Capítulo 7. ~ Ashley.

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Los días pasaron mientras mi necesidad de tomar un baño y cepillar mis dientes aumentaban. Quería poder acostarme en una cama decente para que el dolor de espalda que tenía se marchara de una vez por todas. Sentía el deseo de poder dormir normalmente de nuevo. Aquí me encontraba yo, en total y completo insomnio, a la deriva de la oscuridad de los sueños y la claridad de la realidad. 

Más que todo, el sueño comenzó a afectarme. Cada minuto que pasaba hundida en mis pensamientos era como hundirme un metro más bajo la tierra. Estaba acabando yo misma con mis esperanzas, y lo único que ocasionaba eso era el constante repiqueteo de mis propios dientes y el temblor nervioso de mis manos. 

Me era muy difícil mantenerme viviendo en la realidad. Tenía episodios en donde de repente perdía la consciencia, y me despertaba cubierta en sudor, aunque afuera la temperatura era muy baja. En esos momentos de despertar, me encontraba a mí misma sintiendo cada pequeño estímulo exterior e interior. Era como si mis emociones se agudizaran y todo mi cuerpo era esta máquina diseñada para hacerme daño emocional a mí misma. 

Pero debo decir, lo que en realidad me molestaba eran estos escalofríos que recorrían mi espalda como un dedo frío en momentos extraños y al azar. También estaba este sentimiento de presión en mi pecho, como claustrofobia. Y sobre todo, las pesadillas que embrujaban los breves momentos en donde en realidad conseguía dormir.

¿Lo peor? Patrick estaba en esas pesadillas. Y yo también. 

Así que ese día—ya había perdido el sentido del tiempo—cuando desperté alterada después de tener otra pesadilla y noté a Patrick parado frente a mí observándome, casi deseo morir. Nada peor que despertar y ver que tu pesadilla de verdad existe. 

Ya a este punto no tenía fuerzas para hablar. Con cada momento que pasaba sentada allí me sentía a mí misma más y más débil.

—Me molesta cuando haces eso. —Patrick comenzó a decir—. Se supone que estás aquí para acompañarme y estar consciente todo el tiempo. No para dormir siempre.

No hice nada. No iba a gastar las pocas fuerzas que me quedaban en él. 

Con mis ojos casi cerrados, le ordené a mi cuerpo que resistiera un poco más. Traté de dirigirle la mirada una vez más. 

—Te ves tan enferma. —Patrick sonrió. Una ola de nausea, de odio y miedo recorrió mi cuerpo. 

Seguro esa sonrisa era de orgullo, orgullo de verme de esta manera. Todo esto lo había creado él en su mayoría. Sentía las gotas de cual sea la droga que estaba poniendo en mi organismo goteando dentro de la bolsa que colgaba desde el atril, poco a poco infectándome desde adentro hacia afuera, debilitándome con el tiempo. 

Cada vez costaba más respirar. Todo lo que me rodeaba me provocaba malestar. Todo traía una nueva sensación a mi cuerpo, y ya estaba abrumada. Mi mente lentamente se cansaba más, y era más que un hecho que mi cuerpo ya se había rendido. Dionne tenía razón cuando mencionó que esto iba a ser lento.

Cada vez era más difícil diferenciar entre la realidad y el subconsciente. Veía sombras moviéndose en la cabaña, notaba cómo la luz del Sol se derramaba sobre las paredes de madera, sentía cómo las hojas muertas de los árboles crujían bajo el sútil peso del aire... 

El sudor frío que me empapaba sólo lograba hacerme sentir pegajosa e incómoda.

Poco a poco me adentraba en un sueño en donde los labios de Nathan estaban presionados contra mi piel, sanando los puntos donde las agujas habían estado enterradas, los lugares en donde la cuerda me había hecho daño profundo en la piel; un sueño en donde él usaba ropa blanca y su cabello estaba despeinado, y me miraba con esos ojos penetrantes que eran mi muerte. Sus brazos envolvían mi cintura, justo como debería ser, y él plantaba besos en la curva de mi cuello, haciendo cosquillas con su nariz a la piel que se encuentra debajo de mi oído... Y por un momento todo fue muy real. 

Hopeless? ~ Tercera parte de Loverboy.Where stories live. Discover now