Capítulo 30. Sollozos en la torre.

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HERMIONE.

Vuelvo corriendo a la torre de Gryffindor, casi sin mirar por dónde voy. Al llegar allí, Ron y Harry me esperan en la puerta.

-¿De dónde vienes? Hermione, tenemos que hablar...

Ignoro al pelirrojo y subo de tres en tres las escaleras hacia mi cuarto, cerrando de un portazo.

Mientras me tapo la cara con las manos, las lágrimas se deslizan por mis mejillas. ¡Soy una completa idiota! Había pensado que Malfoy era bueno, que lo había hecho todo para protegernos e incluso que había cortado con Pansy por mí. Después de hablar con Zabini me sentía realmente bien. ¡Pero no! Han tenido que aparecer el prepotente ése acompañado de una chica. Vamos, absolutamente genial. Ahora seguramente resultará que Malfoy y sus compinches resucitaron a Voldemort por ansias personales de poder o vete tú a saber el qué. La traición sigue viva en mi mente, como si ésta no quisiera permitir que me olvidara. Y seguramente él corto con Pansy para estar con esa rubia. ¿¡Cómo he podido ser tan extremadamente estúpida?!

Me limpio las lágrimas con furia, cuándo se escuchan unos golpes suaves en la puerta.

-¿Puedo pasar?-dice Ginny con voz calmada.

-Adelante.-respondo lo más tranquila que puedo.

La chica se sienta en el borde de la cama, junto a mí.

-¿Qué ha pasado? Cuéntamelo, por favor.

Doy un suspiro. Necesito desahogarme.

-Fui a hablar con Zabini. Fue agradable y me contó un montón de cosas buenas sobre Malfoy, que me quería y eso. Casi me lo había creído, ¿sabes?-vuelvo a suspirar-. Cuándo salí de la Sala de los Menesteres me encontré con Niall y decidimos dar un paseo. Pero en ese instante apareció Malfoy acompañado de una chica. Nos miramos duramente, fue horrible y yo... No pude soportarlo. Eché a correr y me largué de allí.

Ginny asiente con la cabeza cuando termino.

-Te entiendo, pero me temo que no puedo opinar en esto. Es algo que debes pensar y decidir tú, con calma. Sólo tú sabes lo que sientes.-la pelirroja suspira-. Ahora no puedo pararme más para hablar, he quedado con Luna y Neville para estudiar Herbología. Y hablando de querer y estudiar... Ron me ha pedido que te diga que quiere subir a verte, que necesita hablar contigo. Y me manda de mensajera.-hace una mueca divertida, poniendo los ojos en blanco-. Nunca te negaré que tiene el sentimentalismo y el tacto de un ladrillo viejo.

Me río ante su tono.

-Los chicos no pueden subir a los dormitorios femeninos.-digo rápidamente, pero la pequeña Weasley sonríe.

-Los mayores sí pueden, Herm, pero necesitan el permiso del dueño. Es decir, tú.

-¿Cómo sabes tantas normas?-alzo las cejas y ella se encoge de hombros. Realmente, yo ya conocía esa norma, pero no quería recordarla.

-No se sobrevive en un mundo de tíos sin conocer unas cuantas normas básicas.-esboza una sonrisita y yo me río.

-¿Sabes? Mejor no pregunto.-suspiro-. Está bien, puedes decirle que suba.

Ella sonríe como un gato.

-Así no vale, tienes que pronunciar esto.-me tiende un arrugado pedazo de pergamino.

-¿Latín? Vale...-suspiro otra vez y levanto la varita-. ¡Nunc potest intrare!

Al momento, en el aire se produce una especie de cambio, una variación similar a la producida por algunos hechizos protectores.

Revive la magia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora