Locos y enamorados (EDUI #2)

21. Pésima idea.

¡Hola a todos! Buenas noches tengan todos ustedes, con la novedad de que en esta ocasión no me tardé los mil años en actualizar.

Mil gracias a: @AlbaCherry @DreamLagoon @Warrior15th @Itsdangerharry @Rousseff7w7 @DayisAntelo @SJCadena1 @AruasiSargav1  Leer sus comentarios me hace muy feliz.

Por favor, disfrútenlo.

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Para ser sincera, seguía creyendo que esto era una pésima idea.

De hecho, de todas las pésimas ideas que había tenido a lo largo de mi vida, sin duda esta era una de las más estúpidas e irracionales, lo cual ya era mucho decir, ya que estadísticamente, la gran mayoría de las ideas que se me ocurrían eran estúpidas.

Volví a bajar la vista hacia mi celular para ver la hora, y tal y como esperaba, apenas habían pasado tres minutos desde que había visto el reloj digital, pero era así como había estado prácticamente desde que había salido de la cama, impaciente y nerviosa.

Tenía los nervios de punta y cada vez que alguien decía mi nombre, daba un salto por los nervios, mis piernas se movían sin control alguno y mis uñas me provocaban repulsión de tan mordidas que estaban.

Aunque si lo pensaba con detenimiento, llevaba en ese estado taquicardico durante los últimos dos días, desde que había recibido la nota de Richard.

Había estado elaborando un plan para poder escaparme de la escuela y acudir a la cita sin que mi padre se diera cuenta, pero sólo faltaban unos minutos para que lo pusiera en marcha y mis dudas eran más grandes que nunca.

No estaba segura de qué era lo que buscaba de este próximo encuentro, pero si había alguna posibilidad de hacer entrar en razón a mi padre de que Richard no era de fiar, haría todo lo posible para demostrárselo.

Volví a mirar la pantalla de mi celular y me di cuenta de que ya era hora.

Levanté rápidamente la mano, percatándome pronto de lo desesperada que me iba a ver frente al profesor.

—Disculpe, profesor —carraspeé—. ¿Me permite ir al baño?

—Cleveland, ya sabe que no me gusta que...

—Es por un asunto de chicas —respondí rápidamente con la sonrisa más incómoda que podía fingir para que me creyera.

Al principio el profesor dudó, pero después de un par de segundos de pensar en lo poco que le convenía iniciar una discusión con ese tema de por medio, se limitó a asentir y proseguir con su explicación.

Me levanté procurando no verme con demasiada prisa, pero una vez que estuve fuera del alcance de mis compañeros de clase, salí corriendo a toda la velocidad de lo que mis piernas eran capaces.

Los pasillos estaban prácticamente vacíos, lo único que se escuchaba era el rumor de las clases y mis pisadas apresuradas en dirección a la salida. Antes de llegar a la puerta reduje la velocidad y me pegué a uno de los muros, asegurándome de no ser vista por nadie de afuera.

Del otro lado de las puertas, justo en el estacionamiento, pude divisar a Angelina junto a la alta figura de Vincent. No podía verlos bien ni escucharlos, pero al cabo de unos segundos vi cómo mi guardaespaldas subía furioso a su coche y arrancaba a toda velocidad, lo que me dejaba en claro que el plan iba saliendo a la perfección.