Resignación

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« La tierra está conformada por dos capas

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« La tierra está conformada por dos capas. La primera: la corteza, es donde habitamos los seres vivos inteligentes, donde la luz del sol y el agua han posibilitado la vida y lo seguirán haciendo mientras contemos con los recursos suficientes. La segunda capa, fue en el principio de la creación de nuestro planeta la primera en albergar vida, gracias a un sol interno que irradiaba calor; y en medio de ambas, en las cavernas, solo un tipo de criaturas pudieron existir: los dragas, criaturas de la oscuridad que no necesitan de agua, solo se alimentan de la energía que emanan los seres vivos.

Lo humanos en la superficie no teníamos conocimiento de las razas que se desarrollaban bajo nuestros pies. Donde un segundo mundo existían en el mismo interior de la tierra. Un mundo tan majestuoso como el nuestro, donde una raza inteligente y más antigua gobernaba.

Esta raza, llamada unua, es muy similar a la humana en sus características físicas, sin embargo, es más evolucionada. Ellos llamaban Kerno a su mundo, el concebido en el centro del planeta tierra. Su sociedad funcionaba basada en tres tipos de unuas: Los científicos y hechiceros, estudiosos de la magia y la naturaleza; los obreros y trabajadores que hacían uso de su fuerza física y resistencia para cultivar y construir; y por último, el grupo más reducido, pero poderoso, era el de los guerreros, que combinaban magia y destreza física para el combate.

Su vida consistió durante siglos en comprender al cosmos, luchar batallas y resolver conflictos entre sus naciones y, eventualmente, debían también combatir la amenaza que los dragas les suponían, puesto que atraídos por la gran energía concentrada en Kerno, buscaban rutas de escape de las cavernas.

Los unuas tenían conocimiento sobre el mundo del exterior, el de la corteza, y hacían uso de puertas distribuidas por los siete continentes de Kerno para salir a explorar cada cierto tiempo nuestro mundo.

Su vida transcurría en un perfecto equilibrio, estaban muy unidos a la naturaleza y mientras cuidasen de ésta, su sol les seguiría brindando energía.

Mas pese a estar en un íntimo contacto con los espíritus, el daño producido en la corteza terrestre durante el cataclismo del siglo veintiuno, los afectó también a ellos.

Grandes temblores crearon grietas en sus mares y tierras cóncavas, abriéndoles nuevas entradas a los dragas y su sol fue perdiendo intensidad.

Al pasar los años su mundo fue destruyéndose, paulatinamente sus especies migraron a la superficie y a cambio los dragas ingresaban con más frecuencia.

Preocupados por este hecho, en el año dos mil ciento veinticinco antes de la restauración, los guerreros unuas comenzaron a sacar a los dragas de su territorio hacia la superficie terrestre, exterminándolos y obligándolos avanzar. Finalmente doce años más tarde, el sol interno se apagó por completo, se hizo la oscuridad total en Kerno y se extinguió todo ser vivo. Solo sobrevivió el grupo de guerreros que logró llegar junto a los dragas a la superficie terrestre que había sido azotada por el cataclismo.

El tesoro de Charleen (Foris #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora