Capítulo 40.

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"¿Te enteraste de lo de Rollerside?" "Escuché que casi lo mata" "Escuche que lo pueden meter a la cárcel" "Yo oí que su abuela, o sea la directora, lo vio todo" "Dicen que fue por la novia de Alexander"

Faltaban dos meses para graduarnos de la preparatoria y la única razón por la que algunos seguían yendo era por qué querían disfrutar de lo poco que nos quedaba juntos antes de que todos se fueran por caminos diferentes. En otros casos algunos solo iban por el chisme. Esa noche, después de que Alexander me dejara cerca del departamento de Pablo, se fue directo a casa de Max. No sé con exactitud que fue lo que pasó, pero lo que sé es que Alex no se contuvo en lo más mínimo. Por supuesto el mártir de la historia es Max, no tiene más que un par de moretones en la cara y unas, muy exageradas, vendas en la muñeca. Su versión de lo que pasó es una historia exagerada donde Alexander incluso sacó una pistola y amenazó a matarlo sin razón alguna.

Al principio quise negarlo, en mi mente no podía imaginar a Alex haciendo algo como eso, solo veía al chico que me cantó y tocó la guitarra para poder decirme lo que sentía, pero muy en el fondo sabía que sonaba a algo que Alexander Rollerside haría. No era fácil el poder aceptar que el hombre al que amo estaba detenido en la policía de Santa Mónica. Que a pesar de que mi mente me gritaba que me alejara, mi corazón solo latía más fuerte al pensar en el estar con él, el imaginar la sensación en sus manos entrelazadas con las mías, en ese sentimiento inexplicable cuando me besa, así que aquí estoy, en la estación de policía de Santa Mónica, esperando a que después de toda una noche encerrado lo dejaran salir. Sus papás no sabían nada al respecto y su hermana se había quedado encargada con el personal de la mansión.

Después de casi dos horas de papeleo finalmente salió, se veía bastante cansado, la ropa que traía la había usado desde hace tres días. Arrastraba sus pies como si tuviera cemento en los zapatos y en su mirada había una combinación de cansancio, enojo y tristeza. Me estaba mentalizando para un viaje lleno de gritos o en completo silencio, sabía a la perfección que Alex no controlaba tan fácil sus sentimientos, por lo que no tenía expectativas a que pudiera pasar.

Aún con la mirada abajo entró al asiento de atrás de mi, no dijo nada al principio y supuse que eso significaba que sería un viaje callado hasta la mansión Rollerside. El camino no fue diferente, la única vez que habló fue para preguntar sobre Isabella y si estaba bien, lo único que se escuchaba era su respiración pesada, casi como si le costara el hacerlo. No estaba seguro si era por el enojo contenido o por las ganas de llorar, pero por lo que fuera, me partía el corazón el no poder hacer o decir nada para ayudarlo.

Después de lo que para mí fue el camino más largo, llegamos a la mansión Rollerside, supuse que Alexander iba a necesitar un tiempo a solas por lo que ni siquiera me bajé de la camioneta, pero a mi sorpresa el tampoco se bajó.

- ¿Tienes algo que hacer hoy?.- Finalmente habló. Su voz se escuchaba muy rasposa, cansada.

- No, hoy dijeron en la escuela que la próxima semana son los exámenes finales así que aún tengo tiempo para prepararme. - Alexander abrió su puerta para después abrir la mía y extenderme la mano. No sabía que era lo que pasaba, pero no dude ni un segundo en tomar su mano y seguirlo.

Entramos a la mansión aun tomados de la mano y sin hacer ruido alguno. Alex entrelazo sus dedos con los míos mandando una carga eléctrica por todo mi cuerpo. Finalmente, cuando llegamos a su recámara me soltó y puso seguro en la puerta. Aún sin levantar la mirada hacia mí se fue directo hasta su baño y se escuchó como el agua de la regadera se abría.

-Ven. - Gruñó. Me acerqué con miedo hasta el baño y me encontré con su gran y amplia espalda al desnudo, pude ver como tenía un rasguño marcado, no se veía como algo hecho en el sexo, esto definitivamente era un golpe.

Bad Romance [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora