El nacimiento de Nathe

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La pelea empezó casi de inmediato, sin previo aviso los dos guerreros se hallaron en medio del escenario juntando sus espadas

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La pelea empezó casi de inmediato, sin previo aviso los dos guerreros se hallaron en medio del escenario juntando sus espadas. Todo había sucedido tan rápido que Charleen apenas se dio cuenta. Se puso aún más nerviosa. Abby seguía con la mirada los movimientos de su hermano y de su pareja, alcanzando a percibir lo que sucedía sin dificultad. Charleen sabía que Ethan se movía rápido y había pensado que sería como verlo pelear contra Liaw o Kari, no obstante, con tal ambos guerreros parecían desaparecer y reaparecer en distintos lugares, se dio cuenta que las peleas que había presenciado de él habían sido un simple juego.

Se sentía exaltada, el corazón bombeaba con fuerza y respiraba agitada. Sabía que esos sentimientos no le pertenecían, estaba compartiendo emociones con Ethan, de una forma mucho más intensa de lo que Abby y Neil compartían.

Liaw pasaba la mirada del campo de batalla hacia la humana, dándose cuenta. Se relajó. Si la conexión que compartían era tan fuerte, no necesitaría siquiera avisarle a Charleen cuando usar un hechizo de control, ella se daría cuenta.

La exaltación y la emoción no eran demostradas por los guerreros que observaban el combate. Las batallas siempre los emocionaban, pero en ese caso la lucha entre el miembro más fuerte de la Legión y uno de los Generales era un acontecimiento realmente serio.

La velocidad que los hacía verse como ráfagas de colores borrosos se detuvo de golpe. Ethan permanecía parado y Neil cayó estrepitosamente contra el suelo, con demasiada fuerza, resquebrajando la superficie de piedra dura sobre la que combatían. Ethan sonrió orgulloso, era más fuerte; las mismas marcas que brillaban en su pecho, espalda y brazos lo demostraban, todas esas marcas arrebatadas a sus enemigos suplían perfectamente la falta de su propia marca, de la cual Charleen era la nueva dueña. Neil lucía algunas marcas ganadas durante el último periodo de guerra, en la que había combatido siendo un poco más joven.

Neil se levantó de inmediato, presionando los dientes y la mano alrededor de su espada. Ya comenzaba a entender la forma en la que Ethan luchaba y a conocer sus desventajas. La habilidad del legionario con la espada era insuperable, debía cambiar de arma si quería la ventaja. Envainó su espada sin desprenderle la mirada. Abby lo calmó con su propia paz y con la mente más fría invocó un hechizo en silencio. Dos largas estelas de un rojo brillante surgieron de las palmas de sus manos. Las empuñó como a un par de látigos y manteniendo una distancia considerable respecto a su adversario blandió la estela de luz de su brazo derecho. Ethan comenzó a retroceder esquivando los ataques con tal los látigos de luz tocaban el suelo y lo rompían. El escenario se le acabaría si seguía evitándolos. Neil los movía cada vez más rápido creando ondas sonoras que cortaban el aire. Ethan se detuvo recibiendo la punta de las estelas en una de sus mejillas. Sin darle importancia al hecho de estar acorralado contra el muro de piedra, se limpió la sangre y se elevó varios metros por el suelo, Neil lo imitó, manteniendo sus armas bajas. En el aire, Ethan envainó su espada para tener más movilidad y antes de comenzar el descenso se movió rodeando a su contrincante y apareciendo justo detrás de él. Mas Neil no se sorprendió, al mismo tiempo se dio la vuelta y rodeó a Ethan por la cintura con uno de sus látigos, apresándolo y lanzándolo contra la pared.

El tesoro de Charleen (Foris #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora