Capítulo 6. ~ Nathan.

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Comencé a pasar los días sin preocupación alguna, aún así, sentía un pequeñísimo vacío dentro de mí. Sabía que iba a ser difícil estar separados, pero igualmente, no me había preparado para lo que la realidad presentaba. 

Los chicos me habían invitado a salir un par de noches cuando estábamos en Londres solo para animarme, y obviamente lo hicieron. Había sido divertido, y siempre estaría agradecido por tenerlos en mi vida, pero eventualmente tuvimos que regresar a Los Ángeles en donde no tengo edad legal y todo apesta. 

Asistimos a un par de entrevistas y continuamos en el estudio grabando el nuevo álbum. Tomamos unos días de descanso, en los cuales el descanso no salió a relucir específicamente. 

Como siempre, traté de llamar pero no contestó, escribí pero no hubo respuesta. Así que esa tarde, cuando chequeé mi teléfono y miré que tenía un nuevo mensaje de Ashley me sorprendí mucho. 

De: Ashley. 

"Tenemos que hablar." 

Mi corazón comenzó a latir más rápido. 

Para: Ashley. 

"¡Hey! ¿Cómo estás? Te extraño... Y sí, claro, ¿quieres que llame?"

Mordí el interior de mi pulgar mientras miraba la pantalla de mi teléfono, esperando una respuesta. Los minutos pasaron y no obtuve nada, así que la desesperación me venció y decidí llamar. 

Su buzón de voz siempre contestaba al noveno o décimo timbre, así que cuando conté hasta 7 en mi cabeza, supe que no iba a atender. Como sea, esperé a que su propia voz atendiera una vez más para finalmente poder finalizar la llamada. 

Unos momentos después llegó un mensaje. 

De: Ashley. 

"Disculpa, tiene que ser por mensajes. No puedo hablar."

Eso me pareció extraño. Pero decidí no preguntar.

Para: Ashley. 

"Esta bien :) ¿qué pasó?" 

Le di pequeños golpes al piso con mis pies impaciente por una respuesta. 

De: Ashley. 

"Tu y yo, se acabó. Terminamos." 

Me quedé leyendo la palabra una y otra vez. No comprendía. 

Para: Ashley. 

"Es una broma, ¿no? ¡Muy gracioso!"

No estaba siendo sarcástico, de verdad. Se me escapó una pequeña risa. 

De: Ashley. 

"Hablo en serio." 

De inmediato, marqué su número de teléfono y llevé mi celular a mi oído. 

Pasaron los 9 tonos característicos y luego saltó su correo de voz: "¡Hola! Este es el teléfono de Ashley Underwood, lamentablemente no puedo atender ahora. Deja un mensaje y trataré de contactarte nuevo." 

—Ashley, ¿qué estás haciendo? ¿Por qué no contestas? ¿Acaso me estás evitando? —tomé un respiro—. Necesito hablar contigo. No entiendo lo que quieres decir. Por favor, llámame cuando puedas. 

Me senté en la cama y miré la pared. ¿Qué estaba ocurriendo?

Para: Ashley. 

"¿Podrías decirme a qué estás jugando? No es gracioso." 

Me sorprendió ver una respuesta tan rápida. 

De: Ashley. 

"No es un juego, Nath. Terminamos."

Volví a llamar. El buzón de voz respondió de nuevo. Dejé un nuevo mensaje:

—Ashley, por favor, ¿qué estás haciendo? No puedes jugar tan rudo. —pausé—. Llama cuando puedas. 

Marqué el número nuevamente. Nada. 

—Pequeña, ¿qué pasa? Me preocupas. Por favor, responde. Te amo. 

Y otra vez: 

—Ash, no me puedes hacer esto, ¿entiendes? Aunque esto sea en serio, yo no... Tú no puedes estar hablando en serio, ¿no? —por un segundo, me perdí en la duda—. Llámame, ¿sí?

De nuevo: 

—Escucha, Ashley, no puedes ser tan egoísta. Si es una broma, ha llegado muy lejos. Sabes que no me gusta esto. Por favor, responde. 

En ese punto, lancé mi teléfono contra la cama y llevé mi puño apretado a mis labios. Apreté mi mandíbula. 

Ella no era así.

Corrí de nuevo a mi teléfono y dejé otro mensaje: 

—Yo no... No sé lo que hice, ¿está bien? ¿Es por esto que no me has hablado? Por favor... Dime algo. ¿Estás bromeando, no?

Minutos pasaron. Tal vez fueron horas. Y no podía dejar de pensar en lo que había dicho. Sabía que ella no era capaz de hacer eso, pero... Había parecido tan serio. Y pensar mucho en aquello ya me tenía creyendo mi propia duda.

¿Acaso podía terminar esto después de todo? 

Deje sólo un mensaje más: 

—Hola... —aclaré mi garganta—. Creo que sí estabas hablando en serio. Yo... —mordí mi labio, aún en negación. Suspiré—. Está bien, si esto es lo que quieres por el bien de ambos, respetaré tu decisión. —Moví mis ojos a través del techo de la habitación, sintiendo como mi pecho se hundía—. Pero te diré algo, Ashley Underwood: nunca lograrás alejarme de tí. Nunca. ¿Escuchaste eso? No lo intentes más, si eso es lo que tratas de hacer. Siempre te amaré. Siempre. Y no me importa lo que digas. Porque soy tan egoísta. Y no me importa lo que pienses. Siempre lo haré. 

Dejé mi teléfono caer a un lado, resultando en un sonido estruendoso. Salí de mi habitación, adormeciendo por completo todos mis sentimientos, y toqué la puerta de Jay. 

Respondió de inmediato. 

—¿Qué pasó? —preguntó. 

Metí mi mano en mi bolsillo y rápidamente busqué dinero americano. Encontré 200 dólares y los pegué al pecho de Jay. 

—Necesito que salgas y compres 2 botellas de Jameson, o Grant's, o lo más fuerte que tengan en el bar. —Jay me miró perplejo—. Por favor. Ahora. 

Lo que me encataba de Jay, era que, no importa cuán loco era el favor que le pedías, él lo haría, porque él como tal estaba un poco loco igualmente. Alzó una ceja. —¿Estás seguro? 

—No, tienes razón. —comencé—. Mejor compra 4 botellas. 

Hopeless? ~ Tercera parte de Loverboy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora