15. Richard Russel.

53.4K 2.9K 763
                                    

¡Holaaaaaaaaaa! Ya sé, casi media hora tarde, pero me tuve quedar a última hora arreglando unas cosillas del capítulo e incluso así creo que se me fueron algunas. :C


De cualquier forma, disfruten mucho el capítulo que fue con amor, sangre, sudor y lágrimas. <3





Fue algo suave, al menos al principio. Un toque, apenas un contacto tímido, fue eso, al menos hasta que decidió responderme.

Se enderezó y rodeó mi espalda con sus brazos, para apretarme más hacia él, mientras que sus manos subían y bajaban desde mis hombros hasta mi espalda baja, en suaves movimientos que sólo lograron erizar mi piel.

El beso era diferente a cualquier otro roce que hubiéramos tenido antes. Era más ansioso, aunque dulce, más necesitado, más desesperado, como dos amantes que se reencuentran después de años.

Fue en ese momento que mi di cuenta de que, además de deseo, estaba llena de temor.

Una conocida sensación inundó mi estómago, al igual que una presión en mi pecho.

Eso fue lo suficiente para hacerme parar, por más doloroso que fuera separar mis labios de los suyos.

No obstante, no fui yo la quien se alejó primero.

—No —dijo, distanciando con sus manos mi rostro.

Sólo era un suspiro el que nos separaba, y aun así, por más diminuta que fuera la distancia, se sentía dolorosa.

Me esforcé por mirarlo a los ojos y no a los labios, tal y como él lo estaba haciendo en ese instante. Me maravillé con el color chocolate de sus iris, y lo largo y espeso de sus pestañas, y entendí porqué me atraía tanto, así como porqué no podía dejar que esto volviera a pasar

Y no lo haría, nunca más.

—No —repetí.

  

Debo decir que después de aquel encuentro, ambos supimos actuar como los chicos maduros que éramos.

Y con maduros, me refiero a fingir que nunca pasó.

Seguimos con la dinámica de las preguntas, y para las nueve de la noche, había unos cuantos datos más que había aprendido sobre Paul:

Su color favorito era el negro, había perdido la virginidad el año pasado, le tenía miedo al olvido, al fracaso y sentía cierto recelo por las alturas, de pequeño quería ser bombero, empezaría este segundo semestre con clases particulares, no sabía la razón, pero dejaría de asistir a su escuela; no quería casarse, pero sí tener de dos a cuatro hijos, prefería a las morenas sobre las rubias (no estaba muy segura si había sido para molestarme), su mejor amigo se llamaba Christian Levin y su mejor amiga Kristina Nicholson.

—Pues, creo que es hora de irme —anunció, poniéndose de pie del sillón, que es donde nos habíamos trasladado para comer un poco de helado y ver Supernatural—. Necesito conducir un par de horas todavía.

—Eh, sí, sí —Me aclaré la voz, mientras fingía estar de acuerdo—. Tienes razón, ya es tarde y todavía te queda un largo camino de regreso.

Locos y enamorados (EDUI #2)Where stories live. Discover now