El trato más conveniente

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Después de atarla y amordazarla con una facilidad que resultaba vergonzosa para Charleen, la subió a su hombro y la cargó cual bulto

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Después de atarla y amordazarla con una facilidad que resultaba vergonzosa para Charleen, la subió a su hombro y la cargó cual bulto.

—Deja de moverte, te quieren viva, no especificaron en qué condiciones —amenazó a la muchacha que intentaba escapar, haciendo uso de toda su fuerza.

Liaw comenzaba a moverse ágilmente, elevándose sobre los tejados de casas bajas, haciendo uso de rutas solitarias, pese a que la velocidad con que se movía, lo hubiera hecho pasar desapercibido aún en la más atestada carretera.

Charleen cerró los ojos, ver el suelo y los techos moviéndose a una vertiginosa velocidad le causaba un fuerte mareo y nauseas. El aire también se le cortaba y Liaw pareció percatarse. Ya estaban lo suficientemente lejos como para que sus gritos no fuesen escuchados, así que le quitó la mordaza, dándole otra vía para respirar.

— ¡¿A dónde diablos me estás llevando?! ¡¿Quién me quiere viva?! —gritó en cuanto su boca se vio libre.

Liaw se arrepintió de haber soltado la mordaza. La muchacha se mostraba furiosa y le gritaba una sarta de insultos y reclamos a todo pulmón. Ya a punto de volver a taparle la boca, Charleen se alejó e intentó incorporarse.

—No me obligues a noquearte.

— ¡Sólo respóndeme!

—Bien... —Suspiró, si eso la mantenía más tranquila, le contaría los motivos de su "captura"—. Me ofrecieron diez mil piezas de oro por llevarte a Fiso. —Creyendo que era suficiente información, intentó cargarla de nuevo.

Charleen se espantó y palideció de inmediato.

— ¡Emmet! —exclamó, no necesitaba preguntar más para darse cuenta de lo que ocurría. Su prometido había contactado de alguna forma a Liaw, u ofrecido descaradamente una recompensa a quien la llevara de regreso. Ya podía imaginarlo colgando letreros por la ciudad. Debía pensar rápido, no podía regresar. Ethan sin duda estaba lejos y no se había percatado que su hermano se la llevaba—. Ese idiota, no va a pagarte —mintió para disuadirlo.

—Claro que lo hará, más le vale —dijo con tono amenazante. Charleen tragó saliva y una idea se le ocurrió. Liaw sí parecía interesado en el dinero, podía proponerle el trato con el que había intentado convencer a Ethan para que la acompañara.

—Bueno, confórmate con solo diez mil piezas, yo podría ofrecerte mucho más. Diez, incluso cien veces más —fanfarroneó.

Liaw pretendió que tenía interés.

— ¿Ah sí? Háblame de tu maravillosa contraoferta —ironizó.

— ¿Sabes por qué viajo con Ethan? ¿Y por qué nos dirigimos a Ithia? Sé dónde hay un enorme tesoro. Conozco la localización exacta. Cerca de las costas norte de Ithia hay un barco hundido, el cual guarda los tesoros de toda una nación. Es tanto oro y joyas que ni en toda una vida serías capaz de gastarlo.

El tesoro de Charleen (Foris #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora