Quiero tu apellido

1.3K 61 2
                                    

Justin dobló en la esquina mientras se tallaba los ojos y la nariz, que desesperante. Casi le había dado un ataque al escuchar a Miley decirle que Olive estaba por ahí en los alrededores, había pasado mitad del día mirando para todos lados intentando encontrarla y había aparecido justo cuando él estaba ocupado y cuando Miley estaba sola.

No cabía duda que a Olive le podía falta un tornillo, pero no era tonta.

La que no cambiaba era Miley, podía ser lo que quisiera pero jamás dejaría esa terquedad que la caractizaba tanto. Suspiro hondamente, no quería que ella cambiara, se había enamorado de ella con todas sus locuras y su poco sentido de la noción y de lo correcto, lo había elegido a él en un momento en que no era correcto hacerlo, pero estaba feliz porque esa decisión es la que ahora los tenía ahí, esperando dos bebés en los cuales ella debería pensar porque alguien como Olive no dudaría en quitarlos de su camino.

Era demasiado difícil mantener todo en orden, después de un problema aparecía otro y otro y otro, ya estaba agotado.

Llega a la heladería, Miley no está ahí.

Suelta un gruñido bajo, le había dicho que no se moviera.

-Oye –llamó al hombre detrás del mostrador.- ¿Has visto a una mujer como de esta estatura –llevó su mano un poco lejos de él a la altura de su pecho, ahí es donde Miley llegaba- ojos celestes, cabello largo? Tenía un vestido verde.

-Vino hace un buen rato, pidió unos helados y después se fue corriendo.

-Sí, eso ya lo sé. Me refería a hace unos momentos, se supone que debería estar aquí de nuevo.

-Oh –hizo una cara rara, como tratando de recordar algo.- no, señor. No recuerdo haberlo vuelto a ver.

Tiró de su cabeza para atrás, ¿qué tan difícil era seguir una indicación? Quédate ahí, no es como si fuera algo a la fuerza, hasta ella le pidió que no se tardara.

-Disculpe señor –un niño le jaló el pantalón a Justin, tenía unos ojos azules grandes y no pasaba de los 8 años. A Justin le pareció tierno- Yo vi a esa mujer.

-¿De verdad? –Se hincó hasta estar a la altura del pequeño.- ¿Viste hacía donde se fue?

Él jaló su paleta de helado bruscamente hacía la derecha, apuntando con sus cortos deditos.

-Por ahí –sonrió mostrando la falta de dos dientes frontales.- Iba con una mujer que comió mucho.

-¿Qué?

-Sí –asintió frenéticamente.- Tenía una panza así –con sus manos llenas de caramelo derretido hace la forma de un estomago gigante frente a él y Justin logra comprenderlo.

Olive se llevó a Miley.

-¿Seguro que se fueron en esa dirección? –velozmente está de vuelta en pie. Mierda, ni un minuto podía tardarse sin que Olive hiciera algún movimiento.

-Seguro.

-Gracias, campeón –agita el castaño cabello del niñito y le regala una sonrisa.

Corre hacía donde los pegajosos dedos de aquel niño apuntaron, pero no logra ver nada. Carajo ¿dónde están?


-¿Cómo vas con Justin? –su voz es tranquila, como si supiera que Justin nunca vendría a intervenir. Miley todavía tenía esperanza. No habían caminado mucho, Olive era muy lenta, o tal vez solo había decido tomarse el camino con calma.

-Todo bien –susurró.

-¿Ya te pidió matrimonio? –el tono curioso resaltó demasiado.

-No.

El farsante (Miley Cyrus & Justin Bieber) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora