1. Gisselle Cleveland.

128K 4.2K 928
                                    

Pueeeeeeeeeees, ¡EDUI ha vuelto y Lovanium también, con esta segunda temporada!

Sé que los hice esperar mucho —nah, tampoco eh, sólo un mes—, pero créanme que lo necesitaba.

Quizás en este primer capítulo no les queden claras muchas cosas, quizás no aparezcan los personajes que ustedes quisieran, pero si me dan tiempo y una oportunidad, les aseguro que poco a poco llegará todo.

Por favor, denme la oportunidad de ser quién les quite el tiempo leyendo, ah.

.

.

.

Un pitido tan irritante como provocador de instintos asesinos fue lo que me despertó de mi glorioso sueño y me detuvo de inundar mi habitación con saliva.

Levanté la cabeza con pesadez en busca del maldito aparato para poder lanzarlo por la ventana, pero mi visión estaba nublosa. Tanteé en la mesita de a lado que tenía, y después de unos segundos por fin sentí el celular vibrar dentro de mi mano hecha puño.

No, todavía no era Superman, por lo tanto, todavía no podía destruirlo con mis manos.

Presioné a lo idiota la pantalla y me lo pegué al oído, volviéndome a echar sobre la cama cual bella doncella, aunque poco tuviera de bella.

—Hrgm —gruñí a la bocina.

—Gisselle, Gisselle —exclamó la voz de Eleazar con bastante dramatismo impregnado, demasiado para mí a esas horas de la mañana—. ¿Es que algún día cambiaréis?

—Eres un idiota —le dije, dispuesta a colgarle, pero la verdad era que tenía mucha flojera como para despegar el celular de mi oreja.

—¿Yo? —soltó una carcajada de las suyas, de esas roncas y bastante graciosas—. La idiota aquí eres tú: si en cinco minutos no estás abajo juro que te dejo.

—¿De qué hablas, imbécil? —pregunté, recuperando poco a poco el conocimiento—. Es domingo.

—No, linda, es lunes por la mañana y si no estamos en la escuela en quince minutos nos dejan sin examen.

Corrí, salté, di piruetas y… Bah, no, pero sí me apresuré.

Salté de la cama, con el profundo pesar de que tener la suavidad de mis sábanas, sin preocuparme por dejar a Eleazar hablando solo y corrí hacia el armario.

En un par de segundos, la increíblemente fabulosa y veloz Gisselle ya tenía puesta la falda color caqui ajustada, la blusa blanca de botones puesta y el saco azul marino con la doble u, la hache y la ese entrecruzadas, escudo de Waldorf High, el calzado deportivo bien puesto. Y no, no estaba bromeando, realmente la práctica hacía al maestro.

Ahora que estaba en último año, cada examen era de suma importancia, y cada célula, mugre, piel muerta o cabello de mi cuerpo estaba consciente de ello, así que al final resultaba ser bastante rápida pese a mis años de experiencia siendo tortuga.

Tras un pequeño traspié gracias un cepillo que había decidido caerse justamente en medio de mi camino, llegué hasta la sala, donde tenía mi sencilla maleta roja y salí corriendo de mi departamento, hacia el infierno.

Corrí hacia el ascensor y oprimí el botón con la flechita hacia abajo como si mi vida dependiera de ello.

Oh, Yisus, no he sido una chica perfecta, y la vez que golpeé a Jessica fue un tipo de justicia violenta, no maldad. Oh, Yisus, por favor, sólo permite a esta alma desgraciada llegar a tiempo.

Locos y enamorados (EDUI #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora