Hopeless? ~ Tercera parte de Loverboy.

Capítulo 29. ~ Ashley.

Un par de días después de las festividades de Diciembre, los chicos nos vinieron a visitar a mí y a Nathan. Parte de mí pensó que eso estaba mal—deberían estar con sus familias—, pero sabía que había sido con las mejores intenciones. Se sorprendieron al ver que ya estaba mucho mejor, aunque aún tenía repercusiones como pesadillas—nada fuera de lo común.

Lo que me costaba era aceptar el hecho de que no había sido mi culpa, porque la mayor parte de mi ser sabía que, de hecho, fue todo mi culpa. Nathan, como siempre, parecía leer mi mente y saber exactamente en lo que estaba pensando.

—No fue tu culpa. —él diría, susurrando a mi oído.

Lo sé, yo pensaría, y trataría de que las lágrimas no se formaran en mis ojos.

De verdad desearía poder creerlo.

En fin, los chicos se quedaron un par de horas mientras salíamos a tomarnos algo en el mall, hasta que todos finalmente se despidieron porque debían irse. Los mejores momentos siempre eran con ellos, y siempre estaría agradecida por tenerlos en mi vida.

Poco a poco comenzaba a hacer más frío en Gloucester, por lo que prácticamente lo único que hacía era pasar el día entre las sábanas de mi cama, ocasionalmente viendo televisión u otras cosas.

Víspera de Año Nuevo estaba justo a la vuelta de la esquina, y lo que pocas personas sabían era que esa es mi celebración favorita de todas. Algo sobre los sentimientos acumulados subiendo por mi pecho mientras gritábamos la cuenta de regresiva siempre me llenaba. A parte de eso, era un nuevo año, lo que significaba nuevas cosas por hacer, nuevas metas y sueños, y sobre todo, nuevas resoluciones de año nuevo para bajar de peso que nunca cumpliría.

—Buenos días má. —saludé a mi mamá después de bajar las escaleras de mi casa. Ella estaba en la cocina poniendo el agua a hervir. Nathan aún estaba dormido a mi lado cuando yo había despertado, y supongo que James estaba en iguales condiciones.

—Buenos días Ashley. —me saludó con un beso en la mejilla cuando me acerqué a ella.

No pude evitar pensar que tal vez algo bueno había salido de todo esto: la relación que llevaba con mi mamá ahora era más fuerte que nunca, y por eso, estaba sumamente agradecida.

Bostecé antes de sentarme. —Oye, ¿qué vamos a hacer en Año Nuevo?

Mi mamá se volteó y me miró con una cara confundida. —Pues, no sé ustedes, pero supongo que nosotros estaremos aquí, o quizás vayamos a la casa de tu tía.

Fruncí el ceño. —¿A qué te refieres con "no sé ustedes"?

—Oh. —mi mamá dijo—. Supongo que Nathan no te había dicho.

—¿Decirme qué? —pregunté.

Mi mamá me guiñó un ojo. —Mejor espera que él te diga.

Genial. Me daría el beneficio de la duda.

Unos minutos más tarde, después de ayudar a mi mamá a preparar unos sándwiches, escuché alguien bajando las escaleras. Volteé y me di cuenta de que era Nathan, quien puso su mano en mi cintura y me besó la mejilla.

—Buenos días. —dijo y seguidamente saludó a mi mamá con un beso en la mejilla igualmente.

—¿Qué me ibas a decir? —le pregunté.

—Oh, sí. —Nathan parecía poco sorprendido—. Tú y yo nos vamos de vacaciones. —No reaccioné. Él esperó—. ¿Qué piensas sobre eso?

Suspiré. Lo pensé por un momento. No me gustaba la idea de alejarme de mi familia... Pero Nathan. Él merecía más de mí. Más de lo que no había dado desde la última vez que lo vi. Además, sería genial (tratar) de despejar mi cabeza por un momento.