Capítulo 49. Descubriendo cosas nuevas.

3.8K 93 14
                                    

HERMIONE.

Me despierto con la luz de un día soleado y despejado, pero no abro los ojos. Esta vez, Draco no se ha ido sin mí. Puedo sentirlo, mi cabeza todavía está apoyada en su pecho. Me gusta esta sensación, lo admito. Entonces, escucho una risa. Su risa. Y recuerdo de repente que es capaz de practicar la Legeremancia de maravilla. Oh, joder.

-Sé que estás despierta, Hermione. Y pensando en mí, para no perder esa costumbre que tienes. Abre los ojos de una vez y podré levantarme.

Efectivamente, cuándo abro los ojos y alzo la cabeza, puedo ver que ha pasado las manos por detrás de la nuca y tiene una sonrisa burlona en los labios.

-Te he dicho mil veces que no me leas la mente cuándo estoy despistada. Y no me cansaré de repetirlo hasta que me hagas caso.-susurro-. ¿Tienes prisa o algo?

-Sí, un poco. Tengo un partido contra los leones, ¿recuerdas?-pone los ojos en blanco.

-Es cierto. Tengo que volver a la torre.-me incorporo y me siento en la punta del colchón para mirar por la ventana-. ¿Qué hora es?

-Temprano.

Noto sus manos en mi cintura, y me dejo ir. Me atrae hacia atrás de nuevo y termino tumbada bajo su cuerpo. Apoya una mano en la almohada, cerca de mi cabeza. De esa manera, se alza unos milímetros para no obligarme a soportar su peso. Su boca está sobre la mía sin que pueda evitarlo. Mis piernas le rodean por puro instinto. Me agarra las muñecas con ambas manos, y éstas terminan por encima de mi cabeza. Como si estuviera prisionera. Y, en cierto modo, lo estoy. En ese momento me muerde el labio con delicadeza. Una vez. Y luego otra. Inevitablemente, doy un gemido. Sonríe contra mi boca. Me separo y susurro contra sus labios:

-¿No tenías prisa? ¿O es qué vas a volverme loca antes de bajar al campo de quidditch?

-Creo que se arreglarán sin mí durante unos minutos.

Siento su dulce aroma en mi boca y vuelvo a juntar nuestros labios. Giramos y me coloca sobre él. Sus manos se aferran a mis muslos, en la parte que no cubre el pantalón corto. Me estremezco cuándo me besa en el cuello y me pego todavía más a Draco. Nuestras bocas vuelven a unirse, esta vez más dulcemente, hasta que nos separamos. Mi respiración todavía es un jadeo. El chico se levanta de un salto, literalmente. Una sonrisa se dibuja en su rostro.

-Voy a darme una ducha, ¿vale?

-¿Tengo permiso para irme sola?

Me levanto también y él frunce visiblemente el entrecejo. Recojo la capa invisible de encima de su baúl. Creo que está considerando la posibilidad, aunque no le haga mucha gracia.

-No sé.-dice finalmente, y veo que los nudillos se le ponen blancos.

-Puedo llegar yo solita a mi habitación. Además, el castillo está llenos de magos, de alumnos que bajan para ver el partido. ¿Crees que Voldemort se va a materializar de la nada en medio de un pasillo vacío?

Pongo los ojos en blanco y él se acerca a mí.

-No es un asunto que deba tomarse a broma, Hermione.

-Lo sé.-suspiro-. Pero prefiero pensar que todo es una broma de mal gusto antes que vivir con un miedo y una angustia terribles, pensando en que podrían capturarme cualquier día, en cualquier momento. ¿No crees?

Respira hondo, pero no me contesta. Le miro a los ojos, tan grises cómo siempre, antes de interrumpir el tenso silencio que se ha formado.

-Sé cuidar de mí misma. No es necesario que seas tan extremadamente sobreprotector.

Revive la magia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora