Capítulo 28. ~ Ashley.

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Estar en casa después de casi 6 meses se sentía increíble. Claramente, el lugar aún me traía recuerdos sobre mi padre, añadiendo nostalgia a mi ya actual situación.

La estación del tren estaba repleta de personas, algo muy común para la época: todos se movilizaban a diferentes partes del país para compartir el final del año con su familia. Los efectos residuales de lo que había ocurrido hicieron de su parte en esta ocasión, haciéndome sentir completamente solitaria en un lugar colmado de gente. Nathan sostenía mi mano mientras con la otra llevaba su equipaje, mientras que mi madre caminaba al frente de nosotros. Todo estaba relativamente bien, y así me sentía, excepto por la presión constante en mi pecho que dificultaba mi respiración, la cual sabía que pronto se iría.

Karen estaba esperándonos fuera de la estación para llevarnos a nuestros hogares. Al verla sonriendo, subí un poco la mirada y miré a Nathan, como si le preguntara “¿tu mamá sabe algo de lo que pasó?” sin palabras. Él en realidad no reaccionó, sino que me miró fijamente aclarando mi duda. Miré otra vez la mamá de Nathan.

Saludé a Karen y entré directamente al carro, me sentía un poco mareada, con vértigos y ciertamente no estaba en el mejor humor para hablar. Apoyé mi frente en el vidrio y cerré mis ojos. Rápidamente Nathan entró al carro y se sentó a mi lado, poniendo su mano sobre mi pierna.

—¿Estás bien? —La ironía de la pregunta me hizo sonreír un poco—. ¿Qué tienes?

Quería responder, pero justo en ese momento sentí que mi estómago subía hasta mi garganta. Abrí la puerta del carro rápidamente mientras sentía las arcadas apoderándose de mi cuerpo. Vomité en la acera, llamando la atención de varios transeúntes quienes ahora me miraban con cara de asco. Sentí a Nathan atrás de mí, sosteniendo mi cabello, moviendo su mano hacia arriba y hacia abajo en mi espalda. Karen y mi madre ahora estaban paradas cerca de mí. Cerré los ojos y traté de ocultar mi vergüenza, claramente fallando.

Cerré la puerta del carro y apoyé mi cuerpo al asiento, mis ojos cerrados. Nathan me entregó un pequeño pedazo de papel de baño para limpiar mi boca, seguidamente de una botella de agua. Me sentía tan asquerosa, él no tuvo por qué haber visto eso. Ni él ni ninguna otra persona.

Abrí los ojos y lo miré. —Probablemente sólo sean las pastillas y el jet lag, no es una buena combinación. —apoyé mi cabeza en su hombro, sabiendo que me miraba con compasión y que yo no podía soportar esa mirada. Besó mi cabeza.

Pronto, nuestras madres entraron en el carro y lo pusieron en marcha. Mi mamá le preguntó a Karen por James, y honestamente me estremecí un poco. Nathan se dio cuenta, ya que puso sus brazos alrededor mío, enterrando mi cabeza un poco más en su pecho. Karen le respondió que se había quedado con Jess mientras ella nos recogía. Cerré los ojos y traté de descansar un poco para curar mi malestar mientras llegábamos a nuestras casas.

Finalmente llegamos, y sentí la necesidad de vomitar de nuevo, por lo que corrí hacia el baño de mi cuarto y me encerré. Sentí los pasos de alguien siguiéndome, preferiblemente de Nathan. Alguien tocó la puerta sutilmente mientras sentía la bilis en mi boca.

—¡Vete! —grité entre respiraciones agitadas, esperando que mi hiciera caso.

Obviamente no lo hizo. —Ashley, soy yo. Por favor, déjame entrar. —anunció Nathan.

—Quiero estar sola, por favor. —vomité de nuevo.

Sentí que apoyó su cabeza sobre la puerta. —Sólo quiero ayudarte, no me lo puedes impedir.

Para ese momento, ya me sentía demasiado débil. El mundo a mi alrededor se movía de un lado a otro, y sentía la sangre yéndose de mi cara, dejándome más pálida de lo normal. Me paré con las últimas fuerzas que tenía y le abrí la puerta a Nathan.

Hopeless? ~ Tercera parte de Loverboy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora