Capítulo 22. ~ Nathan.

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Los días habían pasado y aún seguíamos en el hospital. Algunos de nosotros nos habíamos convertido en residentes permanentes como Jay y yo, y algunos iban y venía, como Roxanne y Aubree. Patrick no había regresado—algo que me alegraba muchísimo, pero a la misma vez me parecía egoísta de él no venir a apoyar a Ashley cuando ella más nos necesita.

En cuanto a Ashley, seguía igual, aunque habían pequeñas mejoras en ella, poco notables, pero definitivamente estaban allí. No necesitaban sedarla para que se quedara dormida, y ya estaba dispuesta a comer sin que la ayudaran. Aún así, no dejaba que me le acercara, y la única manera de estar con ella sin sentirme mal era mientras ella dormía. El doctor Robert siempre me dejaba pasar a verla por las noches, y me quedaba con ella hasta la mañana siguiente. Sin embargo, era una tortura.

A veces, en el medio de la noche la escuchaba gritando por sus pesadillas, cubierta en sudor y apretando sus ojos. Decía palabras que no podía entender y susurraba réplicas. Eran cosas que me hervían la sangre, cosas que me hacían querer encontrar más al bastardo que le hizo esto.

Acerca de eso, la policía ya había encontrado a varios sospechosos y todavía los entrevistaba. Necesitaban testigos para también poder saber quién fue en realidad, y Ashley era la única que podía hacer eso. Dijeron que me iban a llamar cuando la necesitaran.

Mientras tanto, era de mañana, y el cuarto de Ashley a penas se iluminaba. La habían pasado a un cuarto privado en el ala de psiquiatría del hospital yo reposaba a su lado en un sillón. Verla dormir me regresaba a los días en donde todo era normal y todo estaba bien, cuando el mundo tenía propósito y sentido. Verla así era como verla en un mundo donde sabía que ella estaba mejor, donde sabía que podía ser feliz.

Sentí que alguien tocó ligeramente la puerta, y antes de que pudiera salir a ver quién fue, vi que la cabeza de Jay se deslizó dentro cuidadosamente.

—Hey —lo escuché susurrar. Luego miró a Ashley y yo me levanté de la silla, para que nuestro ruido no la despertara.

—Hola. —lo saludé. Se había quedado con Roxanne y Josh en su apartamento la noche anterior.

Hubo un silencio incómodo, que los últimos días se había convertido en un silencio normal y corriente: ninguno de nosotros sabía qué más decir para subirnos los ánimos.

Jay aclaró su garganta. —¿Ninguna novedad? —Me preguntó, cruzando sus brazos y apoyándose de la pared trás de él.

Puse mis manos en mis bolsillos mientras le respondía. —No, nada. Los doctores simplemente la tienen en observación y eso. Creo que la psiquiatra todavía no ha podido hacer que hable.

De nuevo, una pausa.

—Tu crees... ya sabes... —Jay comenzó a decir— ¿Tu crees que se pueda recuperar?

Lo miré por un momento, y poco a poco su cara se fue desvaneciendo hasta que mi mirada ya no estaba enfocada, ya que mi mente estaba muy ocupada en muchas otras cosas.

¿Acaso yo creía que ella se iba a recuperar?

Todo esto dependía de ella. Ella era la única que podía decidir si quería seguir con el juego o si simplemente quería detener todo. La conocía muy bien, y lamentablemente, aunque quisiera poner toda mi fé en ella, se requería de un milagro para que ella pudiera salir adelante.

Miré hacia otro lado, apenado de haber dudado frente a Jay. Aún así, no le respondí.

En mi cuerpo aún estaba la llameante esperanza de que ella quisiera recuperarse, pero no podía presionarla—mucho menos en situaciones como esta. Y aunque tomara una decisión extremadamente egoísta, sabía que para ella era lo correcto.

Hopeless? ~ Tercera parte de Loverboy.Where stories live. Discover now