Eres mi esposa

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El vestido acaricia levemente sus rodillas y cae hasta sus tobillos. La tela es fría, suave y se ajusta perfectamente en los lugares correctos. Aunque no es un vestido nupcial, parece serlo. Con pedazos de encaje que adornan el escote, tirantes delgados y un bello listón justo arriba de su enorme barriga.

Da una voltereta sintiendo como éste forma ondas a su alrededor, cuando se detiene su mirada se enfoca en el calendario que cuelga a un lado.

Aún le parecía imposible de creer que había pasado tan poco tiempo, es como si sintiera que había vivido tanto, es difícil de asimilar todo lo que había pasado en menos de un año. Parecían décadas.

Pero estaba ahí mirando su reflejo en el espejo, sonriendo como una niña pequeña, estaba frente al objeto que la había visto llorar, quedarse dormida después de ver trillones de filmes, quien la vio probarse su primer vestido de novia, el testigo de cómo sus bebés crecían cada día un poco más dentro de su cuerpo.

Y todo era tan irreal.

Pero, lo que lo hacía increíble era lo real que era. Podía bajar sus manos y tocar su estirada piel para sentir los movimientos de los dos niños en su interior, podía subir su mano izquierda para observar el brillante que significaba un compromiso, o simplemente podía doblar el cuello para notar el fuerte cuerpo detrás de ella, un Justin con ojos grandes y sonrisa nerviosa.

-No deberías hacer movimientos tan bruscos –susurra.

-Solo fue una voltereta –sonríe-, me he cuidado bastante ¿no lo crees?

Él hizo un movimiento con la cabeza que ella no pudo identificar negativo o positivo, después se acercó y besó su nariz para luego darle atención a sus labios, moldearlos primero con un dedo y luego seguir el mismo camino con sus propios labios, acariciando, saboreando.

No parecía cansarse nunca de esto, de acercarse a ella y sentirla entre sus brazos, y ahora podrían estar así... para siempre.

-¿Estás lista?

-Sí

-Te amo –tomó su mano con fuerza, dirigiéndola hacia el auto.

El registro civil se encontraba en una zona cercana al departamento, o al menos eso pareció, no estaban seguros si era por el poco tráfico (algo realmente sorprendente en estas épocas y esta ciudad), o porque todo el camino lo gastaron riendo y cantando al compás del radio.La ceremonia es en un pequeño cuarto mayormente blanco y muy acogedor, el sacerdote empieza a decir algunas palabras, las que se escuchan siempre... qué es el matrimonio, cuánto debemos valorar el amor y tratar de mantenerlo vivo, aunque sinceramente en el punto de vista de Justin el amor que siente por Miley nunca morirá, después narra una historia corta, de dos personas enamoradas.

Miley suelta un suspiro cuando escucha que es el momento de los votos.

Los había empezado a escribir desde hace doce días justos, había momentos en que simplemente se ponía a hablar sola o a narrar en su mente todo lo que pudiera o quisiera decir, podía ser a medianoche o mientras tomaba la ducha cuando una idea salía de sus labios/mente, y simplemente lo escribía en lo primero que encontraba.

Se hubiera juntado todas sus ideas habría tenido que traer servilletas, celulares, notitas, libretas y hasta el brazo de su hermano, que había usado como pizarrón cuando una frase llegó a su mente mientras compraban ropa.

Los votos siempre habían sido su parte favorita de las ceremonias, eran algo muy interesante de escuchar, podías encontrar desde votos copiados de internet o sacados de alguna película hasta votos de amor que salen del corazón de la persona y que, de tan hermosos que son pueden llegar a provocar sentimientos encontrados en la pareja o en los invitados.

El farsante (Miley Cyrus & Justin Bieber) ©Where stories live. Discover now