas. Incendiado.

La sensación que la noticia dejó en mi es un poco difícil de describir. Todo mi cuerpo sintió esta sensación helada, y mi cerebro paró otra actividad no relacionada con la noticia por un momento. Sentí la mano de alguien alrededor de mi cuello ahorcándome, aún así, conseguí aliento para decir: —¿Cómo?

—Estaba todo quemado. No pudieron encontrar evidencia o alguna guía o pista para saber en dónde estaban, porque todo estaba ardiendo. Cuando lograron controlar el fuego, los bomberos que estaban en la escena buscaron cuerpos, pero no encontraron nada. —hubo una pausa—. Lo cual es bueno. Porque significa que tu chica no murió quemada.

—¿Entonces quiere decir QUE ESTÁ MUERTA PERO QUE MURIÓ DE OTRA MANERA? —Roxanne se abalanceó sobre el sheriff, pero la detuve antes de que ambos quedáramos tras las rejas al menos por una noche.

Estaba tratando de controlar mi respiración. Lo único que podía pensar era inhala, exhala. Inhala, exhala. —¿Puede decirnos toda la historia?

—Cuando mis oficiales fueron a su trabajo, le preguntaron a sus compañeros de trabajo si sabían algo más de ella, y todos respondieron que no. Después alguien agregó que la última vez que la habían visto, había dejado su bufanda en el trabajo, así que se la dieron a uno de los oficiales, y el oficial se la dió al FBI. Ellos, por suerte, la llevaron cuando fueron a rescatarla y sus perros rastrearon el olor. La encontraron inconsciente a unas 3 millas de la cabaña. Su cabeza estaba sangrando y sus condiciones eran muy, muy malas, por lo que una ambulancia se la llevó al hospital más cercano en Connecticut. —el sheriff concluyó.

Quería llorar de la alegría, pero nada de eso ocurrió.

Ella estaba viva.

—¿La podemos ir a ver? ¿En cuál hospital está? —pregunté, con las esperanzas altas.

—Aunque les dijera en donde está, no podrían verla. Este es un caso tratado con el FBI, y las primeras horas son críticas. Estoy seguro de que atenderán sus primeros auxilios y después la transferirán a un hospital aquí, en Boston.

Justo en ese momento, el celular de Roxanne comenzó a sonar. —¿Hola? —contestó mientras el sheriff pausaba un momento.

—Entonces, ¿no sabe cuánto tiempo va a pasar antes de que la traigan para acá? —pregunté, colocando mis manos en los bolsillos de mi pantalón.

—Lamento decirte que de verdad no sé, pero casi siempre son pocas horas. —contestó el sheriff.

Hubo un momento de silencio mientras Roxanne seguía hablando. —Y... ¿No sabe cómo está ella?

El sheriff suspiró antes de decir algo, pero Roxanne lo interrumpió después de guardar su teléfono. —Era Aubree. Viene para acá. Acaba de leer el mensaje que le había mandado porque estaba en clases. —Roxanne terminó de decir y luego se volteó hacia donde estaba el sheriff, viendo que él estaba a punto de decir algo y ella lo había interrumpido—. Lo siento.

—No importa. —contestó el sheriff—. Como decía, está inconsciente y no ha reaccionado. La contusión debe haber sido grave. Estoy seguro de que está en buenas manos.

—Y, sobre quién hizo esto, ¿aún no saben? —Roxanne preguntó con una voz cansada.

—Aún no.

Después de esperar un poco más, Aubree llegó alterada.

—¿Qué pasó? ¿Está bien? ¿Dónde está? ¿Dónde la tienen? —dijo mientras caminaba hacia donde nosotros estábamos, y estoy seguro de que media estación de policías la puedo escuchar.

—Hey, cálmate. —dijo Roxanne y suspiró mientras la veía. Ambas se abrazaron.

—Lo siento, yo... Es que no lo creo. —respondió.

—Bienvenida al club. —me paré de la silla en la que estaba sentado para saludarla.

Aubree me miró con cierta compasión en los ojos. —Oh, Dios. Nathan... Yo... De verdad lo siento. Debes estar destrozado. —dijo antes de abrazarme.

—Yo... Estoy bien. Eso creo. —dije cerca de su hombro.

Cuando se retiró del abrazo me miró a los ojos. —Te ves terrible.

Carraspeé antes de contestar. —Me siento terrible.

Cuando ya todos terminamos de lamentarnos, pusimos al tanto a Aubree de todo lo que estaba pasando, diciéndole cómo fue que nos enteramos y qué había pasado cuando la policía la fue a buscar. Pasamos mucho más tiempo en silencio, sin decirnos ninguna palabra entre nosotros, cada uno muy profundos en nuestros pensamientos.

Tal vez fue un milagro, pero supongo que me quedé dormido, porque cuando Roxanne me despertó diciendo que había recibido una llamada de Josh diciendo que Ashley estaba en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Mount Auburn todo simplemente parecía un sueño. 

Hopeless? ~ Tercera parte de Loverboy.Where stories live. Discover now