Felicidad momentanea

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-NO PUEDE SER. –digo gritando secándome la cara, porque un carro debió pasar a toda velocidad sobre un charco a nuestro lado que nos empapo aún más, y con agua sucia.

Jade solo se ríe, porque él no se ensució casi nada, ya que la que estaba con la espalda a la calle era yo.

-Te dije que la felicidad era momentánea. –sigue riéndose mientras me mira.

Lo fulmino con la mirada y se pone serio.

-Ven, amor. Vamos antes de que resfríes.

Caminamos en silencio hasta la estación de taxis, esperamos uno en silencio, que para el colmo demoró exageradamente.

De camino a casa seguimos en silencio, unas cuantas miradas de reojos y volvíamos a la fría oscuridad de vista a la ventana.

No debemos discutir, es casi nuestros últimos meses juntos, no hay que echarlo a perder por simples boberas.

Me giro para verlo y me apego hacia él poniendo mi cabeza en su hombro, coge mis manos y entrelazamos los dedos, besa mi frente y me susurra al oído.

-Te amo. –suspiro y alzo mi cabeza.

-Yo te amo mucho más. –me acerco más para darle un beso. –y siempre lo haré.

Nuestro camino de vuelta a casa fue silencioso y absorto a nuestros pensamientos.

Desearía retroceder el tiempo y haberlo conocido antes, no ahora que sé que me iré pronto y no lo veré en mucho tiempo, que probablemente ya tengamos vidas diferentes, no juntas. Pero… ¿que son los deseos?  Son solo estados mentales que requieren que el mundo se ajuste a ellos para ser satisfechos.

Vivir el presente no es cosa fácil, pero tratar de cambiar el pasado es un intento inútil y emocionalmente desastroso.

Lo más triste de todo esto es pensarlo, y es totalmente inútil no hacerlo, porque sé exactamente que un día menos es un día más cerca a nuestra separación.

Cuando llegamos, Jade me acompaña hasta la puerta.

-Fue una noche increíble…. Aunque un poco mojada. –me dice mientras caminamos hacia la puerta.

Le sonrío.

-Todas las noches son increíbles cuando estoy contigo.

Me coge de las caderas, me acerca, y de nuevo nos perdemos en nuestro mundo, solo que esta vez no es un beso suave ni cálido, es un beso fuerte lleno de deseo, como si el mundo se acabara mañana, como si nos separáramos… un beso de despedida.

-Jade… -digo en un intento inútil para separarme. Jade sigue besando mi cuello y apegándome más a él. –mis padres pueden vernos…

-No me importan los demás. –se aleja un poco para verme. -Quiero estar contigo, amo estar contigo y no dejaré que nadie nos separe cuando estás a punto de separarte de mí por mucho tiempo.  No ahora April. NO HOY. –dice cogiendo mis mejillas y mis lágrimas empiezan a caer. Trata de limpiarlas con sus pulgares, pero es inútil, la llave de mis ojos está abierta.

-Vente conmigo a París, por favor. –le digo en prácticamente un sollozo.

-Sabes que no es fácil. No ahora. –dice bajando la cabeza.

-Pero… tu hermano vive ahí… puede ayudarte.

No responde.

-Jade… no me quiero separar de ti. Yo… puedo ir a Baltimore contigo. Sé que habrá algo que me guste y podemos…

-No April. –lo miro confundida. ¿No quiere que vaya con él? ¿No quiere estar conmigo? –es tu sueño.

-No si no estás conmigo.

-Esto no es por mí.

-¿Es que no lo ves? –protesto. -Quiero estar contigo, pero si no quieres ir a París puedo ir a Baltimore.

No responde.

-Uhm… ¿acaso no quieres estar conmigo? –pregunto triste.

-No es eso. Es que tenemos sueños diferentes profesionalmente y ambos en lugares distintos, y pienso que no está bien dejarlos solo por una persona…. Quiero decir… en algún momento nos podemos arrepentir de no haberlos seguido. –se coge la cabeza como solo él lo hace. Se lo ve triste, preocupado y molesto. –April… Esto es… No lo sé. No quiero alejarte, pero tampoco quiero retenerte a hacer algo que lo lamentarás. Solo… sigue tu sueño. –se le quiebra la voz.

-De lo único que me arrepiento es de no haberte conocido antes. –le digo limpiándome una lágrima. Sus ojos se pusieron brillantes anunciando sus lágrimas, pero rápidamente me atrajo más hacia él. Abrazados, unidos por un solo dolor, la separación.

No sé cómo podré soportarlo estando sola en París. Cloe se va a Madrid, Kate a Londres, Less y Cristine a Argentina, creo que nunca me he sentido así… De cada día estar más cerca de un olvido imposible, no creo olvidar a Jade con nada, ni con nadie. De pensar que en tan poco tiempo se ha convertido en mi todo. Pero… ¿Quién puede decir adiós después de haber amado y no sentirse partido en dos?

¿Porque el amor nos hace la persona más feliz o la más triste? ¿El amor podrá superar cualquier tipo de barreras? ¿Me esperará Jade? ¿Me enamoraré?  ¿Se enamorará?

 El amor es esa energía que nos mantiene vivos, el amor no muere, porque la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma. El Amor es la energía que da vida. El amor es…. Jade.

-Aun no nos separaremos, aún falta. –le digo con la mejor de mis sonrisas falsas.

-Pero pasará. Y no estoy preparado para eso.

Suspiro y un sonido dentro de mi casa me saca de lugar. –Bueno… tengo que entrar. –mira al piso. –Odio… odio las despedidas. –y de nuevo empiezan a salir mis lágrimas.

-Hey, cariño. –dice limpiando mis lágrimas. –Te amo nunca lo olvides, y esto no es una despedida, No aún.

-Nunca lo haré. Aún tenemos un mes y sé que será peor olvidarte porque será un mes inolvidable.

 

-Y yo me encargaré de eso. Bueno… se hace tarde y la lluvia sigue. –me mira con ternura. –Te amo April. Adiós. -me da un beso. Entro y se va.

Jade Wilde  Una idiota obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora